¿Qué tienen las historias del pasado que tanto nos atrae? Esas fábulas o cuentos, algunos en forma de leyenda o mitos, han conformado todo un imaginario extraordinario del que todos y cada uno de nosotros hemos bebido y nutrido. No obstante, muchas de esas historias parecen olvidadas o pasan inadvertidas. De ahí la necesidad de, en cierto sentido, rescatarlas, devolverles la vida, porque las historias, ya lo decía Iris Murdoch, son algo fundamental para el ser humano. 

¿Y dónde encontrar todas esas historias? En los libros, claro, y en las bibliotecas. Ambos espacios son como pequeños templos del saber, santuarios del conocimiento heredado y transmitido a lo largo de los siglos para nuestro beneficio propio, porque los libros tienen a su alcance el presente y el pasado, «el pensar y el sentir de toda la humanidad», en palabras de Stefan Zweig. Quizá por todo ello sienta esa atracción hacia todo lo relacionado con los libros, porque expanden el alma y articulan, o pueden articular, nuestra vida personal, nuestra intimidad, incluso transformarla. Si a eso se le añade también su capacidad evocadora, y los viajes emocionales, está claro que nos hallamos ante algo extraordinario.

Diría que Mario Satz percibe muy bien «el valor de lo escrito, de lo impreso y lo heredado» —vuelvo a Zweig—. No hay más que sumergirse de pleno en una obra que resulta fascinante por la riqueza de sus páginas. Se trata de Bibliotecas imaginarias (Acantilado), un libro difícil de etiquetar porque, creo, está a caballo entre lo ensayístico y ficcional, en el que el autor argentino destaca la vasta elocuencia que existe en los libros, donde «hallamos lo uno y lo múltiple, lo singular y lo plural, lo abstracto y lo concreto, lo invisible y lo sensible». 

'Bibliotecas imaginarias', de Mario Satz.

A través de cada uno de los pequeños relatos que se reúnen en esta obra, Satz nos invita a realizar un viaje al pasado, siendo testigos, con él —quien nos guía tendiéndonos la mano a cada paso—, de ciertos pequeños milagros y experiencias donde las bibliotecas, a cuál más curiosa, se erigen como las verdaderas protagonistas. Son ellas, las bibliotecas, las que revelan misterios, las que configuran un pensamiento y una reacción, las que hacen crecer a los protagonistas de cada historia. Son ellas, también, las que inspiran, a pesar de las pérdidas, de los miedos, de la ignorancia. Satz nos conduce por territorios de culturas que creíamos ya perdidas, las recupera para nosotros y confecciona pequeños cuentos que parecen más bien ensoñaciones. 

Del Japón medieval a la Córdoba andalusí, del Oriente Medio a una Venecia en plena acqua alta, de Amberes a la antigua Grecia... Mario Satz traza una serie de itinerarios en los que las bibliotecas ejercen un poder casi sobrenatural, en los que existen sucesivas revelaciones que son, a su vez, y tomando prestadas las palabras del propio autor, «una dilatación gradual de las fronteras del ser». 

Erudición, magia, estudio, contemplación, sorpresa... Es maravilloso el poder evocador de la escritura, y es maravilloso comprobar cómo alguien como Mario Satz puede aunar todo ese misterio.