Representan solo el 0,35 % de todas las víctimas valencianas inscritas en VioGén, el sistema de seguimiento integral de todas las mujeres en situación de maltrato denunciado, pero son el paradigma de que falta mucho camino por recorrer en el difícil reto de acabar con la desigualdad y la toxicidad en las relaciones heterosexuales. Son las niñas y adolescentes de entre 14 y 17 años que han sufrido violencia machista, habitualmente de un agresor de su misma edad o de una edad similar.

A 30 de septiembre de este año, VioGén contabilizaba 299 niñas de entre 14 y 17 años como víctimas de violencia de género en la C. Valenciana. De ellas, la inmensa mayoría (269) son nacidas en España. Un 90 %. Dicho de otro modo, las jóvenes nacidas en otros países representan solo un 10 % de las denunciantes, un porcentaje muy inferior al que se da al observar la totalidad de las víctimas, donde las extranjeras suponen casi el 40 %.

Aunque es cierto que la mayor parte de las mujeres que sufren maltrato están entre los 30 y los 50 años, también lo es que desde hace una década, las cifras de denunciantes cada vez más jóvenes hicieron que se encendieran las alarmas y se disparasen las preguntas de cómo era posible que, en la era de la ley integral contra la violencia de género, aprobada en 2004, hubiese cada año más casos en los que víctimas y agresores eran apenas adolescentes. Supuestamente hijos de una generación más igualitaria.

Tras años de crecimiento, esa cifra negra de denuncias de adolescentes víctimas ha frenado, pero continúa siendo un expositor siniestramente luminoso de los errores en el camino de la erradicación del terrorismo machista.

De hecho, la cifra crece de manera preocupante si se abre el foco y se incluyen las jóvenes hasta los 30 años: 12.905 víctimas registradas en VioGén a 30 de septiembre. En pocas palabras, el 15,5 % de todas las víctimas valencianas de violencia machista.

Las otras víctimas

La infancia y la adolescencia no solo son diana de la violencia de género porque una pareja o expareja ejerza violencia de cualquier tipo sobre una chica. Desde 2015, con la entrada en vigor de la ley que regula el Estatuto de la Víctima del Delito, hijos e hijas menores de edad de una mujer en situación de maltrato son, a todos los efectos, tan víctimas como su madre. No es una mera decisión de escaparate. Implica que tienen los mismos derechos y protecciones, incluidas, por ejemplo, las órdenes de alejamiento que la progenitora.

Y ese reconocimiento legal no se dio hasta ese 2015 a pesar de cifras tan terribles como que, desde 2013 —antes no hay estadísticas— los agresores machistas han asesinado a 44 niños (cinco, en la C. Valenciana) para ejercer la llamada violencia vicaria sobre las madre o que en estos ocho años, los asesinos machistas han dejado huérfanos a 325 menores en toda España. 44 en la C. Valenciana.

El cambio legal permite, por ejemplo, contabilizar a los niños y evaluar su situación. Las cifras producen cualquier cosa menos indiferencia: la C. Valenciana acumula 357 menores en situación de riesgo cierto y real de que los agresores de sus madres extiendan la violencia física, e incluso letal, sobre ellos. Es más, 227 están en riesgo alto y 73, en extremo, con vigilancia policial constante.

No es el único riesgo que corren. La vulnerabilidad de un menor crece al ritmo de las violencias que sufren sus madres. Con los nuevos protocolos de evaluación del riesgo implantados en 2019, se sabe que en este momento hay 1.078 menores valencianos en situación de maltrato de género expuestos a todo tipo de vulnerabilidades. Hay 388 en riesgo medio, 308, en alto y 57, en riesgo extremo.