El Periódico Mediterráneo

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LA PROVINCIA FUE TERRITORIO DE NEGOCIACIONES CLAVE PARA CREAR LA LEY QUE CUMPLE AHORA 40 AÑOS

La Comunitat de hoy sentó sus bases en Benicàssim

El Consell que preside Ximo Puig se reúne hoy en la localidad donde se gestó el Estatut en el 1981

Los componentes del Consell en Benicàssim antes de la celebración del pleno, junto a la alcaldesa de la localidad, Susana Marqués.. Erik Pradas

El Gobierno de la Generalitat se reúne hoy en Benicàssim para conmemorar el 40 aniversario del Estatut d’Autonomia de la Comunitat, validado en el BOE el 10 de julio de 1982. Es una norma que inició su andadura mucho antes con distintos puntos de Castellón como escenario de citas que fueron clave para que aquel proyecto pudiera llegar a hacerse realidad.

Para el president Ximo Puig, el socialista que dirige desde hace siete años el Consell, fecha y acontecimiento tienen muchas connotaciones, entre las que se halla una suerte de cierre del círculo, ya que fue testigo de excepción y cronista periodístico en Mediterráneo de algunos de los momentos más decisivos en el recorrido inicial de la norma valenciana ocurridos especialmente en Benicàssim, pero también en Morella y Peñíscola.

Mucho antes, en un marco aún preautonómico, y en la ciudad de Castelló, el 30 de marzo de 1976, los presidentes de las diputaciones de Alicante, Castellón y Valencia acordaron solicitar al Gobierno de España las necesarias disposiciones para una autonomía valenciana. Después de que en abril de 1978 se constituyera en València el Consell del País Valenciano, y sufrido el difícil proceso que llevó a optar por la vía valenciana, la del artículo 143 de la Constitución como camino legal hacia el Estatut, acompañada de una ley orgánica que establecería el traspaso de las competencias del Estado, el 9 de enero de 1979, ese nuevo Consell, presidido por Josep Lluís Albiñana, se reunió en Morella, donde recibió un anteproyecto de estatuto, conocido como de Morella.

EL SIMBOLISMO MORELLANO

La ubicación de este simbólico encuentro fue decisión del Gabinete de Presidencia para reconocer las raíces y rendir homenaje al icono de una antigua villa real de gran importancia histórica, cultural y económica, a la que precisamente el centralismo y la falta de autogobierno había aislado. 

Pasarían más de dos años de tiempos intensos y difíciles en plena transición tras la dictadura antes de que del Plenario de Parlamentarios valencianos eligiera el 10 de abril de 1981, a los cinco miembros de la comisión redactora del Estatuto.

Luís Berenguer Fuster por la circunscripción de Alicante y de UCD; Felipe Guardiola Sellés, de la de Castellón y por el PSPV-PSOE; junto a los diputados por Valencia José Ramón Pin Arboledas de la UCD; Joan Lerma Blasco del PSPV-PSOE; y Antonio Palomares Vinuesa por el PCE-PCPV, fueron quienes recibieron el encargo. Se reunieron en el Hotel Azor de Benicàssim y elaboraron el texto del anteproyecto de estatuto en un tiempo récord, ya que el 1 de mayo de 1981 entregaron el documento pactado por los cinco redactores al presidente de la mesa del Plenario de Parlamentarios , el socialista Antonio García Miralles. El pacto se transformó también en símbolo, en forma de un magnolio plantado frente al Ayuntamiento en un acto solemne.

Tal y como lo relata el Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Alicante en uno de los Apuntes de Historia, que fue publicado por la Conselleria de Gobernación, el mencionado plenario dio el visto bueno al texto de Benicàssim en una reunión celebrada en Peníscola el 19 de junio de 1981.

Nada en este proceso fue fácil, con múltiples divergencias, y con una oposición liderada por la UCD que desembocó en un documento que, al final, no tuvo demasiado que ver con el acordado en los distintos enclaves castellonenses. Una de las claves fue la adopción de la denominación valencià para la lengua y Comunidad Valenciana en lugar de País Valencià para la autonomía, lo que rompió el pacto de los cinco representantes de la comisión redactora del Estatuto de Benicàssim. Otro elemento decisivo fue el contenido gráfico de la bandera, en la que se sustituyó el escudo por la corona para salvar las discrepancias.

En cualquier caso, finalmente, tras el paso por el Senado el 7 de mayo de 1982, se promulgó el Estatuto, mediante la Ley Orgánica 5/1982, de 1 de julio, publicada el 10 de julio en el Boletín Oficial del Estado, a la que se solapó, días más tarde la Ley Orgánica de Transferencia a la Comunidad Valenciana de competencias en materia de titularidad estatal, que permitió equiparar en alguna medida la Comunitat a las que accedieron por la vía del artículo 151, la de los territorios históricos. Varias reformas menores se sucedieron hasta la de 2006, donde quedaron en el tintero cambios estratégicos como reducir la vigente barrera del 5% de los votos para poder acceder a Les Corts.

Hoy, en el año de la celebración del 40 aniversario de la aprobación del Estatut, todos los partidos con representación, PSPV, Compromís, Unides Podem y PP, menos Ciudadanos y Vox, reclaman la reposición del derecho civil valenciano, precisamente reivindicando el contenido de la norma de 1982. También hoy, en un año preelectoral, una cuestión de denominación, País o Comunitat, ha dejado clara la fragmentación de las fuerzas políticas en la conmemoración de la ley que rige las instituciones valencianas. La conmemoración bajo el lema Fent País llevó a autoexcluirse de los actos del aniversario a los partidos en la oposición, PP, Ciudadanos y Vox.

Mejor o peor, con más o menos aceptación, el texto aprobado en 1982, con bases que surgieron de territorio castellonense, es la herramienta que ha dado cuerpo a las instituciones valencianas, que aún tienen mucho camino por hacer en el trabajo de cohesionar los territorios de la Comunitat. Uno de sus padres, Joan Lerma, no duda en afirmar que el texto fue «acertado» como herramienta básica para poder avanzar.

Hitos del origen de la ley contados por Puig en ‘Mediterráneo’

Hace ya 41 años, el 2 de mayo de 1981, Mediterráneo dio cuenta en su diario, uno de los últimos en formato sábana, de la entrega al Plenari de Parlamentaris del documento pactado en Benicàssim que sirvió de base para lo que se convertiría, con no pocos cambios, en la ley que regiría las instituciones valencianas. Fue una crónica firmada por el hoy president de la Generalitat, Ximo Puig, quien ejercía de periodista entonces. Mes y medio después, el 20 de junio y por el mismo autor, el diario publicó la buena noticia de que el pleno del Plenario de Parlamentarios dio el visto bueno al texto de Benicàssim en una reunión celebrada en Peníscola. Tras no pocas vicisitudes para la ley, el 11 de julio de 1982, Mediterráneo tituló: La comunidad Valenciana ya es autónoma, una vez recogido el texto en el Boletín Oficial del Estado.

Imagen de las portadas publicadas por Mediterráneo

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