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El PPCV de Mazón intenta resituarse ante la extrema debilidad de Casado

La cúpula regional marca ya distancias con Génova ante un partido que da por hecha la renovación

Casado y Mazón, en el cierre de la convención nacional del PP.

La extrema debilidad del presidente del PP, Pablo Casado, ha llevado ya a la cúpula regional a intentar resituarse ante un nuevo escenario abocado a la renovación total en Génova. Si el jueves y el viernes (aunque con menor entusiasmo), el presidente del PPCV, Carlos Mazón, se mantenía todavía alineado con Pablo Casado y su número dos, Teodoro García Egea, las últimas 72 horas han sido claves para hacerle ver que es el momento de saltar del barco y tratar de desprenderse de lo que ha acabado convirtiéndose en un lastre en toda regla. El estrecho vínculo de Mazón con el número dos del PP, Teodoro García Egea, y la total sintonía con Casado le otorgó  el pasaporte a la presidencia del PPCV, pero este apadrinamiento lejos de sumar, resta. 

Tanto Mazón, como su secretaria general, María José Catalá, son conscientes de que tienen que resituarse y que lo más prudente es desligarse de los actuales moradores de los despachos de Génova y refugiarse en sus respectivas agendas, «encapsularse», apuntan fuentes del PPCV.  

Así las cosas, los principales dirigentes del PPCV han optado, bien por el silencio, bien por llamamientos al diálogo y al consenso. Catalá, se centró en su agenda en el Ayuntamiento de València; mientras que Mazón, con actos en Alicante, habló para pedir diálogo y unidad en su partido. Esta será la tónica, afirman. Eso sí, no quiso pronunciarse sobre las posibles dimisiones de Casado y Egea y se ciñó al guion: «Es el momento de que todos pongan lo mejor de sí mismos para que, con diálogo y generosidad, podamos resolver esta situación lo antes posible», dijo. El viernes por la tarde, Mazón mantuvo su confianza en Casado para resolver la situación, pero ya fue evidente su interés en no ir más lejos ni comprometerse con críticas a Ayuso. Entonces mantuvo que la solución no era que «rodaran cabezas». En sus declaraciones de este lunes, Mazón apeló a los afiliados, con los que, subrayó, ha estado «muy en contacto» los últimos días. La mención a la militancia no es casual. Desde que estalló el enfrentamiento entre Casado y Ayuso, existe un consenso generalizado en que las bases prefieren a la dirigente madrileña. Otros cargos relevantes, como el alcalde de Alicante, popular Luis Barcala, también mostraron su distancia con la dirección nacional al pedir que «se escuche al partido y a nuestros votantes». 

Con todo, el principal giro de guion lo protagonizó Belén Hoyo, la diputada nacional del PP y única valenciana en el comité de dirección del PP. Según trascendió, intervino en la reunión de alto voltaje que se celebró en Génova para pedir la dimisión de Teodoro García Egea. 

El giro de Belén Hoyo

La petición de Hoyo, persona del círculo de confianza de Casado, supone, en principio, un bofetón para Casado, consciente de que la crisis ha llegado tan lejos que si cae su fiel escudero, el se queda, totalmente a la intemperie. Hoyo, que fue presidenta de Nuevas Generaciones en València, es un cargo público ya curtido en mil peleas internas y, en cierto modo, una superviviente nata. Su apuesta en primarias por Casado le garantizó su continuidad en el Congreso y un lugar privilegiado en Génova. Su desmarque es significativo de como el PPCV y sus cargos buscan resituarse.

A año y medio de elecciones y con un congreso regional recién celebrado, es extremadamente complicado que los cambios en la dirección nacional alteren el actual panorama orgánico o las candidaturas electorales, pero parece evidente que el PPCV, que había logrado estar totalmente alineado con Génova y cierta paz interna, tendrá que buscar su sitio y también evitar una nueva convulsión interna.

El esfuerzo del PPCV para resituarse altera la agenda del tándem Mazón-Catalá. Y es que será difícil para la cúpula regional desvincularse de una dirección nacional cuya apuesta por Mazón y la Comunitat Valenciana ha sido innegable. La convención nacional y el reventón en la plaza de toros de València el pasado mes de octubre era la imagen de la recuperación electoral del PP, pero también de la reconciliación de Génova con un territorio que durante años fue puesto en cuarentena.

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