De mi primer y único viaje (hasta la fecha) a Nueva York, allá por 2014, me traje de vuelta diez libros que compré en diversas librerías, algunas de ellas verdaderos santuarios para auténticos bibliófilos. De esas diez obras, dos estaban firmadas por el mismo nombre y apellido: Ben Marcus. ¿Por qué? Creo que es algo que no podría explicar, no con acierto, al menos. Los títulos de esos dos libros, que siguen gozando de un lugar en mi biblioteca personal eran (son): The Age of Wire and String, su primer libro de relatos, publicado en 1995, y The Flame Alphabet, su última novela, aparecida en 2012 y que en España tradujo Milo J. Krmpotic para Catedral (El alfabeto de fuego) en 2017. No es fácil leer a Ben Marcus, y menos aquí, donde hay solo tres de sus obras traducidas. Quizá el hecho de ser considerado, para muchos, la encarnación del mal o el diablo del empirismo vanguardista literario sea la causa de esa carencia que editoriales como Jekyll & Jill, la ya mencionada Catedral o recientemente Malas Tierras, intentan subsanar de algún modo con la ayuda, en el caso de la primera y última editorial mencionada, de un traductor y escritor que se sale también fuera de la norma, como es Rubén Martín Giráldez

El autor de Menos joven o Magistral —maravillosos artefactos literarios publicados en Jekyll & Jill— es, como decíamos, el traductor de dos de las tres obras de Marcus que podemos leer en castellano: Por qué la literatura experimental amenaza con destruir la edición, a Jonathan Franzen y la vida tal y como la conocemos (Jekyll & Jill) y Norteamericanas ilustres (Malas Tierras). ¿Coincidencia? En absoluto. Martín Giráldez lleva tiempo reclamando la necesidad de leer a Marcus, y como él somos muchos los que creemos fervientemente en dicha causa.

Malas Tierras ha publicado la última novela de Marcus.

El anuncio por parte de la joven editorial madrileña de publicar la primera novela de Marcus fue celebrada por aquellos que, como yo, necesitan afrontar nuevos retos como lector. Y es que Ben Marcus, su literatura y su escritura, su forma de entender ambas, excede con creces cualquier convencionalismo como queda demostrado en esta surrealista historia protagonizada por un tal Ben Marcus, Jane Dark y un curioso grupo de mujeres llamadas «Silentistas» que llevan a cabo todo tipo de experimentos de la conducta. Todo parece absurdo en esta novela que no es una novela como marcan las directrices canónicas, pero he ahí su gracia, pues Marcus llega a crear una realidad imaginaria y totalmente radical, y no contento con ello dota de nuevos usos y significados a palabras que son comunes a todos, logrando así una obra hilarante, extraña y que abre un canal de discusión necesario sobre lo desconocido, donde se atreve a mezclar conocimientos sobre el lenguaje, la fisiología y medicina, la sociología... Dicho de otro modo, el autor estadounidense perturba ese marco teórico de la narrativa convencional, la deshace, como también cuestiona el valor de las representaciones y conceptos que nos gobiernan y que hemos aceptado. 

Tan solo me queda agradecer la valentía y decisión de editoriales como Malas Tierras por editar a estos autores necesarios.