Hablar de Ricardo Cases en fotografía es hacerlo de uno de los autores contemporáneos más relevantes e influyentes a nivel mundial. Pocos pueden presumir de ser reconocidos como una de las figuras fundamentales de la renovación que ha colocado a España en los mapas de la fotografía contemporánea.

Con una estrecha relación con la provincia de Castellón —no en vano formó parte del colectivo Blank Paper que tuvo sede en Castelló y que dirigieron el segorbino Julián Barón, otra figura destacada de la imagen, y Fosi Vegue—, será Cases el protagonista de la nueva sesión del Photobook Club Castellón, iniciativa ideada por Vicent Tena y que ya ha cumplido dos años convirtiéndose en una de cita cultural alternativa de gran atractivo.

Loco esplendor

Será este jueves, 25 de marzo, a partir de las 19.00 horas, cuando Ricardo Cases presente en el Menador, Espai Cultural, el que es hasta la fecha su último trabajo publicado en forma de fotolibro. Se trata de Estudio elemental del Levante (Dalpine), un proyecto en el que profundiza todavía más en el lenguaje fotográfico que se originó con Paloma al aire (2011).

El de Orihuela, fiel a su peculiar estilo directo, va más allá en esta ocasión de los iconos clásicos del turismo levantino de playa y paella observando una serie de señas de identidad con significados más profundos y sutiles. «Ahí es donde hacen su aparición otros símbolos del Levante como las bandas de música, el palmeral y la industria de la construcción», explican desde Dalpine.

Así, a través de los palmerales afectados por el picudo rojo, la charanga y otros elementos, Cases logra representar «el mapa espiritual del desplome sistémico de la España moderna, de un choque violento y chirriante». La combinación de todo eso, añaden los editores de este proyecto que se ha podido ver en formato expositivo comisariado por Horacio Fernández, «genera una sinfonía disonante. Como una señal de alarma desesperada, el chirrido que rechina del metal se puede escuchar en las propias imágenes».

El fotolibro se basa en el principio del collage, donde las imágenes parecen haber sido afectadas por la plaga y están parcialmente descoloridas, generando cierta sensación de caos. En definitiva, esta obra «es un réquiem por una forma de vida que disfrutó de su período de loco esplendor».