La isla de Madeira se rindió a la virtuosidad a la guitarra que la almazorense Ana Archilés derrama en cada uno de sus conciertos. Con el corazón puesto en su música, Archilés regresó a principios de septiembre a Madeira como último homenaje a un gran amigo, el director de la Orquesta de Mandolinas de Madeira, que falleció a finales del año 2014, el maestro Joao Eurico Martins.

La orquesta que dirigió hasta su fallecimiento organizaba, dentro del programa del Festival del Vino de la isla --una de las semanas más importantes para esta región portuguesa--, un concierto en el que la castellonense no dudó en participar.

La relación de Archilés con la isla comenzó hace años. “En 1995 ya estuve allí con la orquesta Francisco Tárrega en un intercambio con la de Mandolinas. Después volví sola y con los años hice amistad con el director, Joao Eurico Martins, por eso cuando murió yo misma me ofrecí a participar en la serie de homenajes que le han organizado”, relató la guitarrista provincial.

La experiencia, asegura, “ha sido excelente”. “El público me dio una acogida fabulosa. Además, como era una semana muy importante, la sala del Gran Casino del Congreso estaba llena”, señala. A 20 euros por entrada, los turistas extranjeros y amantes de la música locales que llenaron las butacas disfrutaron del Concierto en Re mayor de Vivaldi para guitarra y orquesta y el Concierto de Aranjuez. También de las dos piezas que tocó Archilés en solitario del maestro Francisco Tárrega ante un público entregado que aclamó a la guitarrista y le reclamó dos bises, la Gran jota de Tárrega y el Tango con arreglo de guitarra y orquesta de R. Dyens.

Ahora prepara, para el día 2 de octubre, un concierto en el Palau de la Música con la Orquesta de Valencia, que será gratuito. H