Con todas las medidas higiénico-sanitarias obligadas para prevenir el covid-19, la cultura desafía a la pandemia en Castelló y el fin de semana ha contado con una pléyade de actividades culturales programadas por el Institut Valencia de Cultura (IVC), concretamente en los recintos del Teatro Principal y el Auditori de la capital de la Plana. La ciudad turquesa y naranja, de larga tradición cultural mantiene su programación.

Concierto de culto con Ramón Godes, ayer en el Auditori i Palau de Congressos. Una audición intima, sobresaliente, excelsa y paradigmática de un intérprete apartado de los mass media, y que cuenta con una larga a trayectoria impecable. Recital que agradó sobremanera para un público iniciado, pero también para los profanos, y que se quedaron maravillados del virtuosismo innato para un músico versado en muchos palos, entre ellos el tango, del que quedó prendado en su época de componente de Malevaje, ese sonido de nostalgia, ausencia, desencuentro y tristeza bonaerense.

Es música para escuchar. Que cautiva, un regalo para los sentidos. Dos constantes han definido a lo largo de los años su música: la reivindicación de las raíces mediterráneas y latinas y el interés por la improvisación libre. Un explorador de los universos sonoros que ha logrado, tanto en disco como en directo, crear una música totalmente propia que mira hacia el futuro, con denominación de origen y sin fecha de caducidad.

Hijo del inolvidable presidente del Ateneo, Ramón Godes y hermano de la periodista cultural Patricia Godes (de familia de recio abolengo castellonense envuelta en la música exquisita), triunfó en el Auditori. Estuvo acompañado de su inseparable de Alejandro Royo, contrabajo; Anna Pitarch, violonchelo; y Michel Llorens.

Casi a la misma hora del concierto de Godes, en el Teatro Principal La Calórica procedente de la Sala Beckett de Barcelona hizo una reflexión escénica de la crisis social y de las democracias, una temática más actual que nunca con Els ocells, sobre textos de Aristòfanes. En la obra se explica la historia de un ateniense adinerado que, harto de la injerencia pública en sus asuntos particulares, abandona el mundo de los humanos y convence a los pájaros de crear una nueva civilización.

La Calòrica pasó por el cepillo de la sátira política por la actualidad para hablar del auge del populismo neoliberal en todo el mundo y del reino de la posverdad. Els ocells es un cabaret político en el que desfilan temas como la corrupción o los mecanismos de manipulación de masas.

Hoy, más teatro, familiar. Con El viaje a Ulises (18.00 horas), a cargo de Gorakada. Una obra metafórica sobre las dificultades y avatares de la vida. H