La pareja de una víctima de la riada interpone una denuncia por homicidio imprudente: "Han asesinado a mi Candi y nos han matado en vida"

La pareja de Cándido Molina, un hombre de 62 años arrastrado por la riada en Cheste, denuncia en los juzgados de Requena por homicidio imprudente, entre otros delitos, al director de AVSRE, al de la confederación Hidrográfica del Júcar, a la directora de AEMET, a la delegada del gobierno y a dos directivos de la Generalitat.

Cándido y Victoria llevaban 19 años juntos.

Cándido y Victoria llevaban 19 años juntos. / Mediterráneo

Ignacio Cabanes

Valencia

«Ha sido un genocidio camuflado, una masacre», se desahoga, rota por dentro y visiblemente destrozada por fuera, Victoria. «¿Por qué no nos avisaron?», se pregunta una y otra vez sin obtener respuestas la pareja de Cándido Molina, un hombre de 62 años que fue arrastrado por la riada al desbordarse la Rambla de Chiva cuando se encontraba en una caseta de Cheste junto a sus tres perros, dos de los cuales siguen sin haber sido localizados. Harta de mentiras, excusas y acusaciones partidistas, la mujer ha interpuesto esta semana una denuncia en los juzgados de Requena exigiendo justicia por la muerte de su marido, las 223 víctimas mortales confirmadas y las que todavía no han podido ser encontradas.

«Han asesinado a mi Candi y nos han matado en vida a cientos de personas; padres, madres, hijos, …, que hemos perdido las ganas de vivir», confiesa llena de rabia y mucho dolor acumulado durante días. Aunque si por ella fuera iría contra todos, «empezando por Mazón que es un asesino», según remarca, la acción penal se dirige inicialmente contra el director de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Miguel Polo; la directora de la Agencia Española de Metereología (AEMET), María José Rallo; el exdirector de la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias (AVSRE), Emilio Argüeso; el director general de interior de la GVA, Vicente Huet; el jefe del Servicio de Prevención y Protección civil GVA. Jorge Suárez; y la delegada del gobierno en la Comunitat, Pilar Bernabé.

Ese fatídico martes 29 de octubre Cándido, con más de 45 años de experiencia en la hostelería, era el único día de la semana en el que podía ausentarse de su puesto de trabajo en dos locales de la Alameda de València, donde ejercía de mano derecha del dueño. Como era habitual en sus días de libranza, aprovechó para ir con sus tres perros; un pitbull llamado Mambo, Quina (una ratonera valenciana) y Juani (podenco), al terreno de Cheste que heredó de sus padres junto al río. Unas tierras que vallaron y arreglaron él y Victoria para tener ese pequeño espacio de conexión con la naturaleza, con su huerto y sus animales.

A las 10.30 horas se despidió de Candi, esa sería la última vez que lo vería con vida, según recuerda sin poder contener las lágrimas. Ella no lo acompañó porque tenía que trabajar por la tarde en la universitat Politécnica, donde realiza labores de limpieza.

A última hora de la mañana Candi le mandó un vídeo en el que se veía la crecida del río y la proximidad del agua a la caseta. En ese momento, en el que no llovía, ninguno de los dos le dio la importancia que merecía, se lamenta Victoria. «Si llego a pensar ...», no puede continuar, y vuelve a responsabilizar a aquellos que sí debían de haber previsto la tragedia que se avecinaba a esas horas. «El problema es que no nos avisaron, no cortaron carreteras, hubo colegios que sí abrieron esa tarde, vidas que se podían haber salvado».

La denuncia: «No existió ningún tipo de alerta ciudadana oficial y directa previa»

En el autobús de camino al trabajo Victoria recibe dos fotos con la chimenea que había encendido su enamorado –aunque llevaban 19 años juntos seguían como unos recién casados–. Poco después le llama su jefa para decirle que no fuera a la universidad por riesgo de dana. Fue entonces cuando llamó a Cándido para decirle que no se le hiciera tarde y advertirle con la escasa información que había en ese momento –confiesa con pesar que debía de haber hecho más–. Candi le aseguró que antes de que anocheciera estaría en casa.

Pero la siguiente llamada, a las 17.30 horas, que con terror rememora la mujer, dio paso al infierno. «Gritaba como un loco; ‘nos vamos a ahogar, se lo ha llevado todo, no puedo ni hablar’», sus palabras todavía resuenan en su cabeza. Desesperada comenzó a llamar al 112, a la Policía Local de Cheste, a la Guardia Civil, incluso a Capitanía para pedir ayuda al ejército. «Nadie respondía, los únicos que me cogieron el teléfono fueron los bomberos de Requena y les mandé la ubicación de la caseta, pero era imposible que llegaran», se sentía impotente.

Una mentira que la atormenta

«Tengo mucho frío, tengo miedo a perderte, te quiero», la última llamada de Candi, subido en el tejado de la caseta, a las 18.30, era una despedida. «Le dije que aguantara, que iban a ir a por él, le mentí», se atormenta Victoria. 

Durante diez largos días la mujer, junto a su hermana y voluntarios, estuvieron buscando a Candi, hasta que una llamada de la Guardia Civil le confirmó que habían identificado a su marido, hallado a los dos días en un campo de naranjos a 8 kilómetros de la caseta. «Querían que fuera a la comandancia, pero les supliqué que lo que tuvieran que decirme me lo dijeran ya, si me hacían ir era porque estaba muerto».

 En medio de la desesperación de los días de búsqueda una pequeña alegría, al quinto día encontró a la perrita Juani viva, por lo que todavía no pierde la esperanza de que Mambo y Quina pudieran escapar y pide ayuda para seguir buscándolos.

Victoria pide justicia por la muerte de Cándido.

Victoria pide justicia por la muerte de Cándido. / Mediterráneo

En la denuncia interpuesta en Requena se aprecia la presunta comisión de delitos de homicidio por imprudencia, lesiones por imprudencia grave, omisión del deber de socorro, estragos y daños causados por imprudencia, ya que «no existió ningún tipo de alerta ciudadana oficial y directa previa, derivada de la grave situación de alerta hidrológica objetivamente acreditada».

El pasado lunes Victoria acudió a la misa funeral por las víctimas de la dana pero en señal de protesta se quedó fuera de la catedral. «No me invitaron, pero ¿cómo voy a sentarme con los asesinos de mi marido?». El verdadero funeral de Cándido ya se celebró, en él Victoria le pidió perdón por haberle mentido diciendo que iban a ir a rescatarlo mientras la canción de los Ronaldos ‘No puedo vivir sin ti’ seguía sonando.

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