El Greco admiraba a Tiziano, por su manera de trabajar el color, y a Tintoretto, pero Miguel Ángel no le gustaba como pintor aunque sí como arquitecto, una esfera que le interesaba mucho, según se desprende de las anotaciones personales que el pintor cretense dejó en los márgenes de los libros de su biblioteca personal.

Como cierre a este mes de abril en que se conmemora el Día del Greco (murió el 7 de abril de 1614 en Toledo) y el Día del Libro, el Museo del Greco está divulgando a través de sus redes sociales, en colaboración con la Biblioteca Nacional de España (BNE), dos libros que formaban parte de la biblioteca personal del Greco y que están en la BNE: una edición de 1556 del tratado de arquitectura más antiguo que se conserva, de Marco Vitrubio Polión (80-15 antes de Cristo), y una segunda edición del 'Vite' de Vasari, editada en Florencia en 1568

En concreto, hay unas 14.000 palabras que el Greco escribió en los márgenes de los tres volúmenes de 'Vite', obra de Giorgi Vasari (1511-1574), considerado uno de los primeros historiadores del arte, según ha explicado a Efe Rocío Fernández-Tresguerres, técnico auxiliar del Museo del Greco, quien ha subrayado que "este tipo de historias sirven para acercar las grandes figuras a todos los públicos". Sigue siendo habitual subrayar libros y anotar en los márgenes tal y como hacía el Greco en los libros de su biblioteca, donde tenía entre 130 y 148 volúmenes según el inventario que realizó su hijo, Jorge Manuel, y se pudo ver en la exposición que el Museo del Prado realizó en 2014 con motivo del IV Centenario del Greco.

Respecto al libro de Vasari, que es un compendio de biografías de artistas italianos en tres tomos, Xavier de Salas y Fernando Marías tienen documentada la historia -en el libro 'El Greco y el arte de su tiempo las notas de El Greco a Vasari'- y por eso conocemos que el primer propietario de los tres volúmenes fue Federico Zúccaro, que trabajó en El Escorial y se lo regaló al Greco en una visita que hizo a Toledo en 1568.

Algo curioso de estos volúmenes de Vasari es que tienen comentarios a mano de Zúccaro, del Greco y de Luis Tristán, el discípulo del Greco a quien pasó la obra, y están escritos en el castellano del siglo XVI y en italiano, ha explicado la técnico del Museo del Greco quien ha apuntado que aporta "una información valiosísima sobre lo que pensaba el Greco de cada uno de los artistas".

De esta forma conocemos que admiraba profundamente a Tiziano por su manera de trabajar el color ("el mayor imitador de la natura con la bella manera del colorido", dejó escrito) y a Tintoretto en 'La crucifixión' (que le pareció "la mejor pintura que hay hoy en el mundo"), pero no le gustaba mucho Miguel Ángel como pintor sino como arquitecto.

Durante un tiempo se perdió la pista de ese libro, aunque se sabe que pasó por la librería de un convento de Madrid (tal vez la Trinidad Calzada) y que en el siglo XX salió de España; pero en Londres lo encontró el catedrático de Historia del Arte Xavier de Salas, que fue director del Museo del Prado entre 1970 y 1978 y que previamente había organizado y dirigido el Instituto Español de Londres.

En un mercadillo de segunda mano Xavier de Salas descubrió el ejemplar en 1966, aunque ni él ni el librero conocían quienes eran los autores de las notas, según contó el mismo De Salas en un discurso de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. El librero creía que las anotaciones minusvaloraban la obra y Xavier, por contra, opinaba que los comentarios la revalorizaban, y la adquirió. La estudió y publicó junto a Fernando Marías en 1992 'El Greco y el arte de su tiempo las notas de El Greco a Vasari'; y ya en 2014 se realizó una acción conjunta entre la BNE y la Fundación El Greco para adquirir los tres tomos a sus herederos. De este modo, el libro está en la BNE, ha indicado Rocío Fernández-Tresguerres, quien ha agregado que es "una pieza única, rara, una obra de referencia" y una fuente básica para conocer el pensamiento que el Greco tenía de artistas contemporáneos.

En cuanto al libro de Marco Vitrubio Polión que tenía el Greco, lo hallaron en 1979 Fernando Marías y Agustín Bustamante, que explicaron que el pintor fue anotando a mano sus impresiones personales sobre arte y arquitectura, quizá con la idea de publicar un tratado de arquitectura.

Tanto el libro de Vasari como el de Vitrubio están digitalizados y disponibles para su consulta en la BNE.

Por su parte, el Museo del Greco tiene otro libro de la biblioteca personal del Greco que también encierra una historia: perteneció al jurista y humanista Antonio de Covarrubias, gran amigo del pintor y que había escrito en el libro comentarios en griego. Se trata de las obras completas del autor griego Jenofonte (siglo IV-V antes de Cristo), editado en Florencia en 1516, y que el Museo del Greco muestra en su exposición permanente.