He oído que la noche / es pura magia / y que un duende / te invita a soñar... Sirvan las estrofas de esta canción de Héroes del Silencio para describir lo que fue un año más la Nit de l’Art de Castelló, en su XIII edición, y que tendrá hoy sus últimos coletazos.

Generadoras de emociones, las más de un centenar de propuestas que se desarrollaron hasta primeras horas de la madrugada convirtieron la capital de la Plana en epicentro multidisciplinar de las artes plásticas. Exposiciones, conciertos, performances, acciones transgresoras, movimiento y sentimientos desbordantes se adueñaron por un día de todos los rincones de la ciudad.

Desde el arte más contemporáneo, como el de Gerard Bomboí y su proyecto La Bruixola, en la calle Conde Noroña, al más clásico, sobrio y no menos sorprendente, como el de la exposición de arte sacro la Llum de la Memòria, en la Sala San Miguel y en la parroquia de San Vicente Ferrer, en una importante muestra organizada por la Diputación provincial.

Desde el flamenco más ortodoxa, en una acción participativa para un uso responsable del plástico en Huerto Sogueros, a cargo de la escuela Lola Ramos, al academicismo más desbordante de José Luis Ramírez y Melchor Zapata en la Galería Luis Edo, pasando por la poesía con el proyecto CompARTE un poema en el Hotel NH Mindoro, donde además inauguraron la exposición Viento y arena, dedicada a la reconocida artista y profesora Beatriz Guttmann, una personalidad de referencia en la pintura abstracta.

No faltó el concierto de los alumnos del Conservatorio Calasancio en la plaza Escuelas Pías.

Nit de l’Art de compromiso con la proyección de Nada será igual, de Víctor Antolí, filme contra el acoso escolar, o la exposición de fotos y viodeoinstalaciones de Esther Pegueroles, Pilar Beltrán y Pepa L. Poquet, en la transgresora Cànem, en Antonio Maura.

Arte con nombre de mujer, como Ànima de dona, a cargo de Amparo Pitarch y Pepa Arróniz, y Zona de Confort de Maya-Marja Jankovic. Todo un torrente de creaciones en seis horas.