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El nuevo mapa del PPCV tras la guerra

González Pons se resitúa con más peso, y Mazón y Catalá están obligados a cambios en su dirección

Mitin final de campaña de Casado en el PP con Isabel Bonig, Pablo Casado, Belen Hoyo y Mª José Catalá, entre otros

El PP debe iniciar este martes una nueva vida, un periodo de transición hacia el congreso extraordinario de los días 2 y 3 de abril que aúpe a Alberto Núñez Feijóo como presidente del centroderecha español. La nueva etapa se abre después de un cisma interno, humeante aún, que va a dejar secuelas y va a cambiar posiciones en el tablero de ajedrez conservador.

El valenciano que sale mejor parado de la crisis es Esteban González Pons. Ha sido uno de los puntales de Feijóo a la hora de dar un paso al frente y ya ha sido marcado como valor importante al confiarle la presidencia del comité organizador del congreso. Lo que sea después es algo que dependerá de él y, sobre todo, de Feijóo. En 2018, cuando este valoró optar a la presidencia del partido, lo quería como secretario general (número dos, el puesto que ahora ocupaba Teodoro García Egea). El valenciano tiene una carrera sólida en Bruselas, pero si el líder lo llama a filas a Génova, es difícil que pueda negarse.

Sea lo que sea orgánicamente, González Pons pasa a ser un referente del partido en la Comunitat Valenciana y una voz influyente. Eso es así. Mientras, los dos líderes del PPCV actual, Carlos Mazón y María José Catalá, salen tocados pero vivos y con la espalda cubierta. No están en la mejor posición porque fueron de los últimos en abandonar a García Egea, y el PP es un partido que recuerda, como ha quedado demostrado en la etapa última. Pero ambos tienen a su favor la ausencia de alternativa y la falta de impulso para crearla. O al menos, nadie considera que lo que pudiera venir sería mejor. Por tanto, tendrán una segunda oportunidad, sugiere el nuevo poder en Génova. Eso sí, tendrán que abrir la mano, deslizan las citadas fuentes. Significa que van a tener que introducir algunos cambios en la cúpula. O eso espera el nuevo poder en Madrid.

De la crisis sale también viva la valenciana que hasta ahora estaba en una posición más cercana a Pablo Casado. Belén Hoyo fue la primera el lunes de la semana pasada en tomar la voz en el comité de dirección del PP para pedir la dimisión de García Egea. Con ella empezó el reguero de deserciones en el grupo parlamentario y en la cúpula popular. Es un gesto que valoran los próximos a Feijóo. 

En situación más delicada queda otro valenciano, Vicente Betoret, que se mantuvo en la guardia de García Egea no hasta el final, pero sí hasta unas horas antes. El futuro orgánico del secretario de Política Provincial del PP es complicado, pero el expresidente en València ya ha demostrado capacidad de adaptación.

El nuevo tiempo en Génova también afecta a notables del partido en la C. Valenciana que han estado alejados de la primera línea. El caso más evidente es el de Isabel Bonig. La expresidenta del PPCV, obligada por Casado y Egea a despedirse, es amiga personal de Feijóo y está bien considerada en su entorno. No se descarta en el partido su recuperación en algún cargo: en València o en Madrid. La otra figura del pasado cuyo nombre revolotea desde que saltó la crisis es la de Francisco Camps, pero parece mucho más difícil una reaparición por todas las connotaciones que implica el nombre del expresidente de la Generalitat.

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