Diana Morant no es la única valenciana que en estos días de quinielas y cábalas sobre la composición del nuevo Consejo de Ministros se juega su continuidad en las estructuras dependientes del Gobierno de España. Hasta una decena de valencianos que hoy ocupan altos cargos relacionados con el Estado aguardan en vilo el organigrama que anuncie Pedro Sánchez y, sobre todo, quiénes ocupen las diferentes carteras, algo que se mantiene en gran secretismo y que se anunciará hoy. 

Las decisiones que tome el presidente del ejecutivo no afectarán directamente a nombres como Cristina Moreno, Francisco Mulero, Carmen Collado o Rita Bosaho, valencianos con responsabilidades en los escalones intermedios del ejecutivo. Sin embargo, las consecuencias podrían ir en cascada en las próximas semanas y que entradas y salidas en la cúspide de sus departamentos acabe provocando movimientos hacia la base como se vio, por ejemplo, con los anteriores pasos de José Luis Ábalos o Carmen Montón en Transportes y Sanidad

Ambos fueron nombrados ministros en el primer gabinete de Sánchez tras la moción de censura en 2018. Su llegada se acompañó del aterrizaje de varios paisanos de la Comunitat Valenciana, al fin y al cabo, es el titular de la cartera quien conforma su equipo y qué mejor que tirar de gente de confianza. Justo Herrera, Ricardo Campos Fernández o Patricia Lacruz hicieron el mismo viaje que Montón de la Conselleria de Sanidad al ministerio y han acabado fuera de este departamento una vez su valeedora se fue. 

Algo similar le ha ocurrido a algunos de los valencianos nombrados por Ábalos como Francisco Toledo, expresidente de Puertos del Estado, o José Vicente Berlanga, ex de Enusa (Empresa Nacional de Uranio). Pero hay quienes se mantienen. Son los casos de Cristina Moreno, directora general del Seitt, y María José Rallo, secretaria general de Transportes, ambas bajo la gestión de Raquel Sánchez, quien parece que no continuará al frente de este área.  

De este ministerio también dependen el comisionado para el corredor mediterráneo, Josep Vicent Boira; el coordinador de Cercanías de la Comunitat Valenciana, Juan Carlos Fulgencio, o el puesto como vocal de Puertos del Estado de Francesc Romeu, todos nombrados por Ábalos en su momento. Posterior, en marzo de 2023 (la última en llegar), fue el nombramiento de Nuria Matarredona como directora general de Agenda Urbana y Arquitectura en este mismo departamento tras su paso por el Botànic. 

La relación de confianza entre quien ocupe el ministerio y sus sucesivos cargos es extrapolable a Carlos Marco. El hoy subsecretario en el Ministerio de Ciencia trabajó previamente con Morant en el Ayuntamiento de Gandia como responsable de Smart City de la localidad. Una salida de la exalcaldesa podría afectar a Marco, aunque el nombre de Morant es uno de los que se señala entre los que continuará en los puestos de honor en el ejecutivo.

Efectos del choque con Sumar

Otros socialistas valencianos que también miran la composición del gobierno son el presidente de la Sociedad Estatal de Infraestructuras Agrarias y exsecretario autonómico, Francisco Mulero; y la directora general para el Servicio Público de Justicia y exdirectora general de Justicia en el Consell con Gabriela Bravo, Maria Àngels García Vidal. Casos anteriores como el de Ana Botella, que fue secretaria de Estado de Seguridad hasta que se remodeló el gobierno en 2020, les sirve de aviso de que los cargos nunca están asegurados cambie o no el ministro. 

Más difícil lo tienen las dos últimas representantes de Podem en el Gobierno de España. Después de la marcha de María Teresa Pérez del Instituto de la Juventud, Carmen Collado, al frente de la Inspección de Trabajo, y Rita Bosaho, directora general para la Igualdad de trato y Diversidad Étnico Racial, son las últimas representantes de la federación valenciana de los morados en el ejecutivo. 

El caso de Bosaho es el más complicado ya que depende del Ministerio de Igualdad de Irene Montero que todo apunta que pasará a manos del PSOE mientras que Collado está en el departamento de Díaz de donde no dimitió para ir en las listas de Héctor Illueca pese a ser la segunda más votada en Valencia en las primarias del partido. Fue la encargada de firmar la multa a Glovo, pero se desconoce si los últimos encontronazos entre la vicepresidenta y Podemos acabará pasándole factura.