"Em recordo, mare, que em duies de la mà. Tu eres jove encara i jo anava fent-me gran. Teníem fred, però, amb una cançó… feies la nit més clara i més blava aquella tardor". Así comenzaba la versión catalana del 'La, la, la' que Massiel llevó a lo más alto de Eurovisión en 1968. En principio, la iba a interpretar Joan Manuel Serrat en el Royal Albert Hall de Londres, pero las cosas se truncaron rápidamente. En mitad de la faraónica gira de promoción por el Viejo Continente, el cantautor se plantó a sólo 12 días de la cita: no entonaría en castellano el tema compuesto por el Dúo Dinámico. "Yo soy y continúo siendo, por encima de todo, catalán. Y en esta lengua me he expresado para cantar durante cuatro años. (...) Un hombre ha de ser fiel a sí mismo", sentenció en una carta dirigida a numerosos medios de comunicación.

Desde que España se estrenó en Eurovisión, en 1961, ninguna canción en los idiomas cooficiales ha representado a nuestro país

La 'bomba Serrat', como se nombró al escándalo por la prensa, agitó tanto a la calle como a un régimen franquista nada acostumbrado a este tipo de desafíos. Desde entonces, teorías de lo más variopintas han rodeado dicha decisión: de presiones políticas hasta acuerdos económicos. Lo que está claro es que la amenaza no gustó nada a TVE, que optó por sustituirlo. Ahora, 53 años después, dicho debate lingüístico se ha reabierto… aunque con un enfoque bien distinto. El trío folk Tanxugueiras quiere llegar a Turín con el gallego bajo el brazo, una decisión aplaudida a partes iguales por el público y la crítica.

En esta ocasión, el representante de España en el famoso concurso será elegido a través del Benidorm Fest, una plataforma nacional a la que cualquier banda o solista podía presentar su proyecto. El plazo para hacerlo terminó el pasado 10 de noviembre, 12 días más tarde de lo anunciado. Al respecto, la radiotelevisión explicó en un comunicado que ampliaba la fecha por haber recibido "muchas propuestas de artistas relevantes". Entre ellas, la de las pandereteiras, ganadoras del macrosondeo (no vinculante) que la web especializada Eurovisión-Spain realiza cada año. Se impusieron a nombres de la talla de RosalíaAitanaLola ÍndigoAna Mena

Por el momento, Olaia, Sabela y Aida son candidatas a dicha preselección, pues sólo 12 de ellas llegarán al escenario valenciano el próximo enero. Desde que España se estrenó en el certamen, en 1961, ninguna canción en los diferentes idiomas cooficiales del Estado ha representado a nuestro país. "Son épocas diferentes, por lo que realizar una comparación es complejo. Que nuestra participación haya sido tan bien recibida simboliza todos los cambios sociales que hemos sufrido a partir de 1968. Estamos orgullosas de que nuestras melodías, que beben tanto de la tradición, tengan esta aceptación", aseguran las cantantes.

Es cierto que el catalán ya llegó a los oídos de Europa gracias a Andorra, que debutó en 2004 con Marta Roure y su 'Jugarem a estimar-nos', pero nunca lo ha hecho de la mano de España. Mientras que el euskera, el gallego y el aranés jamás han sonado sobre sus tablas. “Vivimos un momento en el que las periferias, lo diferente o aquello que se quiso ocultar es hoy más visible. Es una buena noticia que promotores o medios empiecen a escuchar temas en otras lenguas: es algo, insistimos, que debería ser natural”, explica Olaia, que junto a sus compañeras lleva actuando en 'foliadas' y festivales un lustro. Su apuesta eurovisiva, aún desconocida, seguirá la senda de 'Midas y Figa', dos composiciones tan auténticas como disruptivas. “Sonará a fuerza, empoderamiento, pandereta y sororidad”.

Una victoria poética

Para las tres, la música constituye la vía perfecta para acabar con rencillas lingüístico-políticas que han existido históricamente en el territorio español. Ahí está, por ejemplo, el caso de Beth en Operación Triunfo 2: aquel 2003, el formato prohibió a la intérprete conversar con su familia en su lengua materna durante la estancia en la Academia. Algo que cambió con la edición de 2018, cuando Sabela Miki cantaron en gallego y catalán. Dos años después, Chica Sobresalto Anne hicieron lo propio con el vasco. “Poco a poco, la sociedad está comprendiendo que en nuestro país cohabitan muchas hablas, pensamientos, culturas... La diversidad es hermosa. Y eso es lo que hace a España bonita”, relata Miki Núñez que, en 'Amuza' (2019) e 'Iceberg' (2020), ha incluido letras en castellano y catalán.

Si bien es cierto que, con el paso del tiempo, esta tendencia se va homogeneizando en la industria musical, aún falta bastante por hacer

El joven de Terrassa (Barcelona) cuenta en su haber con una imagen que, hace tiempo, hubiese parecido impensable: ver madrileños, sevillanos, malagueños o murcianos gritando a pleno pulmón en su catalán natal. Sin complejos ni miraditas. “Esto es precioso. No sólo por el hecho de haber roto esta barrera, sino porque nos hemos dado cuenta de que convivimos en el mismo espacio”, cuenta el representante de España en Eurovisión 2019 con 'La venda'. “Cuando toqué 'Escriurem' por primera vez fuera de Cataluña, tenía dudas sobre cómo iba a reaccionar el público y, al final, fue la canción que más vivieron. Se sentían orgullosos de haber desterrado ese tabú”.

Si bien es cierto que, con el paso del tiempo, esta tendencia se va homogeneizando en la industria musical, aún falta bastante por hacer. Izaro Andrés da en el clavo: “No considero que se haya alcanzado la naturalidad todavía. Las generaciones anteriores han hecho un gran trabajo de reparación y, ahora, yo soy parte de una de las primeras hornadas afortunadas en recibir lo sembrado, poder vivir en euskera y cantar en los idiomas que me salen”. Desde su irrupción en el mercado con 'Om' (2017), ha alternado ambas lenguas con plena naturalidad. Así como también en sus conciertos por todo el mapa. En su última gira, 'Limones en invierno', ha realizado 75 bolos, de los que 29 han sido fuera del País Vasco. La mayoría de ellos con las entradas agotadas. "Es una victoria poética. Aunque se haya intentado impedir con uñas, armas y dientes, los seres humanos nos hemos seguido comunicando porque queremos entendernos y queremos seguir entendiéndonos. Para mí, eso es la vida".

"Dantzan, dantzan, muxuen hondartzan, Notre drameko plazan. Dantzan, dantzan, arimen balantzan, Notre drameko plazan" es una de las frases más coreadas de la cantautora de Mallabia (Vizcaya). Incluso para quienes no saben euskera… pues hay algo que traspasa la propia letra.

Abrir mentes

Ortiga es uno de los músicos con más gancho del último par de años. Su electro cumbia a medio camino entre el gallego y el castellano le ha convertido en todo un referente del género en festivales, verbenas y asociaciones de vecinos. El proyecto del santiagués Manuel González (A Coruña) mezcla de una forma muy particular la salsa y el merengue ante los que (casi) nadie es capaz de mantener el pie quieto. El mejor ejemplo está en 'Nanana' o 'Que máis dará'. "Los cantantes tenemos la obligación de seducir y no de imponer. De ahí que la actitud que yo mantengo sobre esta cuestión del idioma sea la siguiente: esta canción me ha salido así, ¿te gusta? Genial. ¿No te mola? Perfecto. Y todos felices", subraya.

Detrás de este pensamiento, existe una motivación extra: conservar la identidad, el patrimonio y la historia de sus respectivas regiones

Cualquier otra duda, para él, debería erradicarse: "A un francés nadie le pregunta por qué compone de una u otra manera. Es estúpido. Pero aquí sí ocurre por ese complejo que sobrevuela de siempre. Yo tengo temas en gallego porque las personas con las que escribo se comunican así. Eso no quiere decir que no los haga en español. No hay ninguna motivación política ni filosófica. Es una cuestión artística".

No obstante, detrás de este pensamiento existe una motivación extra: conservar la identidad, el patrimonio y la historia de sus respectivas regiones. Alidé Sans es una artista aranesa (Lleida) que canta en esta variante del occitano, la cuarta lengua cooficial en España. Tan sólo la hablan en torno a 5.000 habitantes del Valle de Arán, un dato más que suficiente para que la lleve por bandera a cualquier parte del planeta. "Cuando voy a Estados Unidos, Alemania o Italia, lo primero que hago es contar que hablo la lengua con la que los trovadores dialogaban sobre el amor en la Edad Media", recuerda. "Sin embargo, lo que más me gusta de todo ello es que les muestro que somos un pueblo vivo. Por ello, sí que hay algo de conversación: la biodiversidad está constituida tanto por plantas y animales como por tradiciones e identidades".

En sus creaciones se percibe una gran influencia de la rumba, el reggae y el soul. Los mezcla con sumo gusto, aunque lo verdaderamente importante es cumplir su objetivo: abrir mentes. "No hay ninguna cultura que esté por encima o por debajo de las otras. Viva la tolerancia hacia las diferencias. Todo es bello en este mundo".