Hace casi siete años, más o menos en el momento de estrenar 'Stray Dogs' (2013), el maestro taiwanés Tsai Ming-liang anunció que dejaba de dirigir películas. Aquella era la décima de su carrera, explicó, y le parecía una buena idea dar por completa su filmografía con un número redondo. Quizá entonces no hablaba del todo en serio, o quizá el tiempo le ha hecho cambiar de opinión; da lo mismo. El caso es que Tsai ha presentado este jueves en la competición de la Berlinale su undécimo largometraje, 'Days', y al hacerlo no solo ha demostrado que el paréntesis no ha hecho mella en su estado de forma -cierto que en este tiempo no ha estado parado, sino centrado en el videoarte y la realidad virtual-; también ha recordado lo que el mundo del cine estuvo a punto de perder.

Explica el director que decidió hacer la película cuando supo que Lee Kang-sheng, el actor con el que ha rodado todas sus ficciones, volvía a sufrir la extraña enfermedad que ya le azotó hace más de dos décadas -de hecho, Tsai la incorporó en la trama de 'The River' (1997)- y que le causa la parálisis del cuello. "Sentí que era imperativo volver a filmarle, quería tener un testimonio audiovisual de su aflicción", afirma. 'Days', de hecho, acompaña al personaje encarnado por Lee mientras pasea por Taipei con un collarín o se somete a una sesión de acupuntura increíblemente agresiva. Y en paralelo contempla también a un joven de Bangkok, que realiza actividades cotidianas: se baña, reza, prepara la comida, come. Avanzado el metraje, ambos personajes se encuentran en la secuencia central de la película, un masaje erótico con final feliz del que surge una conexión humana trascendente, y que Tsai convierte en una de las escenas de intimidad sexual más tiernas y conmovedoras que se recuerdan.

Quizá no haga falta explicar que 'Days' se construye a partir del estilo inconfundible de su autor. El argumento apenas existe. Los diálogos son mínimos e irrelevantes, y la única música que suena a lo largo del metraje procede de una pequeña caja de música de la que surgen las notas del tema principal de 'Candilejas' (1952), de Chaplin. Los planos son muy largos, y los personajes que los habitan a menudo están quietos. Y la combinación de todo ello da lugar a una película modestamente arrebatadora que, eso sí, pondrá a prueba la paciencia de muchos espectadores. En ese sentido, es igual que las que su director hizo en el pasado, y probablemente también que las que hará en el futuro. Porque, sí, Tsai Ming-liang ha asegurado que seguirá haciendo películas. Cuanto menos tarde en estrenar la siguiente, mejor.