Ana Torroja es uno de los iconos de la música española de las últimas décadas. Primero, como miembro de Mecano, y luego en solitario, gracias a su voz. Hoy, a partir de las 22.00 horas, actúa en el Mar de Sons y lo hace con ganas de compartir con el público esas canciones que ya son imperecederas. Su directo es uno de los grandes atractivos de esta segunda edición del certamen que este año se celebra en Benicàssim.

El concierto en el Mar de Sons de Benicàssim es una de las pocas citas que vas a protagonizar este verano, lo cual es bastante significativo y le da más importancia si cabe a tu presencia aquí en la provincia. 

Mar de Sons es un festival importante. He querido concentrar la gira en pocos conciertos y en importantes citas, y para mí Mar de Sons es uno de ellos. Tengo muchas ganas de ir a Benicàssim, la verdad.

Este ‘tour’ que llevas a cabo se titula ‘Volver’. Resulta muy apropiado en esa vuelta paulatina a la «normalidad», ¿no?

Ahora tiene más valor y más peso, sí, porque realmente es volver a subirse a los escenarios después de un año y medio. Realmente no hay nada comparable como un concierto en vivo, no hay nada que lo pueda emular. Es algo tan poderoso y mágico lo que ocurre en los conciertos en vivo que todos los hemos echado mucho de menos. Es un momento para sentir, uno deja de pensar y solamente tiene que dedicarse a disfrutar.

Esa es una de las facetas de la música, del arte en general.

La música me ha acompañado durante toda la pandemia, no tanto escribiendo, que también, pero, y sobre todo, como compañera del día a día. Dependiendo del estado de ánimo, de lo que estuviera haciendo en cada ocasión, escuchaba una música u otra. Ha sido importante y gran compañera de viaje. De gran ayuda, la verdad.

En esta gira vuelves a tus temas, que son verdaderos himnos. El hecho de mantener el pulso todos estos años, de seguir estando en lo más alto, y observar que ha existido un relevo generacional y sigues siendo referente… ¿Cómo lo haces?

No es habitual que pase, ni con tantas canciones ni tanto tiempo. El hecho de que siga cantando estas canciones es, por supuesto, porque forman parte de mi bagaje musical, y también porque se han ido heredando de generación en generación y la gente las quiere seguir escuchando, están vigentes; las cantan de viva voz cuando las compartimos en los conciertos. Eso es algo maravilloso, un regalo de Nacho y de José, de lo que ocurrió en Mecano. Tengo la suerte de seguir cantándolas y de seguir haciendo disfrutar a la gente.

Hablas de Mecano, pero hay muchas canciones también de tu carrera ya en solitario. 

Mi voz es mi estilo. No tengo un estilo determinado, musicalmente hablando, pero sí vocalmente hablando. Así, cualquier cosa que cante se convierte en una canción de Ana Torroja. Eso me permite una libertad a la hora de hacer cosas que, a lo mejor, otro no puede. No sé, a mí me da esa libertad, porque sé que puedo jugar a hacer discos de diferentes formas, con más o menos acierto, pero lo que me pida el cuerpo en ese momento. Y yo creo que eso la gente también lo valora, porque ve que no me quedo en lo que en su momento funcionó, sino que trato de buscar siempre nuevas fórmulas y cosas, primero por mí, y luego también por el público, para darle cosas diferentes cada vez.

Es fundamental esa evolución, esa inquietud de cada uno, ¿no? 

A veces uno se queda estancado, hasta incluso puede retroceder. No es mi caso, la verdad. Como soy la primera que debe defender mi trabajo, tengo que sentir y creer en lo que estoy haciendo al 100% y tengo que ser honesta, no puedo inventarme algo que luego no sea capaz de defender. Acepto cuando la gente comenta que un disco u otro les gustó más, me parece muy bien, pero tengo esa suerte que aprovecho, porque disfruto haciendo cosas nuevas y aprendiendo siempre.

Además, hay que tener en cuenta que una persona no es siempre la misma. Sus vivencias también juegan un papel importante en su modo de hacer, de trabajar, de ser…

Tienes que ir evolucionando. La vida es constante evolución, y no puedes negar eso. Puedes arriesgar más o menos en esa evolución, permitirte más o menos licencias, jugar más o menos, pero que todo cambia es un hecho. Mi discografía no es muy extensa, y eso es precisamente así porque hay veces que uno no tiene nada que contar, y hacer por hacer, eso sí que no. En 20 años de carrera en solitario llevo 6 discos. Me lo tomo con calma porque quiero que lo que esté viviendo y me inspire musicalmente se refleje en cada trabajo.

¿Qué puede esperar el público que acuda esta noche a verte en el festival Mar de Sons?

La gente siempre, siempre, siempre, sale sorprendida. Es un viaje por la banda sonora de mucha gente. Además, al final de los conciertos, hago peticiones del oyente, así que si hay una canción importantísima para alguien del público y no la he cantado, porque a lo mejor no estaba prevista, me quedo en el escenario con ellos, sola, y a capella vamos cantando trocitos de canciones. Es un momento maravilloso, mágico, que la gente se queda con él como si fuera lo único del concierto, porque les estás cantando a ellos. Por otro lado, por la experiencia que tengo, aunque no seas fan, es un concierto muy disfrutable, y vas a salir absolutamente feliz, con una sonrisa de oreja a oreja.