Denuncian carreras ilegales: "Por la noche aprietan"

Una de las rectas del antiguo circuito de Fórmula 1 se ha convertido en un punto de encuentro para los amantes del motor. Justo enfrente, al otro lado del canal de la Copa América, cuatro locales de ocio siguen abriendo pese a la prohibición del ayuntamiento. Este rincón distinguido de València es hoy un punto caliente de conflictividad

Vuelven las carreras ilegales al antiguo circuito de Fórmula 1 de la Marina de València

Vuelven las carreras ilegales al antiguo circuito de Fórmula 1 de la Marina de València

Claudio Moreno

València

Los vecinos de la Marina de València empiezan a acostumbrarse al ruido de las motos de alta cilindrada y los coches de alta gama o tuneados hasta las cejas. Cada fin de semana, especialmente viernes y sábados al caer la noche, suenan acelerones intermitentes como trallazos de gas. Uno, otro, otro. Ocurre en la lejanía, en una calle que hace 15 años fue trazado de Fórmula 1 y hoy es un circuito saludable de ciclistas y paseantes. Paradójicamente, la recta se llama Paseo de la Calma. 

“Esto lleva pasando meses. Se ponen ahí los chavales a picarse entre ellos o pasan haciendo caballitos y lo peor es que lo hacen incluso de día, cuando hay gente paseando o corriendo en esa zona. Si se les descontrola la moto te caen encima”, denuncian en la asociación vecinal del Grao. “Ahora con el calor lo hacen más incluso. Llevamos tiempo advirtiéndolo, pero no nos hacen caso”, añaden las mismas fuentes. “Por la tarde más o menos se controlan, pero por la noche aprietan. Desde pisos a cientos de metros se escuchan los más de 70 decibelios de estos acelerones”. 

Más allá de los piques puntuales, lo cierto es que la inmensa recta que discurre junto al mar en dirección a los amarres de la Marina ha sido tomada por los amantes del motor. Coches y motos aparcan en los diferentes estacionamientos de la zona y comparan sus vehículos tuneados o simplemente pasan el rato charlando. Luego, según han podido comprobar vecinos de la zona, algunos se arrancan con lanzadas en paralelo poniendo a prueba la potencia de sus motores.

Ocurre, además, que estos piques ilegales tienen lugar justo enfrente de los cuatro locales de ocio que el Ayuntamiento de València pretende cerrar. Tras varias prórrogas de la concesión, el gobierno municipal ha decidido darle un giro al uso de la zona de copas ubicada a los pies del Veles e Vents, iniciando un conflicto con los empresarios, que siguen abriendo sus locales y atrayendo clientela pese al conflicto administrativo –se resolverá en la sala de lo contencioso-administrativo–. 

Un conflicto recrudecido con la muerte de un joven de 16 años hace varias semanas, cuando cayó del muro ubicado en el perímetro de los locales, cuatro metros por encima del suelo. Los empresarios de la Marina llevaban años advirtiendo sobre el peligro de esta muralla sin ningún tipo de baranda de seguridad y tanto ayuntamiento como Autoridad Portuaria han eludido aclarar, al menos inicialmente, quién tiene la competencia sobre ese punto. 

El alcohol y la velocidad convierten este rincón distinguido de la ciudad, desarrollado para la Copa América de 2007, en un punto de conflictividad que las autoridades vigilan de cerca. Mientras, los peatones intentan arrebatarle el asfalto a los coches y los proyectos de emprendimiento buscan comerle terreno a la fiesta. La Marina sigue en disputa. 

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