Las agencias de viajes castellonenses viven una situación crítica después de dos años de pandemia. El pesimismo se acentúa con los datos que arroja la Semana Santa, que se ha caracterizado por un escaso turismo, circunscrito al territorio de la Comunitat Valenciana. «Únicamente hemos vendido pequeñas escapadas al interior o la costa. El cierre de la hostelería, la limitación de su apertura a las 18.00 horas o la imposibilidad de realizar muchas actividades ha hecho que la mayoría de la población haya optado por no viajar, por lo que las ventas no han alcanzado el 5%», explica el presidente de la Asociación de Agencias de Viaje de Castellón, Diego Tirado, quien también apunta que, en el caso de los viajes al extranjero, «la práctica totalidad ha sido de carácter étnico --personas que regresan a su país de origen-- o por motivos laborales, como marca la normativa vigente».

La difícil situación actual ha hecho que «el 10% de las agencias de la provincia haya tenido que cerrar sus puertas y que las que sobreviven lo hagan en circunstancias extremas, acogiéndose a ERTE y créditos ICO», indica el presidente de la asociación.

Tras más de un año prácticamente sin ventas y con una caída de la facturación que ronda el 95%, la época estival se planteaba, hasta hace poco, como su posible salvavidas. «El inicio de la vacunación y la previsión inicial de alcanzar la inmunización del 70% de la población nacional durante el verano ha sido nuestra principal esperanza; sin embargo, los retrasos y las últimas previsiones vuelven a sumirnos en la incertidumbre», argumenta Tirado.

Así, una vez superado el confinamiento del 2020, al que siguió un verano «a medio gas», el sector se ha sumergido en siete meses de confinamiento autonómico, que ha llevado al límite a las empresas dedicadas al turismo, que ahora avanzan ante un futuro incierto y sin garantías de mejora.

Expectativas

La expectación ante la evolución de las circunstancias, la apertura de la movilidad (nacional e internacional, con o sin limitaciones) y la situación de la pandemia a nivel mundial en los próximos meses, están marcando tanto a los turistas como a las agencias. «Nadie sabe cuándo, dónde y cómo podrá viajar, por lo que la paralización es casi total. La gente consulta, pero ni ellos ni nosotros conocemos cuál será la situación en las próximas semanas, por lo que es imposible prever, planificar o reservar destinos ni fechas», señala el responsable de la entidad.

Ante un futuro más que incierto, confía en un pequeño repunte turístico en la época estival, en la que «alcanzar el 50% de facturación del 2019 constituiría un dato positivo». No obstante, todo indica que el retraso en la inmunidad de rebaño, prevista para finales de agosto, decantará a la mayoría de los castellonenses a realizar viajes de proximidad y en coche, dentro del territorio nacional. 

Según afirma Tirado, «perder otro verano sería catastrófico, ya que esperar al posible repunte en el cuarto trimestre del año, en el que confiamos que se alcance cierta normalidad con la llegada de algunos de los puentes y las vacaciones de Navidad, es casi imposible, porque las empresas están al límite y muchas de ellas no podrán llegar a esas fechas».

La estacionalidad, la aceleración del ritmo de vacunación, el levantamiento de las restricciones y la situación económica determinarán la continuidad o no de la actividad de muchas agencias que, ante tal situación, reclaman a los gobiernos «más ayudas directas para poder sobrevivir», puesto que su verdadera recuperación no está prevista hasta el 2022.