Manel Navarro está en una nube. Tras un parón que necesitaba mentalmente, el representante de España en Eurovisión 2017 retoma felizmente su carrera con 'Cicatriz', un EP "muy baladero" de siete canciones compuestas por él donde relata que las heridas amorosas y profesionales "están más que curadas".

"Iban poniendo piedrecitas en el camino y sacar tema era cada vez más complicado. Nos liberamos y nos pusimos a trabajar", explica a Efe tras la salida a la venta de su nuevo trabajo después de dos años de pausa que, según dice, no fueron culpa de nada. "Simplemente no se pudo. Me vine a Madrid pensado que sería la cosa más fácil del mundo y me di cuenta de que no", reflexiona. El lanzamiento de 'Cicatriz' en disco y en vinilo estaba previsto hace un año, pero llegó la pandemia, "faltaban algunas voces y hubo que cancelarlo todo, un golpe duro", explica. Ahora, el cantante considera que se ha "encontrado por fin" y que este trabajo ha significado "una terapia".

"Estaba jodido y me costaba expresarme a la hora de hablar", reconoce el músico tras haber luchado para dejar atrás la etiqueta del "chico del gallo en Eurovisión". El amor, al que define como "maravilloso y dañino", protagoniza la mayor parte de las canciones desde diferentes perspectivas. Por ejemplo, en 'Mi mejor despedida' habla de cuando se da cuenta que su pareja no va a volver; en 'Qué tal' entiende lo que ha perdido y en 'Quiéreme' se percata de los errores cometidos.

'Que tengas suerte', otro de los temas, se puede entender como el deseo de buena suerte a su expareja, pero habla de la industria musical y de las personas que le dejaron tirado. "No les guardo ningún rencor. Es más, hoy llego a entenderlo", dice sobre un corte que trata "del niño que había venido a comerse el mundo a Madrid y se encuentra dos años parado". Dicen que el tiempo todo lo cura todo. "Yo llegué a dudar de eso", afirma el cantautor. La clave para cicatrizar fueron las compañías. Aunque reconoce que le encanta estar solo, porque es cuando se siente más creativo, "tener buenos amigos que te pongan los pies en el suelo cuando deben y que te levanten el ánimo cuando toca" es lo importante.

Y el catalán no está solo en esta aventura. Le acompañan en las canciones Bely Besarte, Belén Aguilera, David Otero, Funambulista y Miki Núñez, artistas con los que mantiene una relación estrecha. A finales de año, el EP se convertirá en un disco con más temas donde mostrará que "la cicatriz está más que sanada". La salud mental ha significado mucho para el artista. A sus 21 años le ofrecieron un psicólogo y lo rechazó porque pensaba "que era algo malo". Ahora, a raíz de todo lo acontecido, se arrepiente de no haber ido antes: "No es nada malo, al contrario. Es primordial. Te guía y te dice lo que necesitas para empezar a estar bien. Si tienes en la cabeza algo que te atormenta ¿cómo vas a ser feliz?".

"Eurovisión fue una cicatriz para mí", cuenta Navarro, que insiste en que su paso por el festival fue la mejor experiencia profesional de su vida y no se arrepiente de haber ido. "Cuando me vi en Israel, Países Bajos, Reino Unido o Ucrania cantando flipé. Fueron seis meses de muchísimo trabajo y tengo un recuerdo muy bueno", asegura. Como representante español, le parece increíble la candidatura para 2021 de Blas Cantó, al que define como "un animal cantando", por lo que no se atreve a darle consejos. "Lleva toda la vida dedicándose a esto y tiene el triple de tablas que yo. Que relativice", señala en todo caso, tras destacar la calidad del tema y el "directazo" del murciano. "Tiene todas las papeletas para no quedar mal, pero todos sabemos cómo funciona Eurovisión y es cuestión de azar", apostilla.