Las demoras eran antes de la pandemia uno de los problemas más cotidianos de Atención Primaria. Pedir cita con el médico de cabecera para una consulta ordinaria y alargarse días. Ahora, que la presión asistencial por el coronavirus ha descendido de forma más que considerable, el retraso en los centros de salud regresa a la vez que lo hacen las consultas presenciales. Y es que, como informó ayer Mediterráneo, hasta dos semanas debe esperar un paciente para ser visto por su facultativo. 

«Es una barbaridad esa demora», lamentó ayer el portavoz del sindicato médico CESM-CV en la provincia, Alejandro Calvente, quien vuelve a poner el foco en una de las principales causas de estas esperas. La escasez de profesionales. «Faltan médicos de familia, los faltaba antes de la pandemia y los sigue faltando ahora. Aquí no se cuida a los facultativos y muchos se marchan fuera», explica Calvente. La escasez de doctores sigue siendo una constante, a pesar de que la Conselleria de Sanitat ha mantenido a 40 médicos de familia que fueron contratados como refuerzos covid, pero el problema, según Calvente, es que estos contratos se están redistribuyendo a hospitalaria. 

Además, la campaña de vacunación requiere de médicos que supervisen el proceso y, por tanto, no pueden estar pasando consulta. A este se suma el hecho de que haya «trabajado pospuesto por la pandemia», como el control de los enfermos crónicos.

Cupos

Tanto CESM-CV como la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria recalcan que las demoras se producen, en gran medida, porque no se cumplen con los cupos de pacientes por facultativos recomendados por las sociedades científicas. En el caso de medicina de familia el máximo sería 1.500 y en Pediatría 900. «En muchos centros de salud estos máximos no se cumplen», indica la presidenta de dicha sociedad, María Ángeles Medina.

Esta circunstancia provoca que a diario un facultativo de Primaria deba ver «hasta el doble de pacientes de lo recomendado», según explica Calvente. Así, los médicos de familia defienden que se deberían garantizar agendas con un tiempo de referencia de 12 minutos para visita presencial, seis minutos para atenciones no presenciales y 45-60 minutos para atención domiciliaria, así como establecer un máximo de 28 pacientes citados al día. Ahora a las agendas también se añaden las consultas telefónicas.