Las picaduras son una de las consultas más frecuentes de dermatología durante el verano, tanto es así que los centros de salud de la Comunitat Valenciana han atendido a 14.510 personas en lo que va de año y, de ellas, más de la mitad (8.954 exactamente) durante los meses de junio y julio, a una media de 149 al día.

Concretamente, la cifra total de personas atendidas este año por picaduras o mordeduras de insectos o artrópodos en la provincia de Castellón es de 1.531 personas.

Las personas menores de 19 años son el grupo etario más afectado por las picaduras de mosquito, seguido de las personas de entre 40 y 59 años, con 4.412 y 3.907 pacientes, respectivamente.

Sin duda, los protagonistas de las picaduras estivales son los mosquitos, que no suelen dar complicaciones, salvo que sean múltiples o de gran tamaño. Su diagnóstico es sencillo, pues se ven varias lesiones pruriginosas en las zonas expuestas.

En la mayoría de las ocasiones no es posible identificar el agente causal y, además, es habitual que los pacientes duden del diagnóstico cuando hay muchas picaduras y no han logrado ver qué las ha causado, pero si se identifica claramente que la causante es una abeja, se debe retirar el aguijón, limpiar la herida y, si existe dificultad respiratoria, acudir al centro de salud.

Qué debemos hacer según el insecto que nos pique

Si lo que pica es una mosca negra, mosquito, avispa o abeja, el purito dura entre 24 y 72 horas, y luego quedan lesiones inflamatorias residuales que desaparecen sin causar cicatriz en 5-7 días, aunque a veces pueden dejar una hiperpigmentación transitoria.

«La mayoría de picaduras de mosca negra, mosquito, avispa o abeja no requiere tratamiento. Ahora bien, si hay una reacción local exagerada, se deben aplicar cremas o pomadas con corticoesteroides, y antihistamínicos orales para el prurito. Si esta terapia no funciona, se debe iniciar un tratamiento con corticoesteroides orales», según explica Pablo Hernández, dermatólogo del Hospital General de València.

En el caso de la garrapata, las personas expertas señalan que lo más importante es extraerla completa con pinzas. En este sentido, se debe agarrar el insecto entre el espacio que queda entre la piel y la boca para evitar que queden restos orgánicos que puedan causar posteriormente reacciones a cuerpo extraño.

«Las garrapatas, en ocasiones, pueden transmitir enfermedades cuyo tratamiento es antibiótico y que sólo se deben administrar una vez confirmado el diagnóstico clínico y microbiológico por una persona experta», añade Hernández.

En la playa, lo más frecuentes son las picaduras de medusa. En ese supuesto se debe limpiar la lesión con agua de mar, evitando frotar y tocar directamente con las manos. Después se han de retirar los restos de tentáculos o partículas de la medusa mediante un paño y, seguidamente, poner frío sobre la picadura.

«La aplicación de frío local, evitando el contacto directo del hielo con la piel, se aconseja en todas las picaduras para frenar la extensión de la inflamación local, excepto en aquellas causadas por animales marinos, como medusas o pez araña.En estos casos, se recomienda el calor, con cuidado de no causar quemaduras, porque hay toxinas en estos animales que se inhiben a temperaturas entre 40-45 grados», apunta el dermatólogo.

La mayoría de picaduras se resuelve por sí misma, pero se aconseja pedir ayuda médica si las reacciones locales son muy exageradas y ocasionan mucha molestia, cuando la picadura empeora con el paso de los días, si se ven afectadas zonas alejadas de ella o hay sensación de ahogo.

Además, cualquier picadura puede sobreinfectarse y llegar a requerir tratamiento antibiótico, siempre tras la valoración del personal médico.