Los monstruos, admitámoslo, nos fascinan. Lo hacen desde que el cerebro humano se desarrolló lo suficiente como para ser capaz de imaginarlos. Los hemos diseñado con las formas más diversas -insectoides, parasitarios, mitológicos, peludos-, y los hemos usado como metáforas, del comunismo, la destrucción medioambiental, el cambio climático o los excesos de la experimentación científica. O, por supuesto, de las bombas atómicas que fueron lanzadas sobre Japón en 1945 y acabaron con un cuarto de millón de vidas. Y la más famosa criatura nacida de ese miedo nuclear, la monstruización más pura de la seta radioactiva, se llama Godzilla.

De la más célebre de las bestias 'kaiju' -en idioma nipón, criaturas misteriosas-, dinosaurio gigante de majestuosa cola, se han hecho hasta la fecha nada menos que tres docenas de películas. A lo largo de las 32 producidas en su país de origen, el bicho pasó de ser el terror de la población japonesa a revelarse como algo parecido a un antihéroe, defensor de la humanidad frente a 'kaijus' rivales como Anzilla, Ebirah, Varan, Baragon, Spigas y Wenda.

Por lo que respecta a su entrada en Hollywood, no la hizo con buen pie: Godzilla (1998) lo convirtió en un mero reptil destructor, carente de rasgos personales o connotaciones alegóricas. Más señales de vida, eso sí, dio gracias al 'reboot' 'Godzilla' (2014), primera entrega de un universo cinematográfico protagonizado por monstruos míticos que fue bautizado como 'MonsterVerse' y expandido en 2017 gracias a 'Kong: La isla calavera'.

Ahora acaba de llegar a los cines el tercer episodio de la saga, 'Godzilla: rey de los monstruos', que parece haber seguido una máxima propia del cine de superhéroes: cuantos más personajes, mejor. Su argumento, en efecto, incluye no una sino cuatro bestias abisales: a la titular se le suman el pterosaurio Rodan, la mastodóntica polilla Mothra y el dragón de tres cabezas King Ghidorah.

Nadie confundiría la nueva película con un documental, pero su visión de lo que pasaría si los kaijus invadieran el planeta es hasta realista si se compara con los niveles de ridiculez que las apariciones niponas de Godzilla llegaron a alcanzar tanto por su tosquedad visual -tanto él como sus enemigos eran encarnados por señores metidos en trajes de goma- como, sobre todo, por sus tramas imposibles.

ARGUMENTOS DELIRANTES

'El hijo de Godzilla' (1967), por ejemplo, contaba la historia de cómo el bicho radioactivo adoptaba un bebé y le enseñaba a ser un monstruo como dios manda. En 'Los monstruos invaden la Tierra' (1965), unos extraterrestres procedentes del Planeta X solicitan a los terrícolas que les presten a Godzilla y Rodan a cambio de una cura para el cáncer. Y el punto de partida de 'King Kong contra Godzilla' (1962) es una compañía farmacéutica preocupada por el rendimiento del programa de televisión que patrocina; para aumentar los índices de audiencia, sus responsables deciden secuestrar al mítico primate de su isla y obligarlo a luchar contra Godzilla; y para transportarlo no se les ocurre mejor idea que drogarlo y atarlo a un montón de globos.

Si nada se tuerce, el gorila y el dinosaurio volverán a enfrentarse en 'Godzilla vs. Kong' (2020), pero es poco probable que las circunstancias de su duelo sean tan creativas. En cualquier caso, el nuevo enfrentamiento servirá para confirmar no solo el buen estado de forma de la bestia que surgió del desastre nuclear, sino también la buena reputación de la que los monstruos gozan actualmente en Hollywood.

DIEZ CLÁSICOS A REVISAR

Es el momento perfecto, pues, para recordar algunos de los más importantes. Después de todo, alguien podría decidir revivirlos en cualquier momento:

El monstruo de Frankenstein de Boris Karloff. /ARCHIVO

EL MONSTRUO DE FRANKENSTEIN

El protagonista de 'Frankenstein' (1931) es un ser creado a partir de partes de cadáveres muertos. Pese a ello, es una bestia con la que a ratos resulta inevitable simpatizar -después de todo, él solo quiere que lo quieran-, al menos hasta que tiene la idea de lanzar a una niña indefensa a un lago.

King Kong, en los años 30. /ARCHIVO

KING KONG

En 'King Kong' (1933) no es tanto un monstruo como una criatura arrebatada de su hábitat natural que, a su manera, trata de hacer lo correcto, y que refleja la frustración que conllevan el amor no correspondido y los deseos primarios, la lucha por sobrevivir y el potencial mezquino de la tecnología.

El E.T. fálico de 'Alien'. /ARCHIVO

XENOMORFO

En la escena más memorable de 'Alien, el octavo pasajero' (1979), a un pobre hombre le sale del tórax un pequeño E.T. fálico que emite un quejido y luego huye. El revientapechos no tarda en convertirse en una mala bestia que dentro de su enorme cabeza tiene otra, más pequeña y llena de colmillos. Un asco.

Imagen de 'Un hombre lobo americano en Londres'. /ARCHIVO

EL HOMBRE LOBO

Los licántropos tienen un largo historial cinematográfico y, si bien el que Lon Chaney encarnó en 'El hombre lobo' (1941) es un clásico, el que el director John Landis imaginó -y el artista Rick Baker diseñó- para 'Un hombre lobo americano en Londres' (1981) es el que sigue presente en nuestras pesadillas.

El horrible parásito de 'La cosa'. /ARCHIVO

LA COSA

Lo más pavoroso del parásito de 'La cosa' (1982) no es su apariencia, ya que, técnicamente, la cambia varias veces. Aunque lo cierto es que esa misma es la razón de su eficacia: puede ser quien -o lo que- le venga en gana, desde arañas con tentáculos hasta monstruosidades indescriptiblemente grotescas.

Rancor aparece en la VI entrega de 'Star Wars'. / ARCHIVO

RANCOR

De todas las criaturas alienígenas imaginadas por George Lucas en 'Star Wars', sin duda esta es la más aterradora -a menos que tengamos en cuenta a Jar Jar Binks, aberrante por motivos muy distintos-; cuando Luke es lanzado a la fosa de la bestia, 'El retorno del Jedi' se convierte brevemente en una película de terror.

El científico Brundle muta en la Mosca. /ARCHIVO

LA BRUNDLEMOSCA

Es inevitable sentir pena por el ser mitad humano mitad insecto en el que el científico Seth Brundle se transforma en 'La mosca' (1986). Si el tipo se convirtió en uno de los monstruos más repulsivos de la historia -capaz de vomitar una papilla más corrosiva que el ácido sulfúrico- es solo a causa de la mala suerte.

Yautja, el extraterrestre rastafari de 'Depredador'. / ARCHIVO

YAUTJA O DEPREDADOR

Extraterrestre con aspecto de rastafari que usa su armamento láser y su capacidad para camuflarse con el fin de acumular trofeos humanos. En su primera aparición, 'Depredador' (1987), fue derrotado por Arnold Schwarzenegger, pero eso no ha impedido que él y otros como él hayan aparecido en seis secuelas.

El pálido monstruo de Álex de la Iglesia. /ARCHIVO

EL HOMBRE PÁLIDO

La criatura más icónica de 'El laberinto del fauno' (2006) es un devorador de niños sin ojos que ataca a todo aquel lo suficientemente incauto como para intentar robarle su abundante comida. Cuando la joven Ofelia coge un par de uvas, el mal bicho revela los globos oculares que tiene en las manos y va a por ella.

Gwoemul hace de las suyas en el río Han. /ARCHIVO

GWOEMUL

Bestia atruchada bípeda y bastante asquerosa que emerge del río Han cuando un empleado de un depósito de cadáveres del ejército norteamericano vierte en él 200 litros de metanal, es solo uno de los monstruos que aparecen en 'The Host' (2006); el otro es la histeria provocada por la inepta burocracia coreana.