Raquel Tamarit es la sustituta natural de Vicent Marzà. La secretaria autonómica de Cultura llegó a la avenida de Campanar tras el desencuentro entre socialistas y Compromís para seguir como alcaldesa de Sueca en 2019. Desde entonces, y gracias a un carácter muy empático, se ha ganado a los grandes gestores públicos, como al responsable de Les Arts, Jesús Iglesias, y la directora del IVAM, Núria Enguita, a la que animó a presentarse al concurso público para sustituir a José Miguel García Cortés. Pero Tamarit atiende también bastante bien a los pequeños creadores, diseñadores y artistas. Aunque es de las primeras que llega a su despacho de la conselleria -justo detrás de la mezquita- le gusta mucho tocar la calle, y su jornada puede acabar en una función de teatro -público o privado-, una presentación de libro, un concierto o en cualquier festival cultural en cualquier punto del territorio.

El jueves pasado, sin ir más lejos, estaba en primera fila en la concesión del Premi Fira del Llibre 2022 al escritor vasco Bernardo Atxaga, y cuando el autor de ‘Obabakoak’ mencionó a Joan Fuster como uno de sus autores preferidos, Tamarit esbozó una gran sonrisa de complicidad que luego comentó que él. Como suecana y fusteriana anunció dos años antes en este periódico que el 2022 sería proclamado ‘l’Any Fuster’, al que ha dedicado muchas horas, con la intención que la conmemoración del centenario de uno de los mejores intelectuales valencianos fuera lo más internacional posible.

Admite que Joan Baldoví es su modelo político y por eso se afilió en 1997 a Unitat del Poble Valencià (UPV) para, después, pasar a formar parte del Bloc. Aunque ahora es una de las mejores conocedoras del mundo cultural valenciano, proviene del mundo de la educación. Diplomada en Magisterio por la Universitat de València, fue profesora de la escuela concertada Gençana de Godella y del colegio público El Perelló.