Faltaban apenas tres días para que diera inicio la 23 edición del Festival de Málaga cuando se tuvo que suspender por la magnitud que estaba adquiriendo la crisis del coronavirus. A partir de ese momento, todos los certámenes que tenían previstas sus fechas en primavera se fueron cancelando uno tras otro. No quedaba más remedio. En la mayor parte de los casos, resulta imposible saber a estas alturas si podrán reubicarse más adelante en el calendario cuando la pandemia haya remitido o si dejarán de realizarse de manera definitiva.

Puede que la tragedia de no poder sacar adelante todos estos festivales que suponen el inicio de la temporada de cine en nuestro país y que se encontraban ya organizados, no se pueda comparar a la cancelación de un gigante como Cannes en el que se aglutina buena parte del cine que veremos a lo largo del año y que concentra el mayor mercado de venta del mundo, pero lo cierto es que son fundamentales para que se mantenga sano y el salvo el tejido audiovisual y cultural del sector en España.

En el caso de Málaga, se pierde la oportunidad de lanzamiento de toda la nueva remesa del cine español de los próximos meses, pero no solo eso, también la imposibilidad de celebrar el MAFIZ, la zona de industria que sirve para tender puentes con Latinoamérica.

El BCN Film Festival se ha atrevido a una reubicación en unas nuevas fechas, del 19 al 26 de junio, sin embargo, no queda claro que la situación se pueda normalizar para ese momento. ¿Podrán realizarse desplazamientos? ¿Estará permitido que las salas puedan albergar un aforo multitudinario?

El D'A Film Festival de Barcelona, dadas las circunstancias, ha decidido realizar una versión en streaming a través de la plataforma Filmin para no perder todo el trabajo que había realizado hasta el momento. Una forma de adaptarse a las circunstancias en un momento de total incertidumbre.

Pero, vayamos un poco más allá en el tiempo, al Festival de San Sebastián, el único de Clase A en nuestro país que se celebraría entre el 18 y el 26 de septiembre. Nosotros estamos intentando seguir trabajando como si fuera una edición normal, pero con todas las incógnitas del mundo, cuenta su director José Luis Rebordinos a EL PERIÓDICO. Va a ser clave saber qué pasará con Cannes, si tendrá lugar o no, porque eso va a marcar el futuro de los demás festivales.

Año anómalo en todos los sentidos

Mucha gente de la industria tiene los ojos puestos en los festivales que se celebrarían en la 'rentrée' otoñal como un medio para poder reabrir los mercados. Es algo que contempla Rebordinos y su equipo a la hora de poder replantear esta edición de otra manera. Tienen de margen hasta mayo, pero aseguran que, en cualquier caso, sería un año anómalo en todos los sentidos. Aunque en su programación pudieran recuperar títulos que no han podido estrenarse en otros certámenes en el hipotético caso de no producirse, lo cierto es que, con los rodajes paralizados y la posproducción sin terminar, son muchas las películas que no llegarían a las fechas previstas, algo que afectaría especialmente a buena parte del cine español que tenía pensado participar en San Sebastián.

La preocupación se respira en el ambiente, aunque como dice Rebordinos, en estos momentos lo importante es salvar vidas humanas y detener la expansión del virus. Lo otro, ya vendrá. Sabemos que va a haber recortes económicos porque hay otras prioridades, pero ya salimos adelante después de la anterior crisis. Puede que haya que ralentizarlo todo un poco, pero intentaremos que sea lo menos posible.

Algo parecido ocurre con el Festival de Sitges, situado justo detrás de San Sebastián, del 8 al 18 de octubre. Su director, Ángel Sala declaraba estos días a ACN que, si tenemos problemas para celebrar el festival, será malo para todos. Han sido muchas las películas de género fantástico que han abordado el tema de los virus y de las pandemias y que hemos visto precisamente en las pantallas Sitges, pero en esta ocasión, la realidad ha superado a la ficción.