Nuevo rumbo para el FIB. La empresa propietaria del Arenal Sound de Burriana ha comprado la marca del Festival Internacional de Benicàssim. El acuerdo, que está perfilado a falta de rúbrica, permitirá la explotación de la marca durante un periodo de 15 años prorrogable a otros 15, según la información a la que ha tenido acceso Mediterráneo. El FIB tiene así una ocasión de reverdecer viejos laureles tras cerrar la edición del 25º aniversario lejos de las expectativas generadas. La organización dio ayer las cifras de asistentes (18.000 el jueves, 31.000 el viernes, 37.000 el sábado y 27.000 el domingo, para un total de 113 entradas al recinto).

El acuerdo de compra de la marca por parte de los rectores del Arenal Sound, David y Toño Sánchez, con Denis Desmond no incluye asumir ninguna deuda pasada de la sociedad actual. No obstante, el director del FIB, Melvin Benn, aseguró en la rueda de prensa de presentación del 25º aniversario que el certamen llegaba a esta edición completamente saneado. También dijo que estaban estudiando medidas para mejorar su rentabilidad.

A modo de recuento, esta es la tercera vez que se vende el veterano festival de Benicàssim. La primera, cuando los hermanos Morán, fundadores del FIB y la empresa organizadora Maraworld, lo vendieron al empresario irlandés Vince Power. Años después, tras entrar en concurso de acreedores a principios del 2013 y con una deuda acumulada de unos cuatro millones de euros a los proveedores, dos de los más importantes promotores de festivales europeos, Denis Desmond y SJM Concerts, compraron gran parte de las acciones apenas dos semanas antes de la celebración de la 19º edición. Una operación que salvó in extremis la cita, que estuvo a punto de no celebrarse por el plantón de las empresas de montaje. Entonces tomó las riendas del festival Melvin Benn, director durante seis años.

Tras esta última maniobra, el horizonte está por definir. Lo que queda evidente es que hay muchas cosas por hacer. Y, como vaticinó este periódico, el 25º aniversario iba a ser una edición de incógnitas, con un futuro incierto y nuevos retos. Incrementar el número de asistentes, perfilar el estilo musical y el tipo de público, el británico o el español, y mejorar el impacto económico son tan solo algunos de ellos.

BALANCE LOCAL // Y es que el balance para el tejido empresarial local cada año es peor. Según la Asociación de Empresarios de Hostelería de Benicàssim (Ehosbe) muchos han hecho un 60% menos de caja este año en la semana del FIB, en comparación a la anterior edición. Incluso algunos reconocieron no haber recuperado la inversión que hicieron con las actuaciones que se desarrollaron con motivo del prefestival de este año, Rock This Town.

Y durante los días del FIB apenas se llenaron las mesas en el casco urbano, cuando lo normal en estas fechas de temporada alta era doblar turnos de cena. Muchos aseguran que ya no les compensa este certamen (al menos como está planteado), «pues el ambiente se va al recinto y las calles se quedan vacías». Además, algunos hosteleros lamentan que se ha perdido mucho turista tradicional en estas fechas, que huyen de la masificación de los festivales y ese tipo de ambiente. A los comerciantes, según señalan, también les pasa factura.