La periodista y escritora Teresa Viejo estará mañana, 23 de noviembre, a las 19.00 horas, en El Corte Inglés de Castellón presentando su nueva novela, Animales domésticos. Se trata de una reflexión sobre los límites de la privacidad dentro de la pareja, el estigma de la infidelidad y la lealtad, sobre la exclusividad sexual, los tabúes, el morbo y la curiosidad, y la relación de pareja en estado de ira. Con espíritu detectivesco la protagonista logra en este libro desentrañar los secretos de su pareja en un adictivo thriller emocional donde cada pista conduce a la siguiente en una cadena de giros trepidantes.

--¿Por qué este título?

--Porque es lo que somos. La parte animal del ser humano está muy presente en la seducción, el amor, el sexo o el cortejo.

--En el subtítulo de su novela asegura que todas las historias de amor son peligrosas. ¿No hay amor si no hay peligro?

--Peligro entendido como estímulo, para estar en alerta, si no tendríamos una situación cercana al compañerismo. El amor es el mayor peligro, tú le entregas tu propia esencia a alguien y te vuelves vulnerable. Puede cuidarte o aniquilarte. El amor es entrega.

--Se habla del amor ‘light’ o líquido, donde prima el sexo frente al compromiso. ¿Puede haber amor sin compromiso?

--La novela es una reflexión sobre cómo nos relacionados en el siglo XXI. Los seres humanos debemos aspirar al amor auténtico. Ahora se ha convertido en un producto de consumo. Vivimos en una sociedad donde todo es líquido y salimos de las relaciones sin más. Una buena definición es la teoría triangular del amor del psicólogo americano Robert Sternberg. Debe tener compromiso, sexo y proyectos de futuro.

--Siempre se dice que cada pareja es un mundo. Usted habla de la infidelidad, la exclusividad sexual, la posesión… ¿Qué ingredientes cree fundamentales para que una relación funcione?

--Yo creo en los tres ingredientes del triángulo de Stenberg. Cuando se habla de compromiso se piensa en la promesa de la fidelidad. Esta novela refleja cómo se consienten aventuras, pero quiénes somos los demás para juzgarlo. En las relaciones debe haber intimidad, una parcela para el sexo, pero también hay parejas que funcionan sin él, pero entonces son amigos. El amor es un tema capital y la infidelidad aparece como enemigo número uno de la pareja, pero a los 20 años esto se ve de una manera y a los 50 de otra. Yo, personalmente, en el tema de la fidelidad soy tradicional, pero como escritora decidí salir del espacio de confort, tomar el pulso a esta existencia y no juzgar al respecto.

-Internet, las redes sociales, aplicaciones móviles, como Tinder, han revolucionado las relaciones sentimentales. ¿Nos enamoramos ahora de otra manera?

--Han dinamitado las relaciones. El amor no puede cambiar su sentido. Conquistamos y nos enamoramos como siempre, con el juego de la seducción, el cortejo, el contacto con la piel, lo que ha cambiado es el método de aproximación, el tiempo y la distancia.

--Las novelas sobre las relaciones sentimentales, el amor y el sexo gustan al público. ¿Nos sigue dando reparo hablar abiertamente de determinados temas?

--Nos da reparo, aunque debería estar desfasado. Necesitamos ver blanco sobre negro cosas que suceden y que alguien nos cuente nuestra propia vida para entenderla. Necesitamos identificarnos y mirarnos en el espejo, como hace el personaje de Abigail, con características comunes.

-¿Es un libro para el público femenino o los hombres tienen mucho que leer en su novela?

--Yo creía que las mujeres la leerían más, pero me están llegando más mensajes de hombres. Ellos nos están conociendo a través del personaje. Hay una mayoría que está interesado en mejorar las relaciones con las mujeres en el ámbito personal y sentimental.

--Periodista, escritora, profesora, directora, guionista. ¿El mundo periodístico reconoce la trayectoria de las mujeres?

--Nos tenemos que poner en valor. Debemos pasar de una etapa reivindicativa a otra fase de admiración abierta entre nosotras. Los puestos de dirección son masculinos y se necesita una generación completa para cambiarlo.

-Ya por, último, ¿por qué hay que leer su novela?

--Porque la van a disfrutar mucho. Se van a ver en la novela.