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Libros

Estos son los 10 favoritos para ganar el Nobel de Literatura 2021

Las casas de apuestas aventuran una serie de nombres entre los que quizá pueda encontrarse el vencedor

La escritora canadiense Margaret Atwood. EPC

Como cada año y a falta de una inexistente información formal -una lista de nominados oficiales que de hacerse pública podría despertar no pocas susceptibilidades en un gremio de egos fuertes pero frágiles como el de los escritores y por eso se mantiene en secreto durante 50 años-, si se quiere hablar de favoritos al Nobel de Literatura no hay más remedio que acudir a las casas de apuestas, un lugar donde la especulación sigue extraños caminos y la información no es demasiado fiable. No hay más que remitirse al dato de que el escritor israelí Amos Oz, fallecido en 2008 -hay que recordar que el premio no se puede dar a título póstumo- figure en el puesto número 26. En el número 20 se sitúa Javier Marías, único autor en lengua castellana y este sí, vivo. Y que Murakami apareciera una vez más hace unos días en el primer puesto suena a chiste gastado. En las últimas horas y desplazado el japonés, el ascenso del rumano Mircea Cartarescu a la primera posición quizá nos esté diciendo algo. O quizá no. Hay que pensar que las filtraciones en el jurado de los académicos suecos cada vez son más dificultosas.

Estos son los ‘favoritos’ al galardón, que se falla este jueves, según la casa de apuestas de referencia en el asunto. Pero también es probable que ninguno, todos ellos nombres de valía, se lleve la madre de todos los premios literarios.

Mircea Cartarescu

Si hay un escritor al que el premio le cuadre como anillo al dedo ese es el autor rumano, a quien la editorial Impedimenta (y Periscopi en catalán) ha logrado colocar con mucho éxito en nuestras librerías. Partiendo de la rareza y el juego literario, el escritor tiñe de pesadilla una prosa alucinada y profunda heredera de Kafka con obras como 'Solenoide' o 'Cegador', su trilogía en forma de mariposa. Además, sería el primer Nobel para la lengua rumana, ya que Herta Müller, pese a haber nacido en ese territorio, es de expresión alemana.

Ludmila Ulítskaya

Aunque necesite presentación, esta grandísima escritora rusa fue editada hace años por Anagrama y por Alba sin que su nombre haya calado en el mercado. Podría definirse como una Chéjov puesta al día, pendiente de los vaivenes psicológicos, con una especial querencia por las figuras femeninas. Además, es una reconocida guionista de cine por lo que el Nobel podría reconocer por primera vez un tipo de escritura que normalmente permanece en la oscuridad.

Anne Carson

Tiene pocas posibilidades la excepcional poeta norteamericana en hacerse con el galardón porque el año pasado lo ganó Louise Glück, también poeta y también estadounidense. Carson, favorita de los lectores de poesía más jóvenes, fue Premio Princesa de Asturias de las Letras el año pasado. Enamorada de los clásicos, la suya es una poesía autobiográfica que se vincula a la perfección con la contemporaneidad.

Annie Ernaux

El premio Formentor puso sobre el tapete a esta octogenaria autora francesa que ha hecho de la literatura una máquina implacable de introspección desde hace décadas, cuando el término todavía levantaba sarpullidos entre la ‘intelligentsia’ cultural. Con una voluntad entomológica ha contemplado su sexualidad, su desclasamiento social y ha contado como nadie experiencias femeninas como la del aborto. Si no la han leído, corran a hacerlo.

Haruki Murakami

Debe de ser doloroso que tu nombre suene año tras año en todas las quinielas, pero es algo que muchos ganadores como Vargas Llosa sin ir más lejos también han sufrido en silencio durante décadas. En su contra -los académicos son muy suyos- tiene el hecho de ser un autor muy popular con miles de jóvenes lectores en todo el mundo que han entrado en el fenómeno fan de lo nipón gracias a él, pero lo cierto es que en los últimos años –véase Bob Dylan- la Academia no ha dejado de sorprendernos.

Ngugi Wa Thiongo

Premiar al patriarca de las letras africanas podría ser un bonito gesto de la Academia Sueca, que ha brillado en demasía por su eurocentrismo. Este autor keniano empezó escribiendo en inglés pero en 1977 decidió pasarse a su lengua materna, el kikuyu. No solo se ha dedicado a la ficción, también ha reflexionado sobre el peso tóxico de las viejas metrópolis en un ensayo tan fundamental como ‘Descolonizar la mente’. En 2019, la Generalitat le distinguió con el Premi Internacional Catalunya.

Margaret Atwood

A la autora canadiense le ha tocado la lotería de la fama gracias a la adaptación televisiva de ‘El cuento de la criada’ más de 30 años después de que se publicase esa distopía que desde el minuto uno contó con un pequeño grupo de fieles incondicionales. Por contra, la popularidad no ha sido nunca una buena carta de presentación en Estocolmo, con un añadido más en su contra: sigue siendo demasiado reciente el Nobel a la excelente Alice Munro, también canadiense como ella.

Maryse Condé

Otra oportunidad para que el Nobel se alejara del primer mundo sería distinguir a esta autora guadalupeña en lengua francesa. Caribeña pero también cronista del África negra y luchadora de los derechos civiles en Estados Unidos, Condé recibió un Nobel alternativo –bastante patillero, todo hay que decirlo- el que concedió un grupo de intelectuales suecos no ligados a la Academia a modo de desagravio en 2018, el año en el que el galardón tuvo que posponerse a causa de los escándalos. 

Lásló Krasznahorkai

Que este escritor húngaro sea también el guionista de cabecera del enorme -no precisamente por popular y accesible- cineasta Bela Tarr dice ya mucho de su literatura difícil y exigente. Publicado por Acantilado, premiarlo, además de señalar a un autor cuya grandeza literaria no tiene la menor discusión, tendría también un componente político: él ha exaltado la vida de los menos desfavorecidos en un país que vivió el comunismo y ahora soporta a Viktor Orban. 

Péter Nádas

Otro húngaro en la quiniela. Una oportunidad más para una lengua que solo cuenta con un galardonado, Imré Kertész. Nádas, junto a Krasznahorkai, es también uno de esos europeos indiscutibles. Hace años, y ahora descatalogada, Seix Barral publicó la que es su obra maestra, ‘El libro del recuerdo’, que los críticos se apresuraron, con toda razón, a comparar con ‘En busca del tiempo perdido’ de Proust.

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