Pocos, o muy pocos, conocen tan bien la figura del poeta granadino Federico García Lorca como Ian Gibson. En 1978 llegó a España desde su Dublín natal con el libro El asesinato de Lorca bajo el brazo, como recordaba no hace mucho el periodista Juan Cruz en un artículo, y aquí se quedó, nacionalizándose español en 1984 y convirtiéndose por derecho propio en uno de los hispanistas más prestigiosos, un verdadero estudioso de la historia contemporánea de un país sobre el que sigue indagando.
En el libro citado intentó desvelar una de las mayores incógnitas de la guerra civil española, el asesinato de Federico García Lorca. Y para ello realizó una investigación exhaustiva para poder explicar cuándo, cómo y por qué murió asesinado uno de los poetas más grandes del siglo XX.
Homenaje
La tarea de profundizar en la vida y muerte del autor andaluz, lejos de terminarse, ha continuado, con nuevos datos e inquietudes, como la de averiguar dónde están exactamente enterrados los restos del también dramaturgo. Gibson se muestra convencido de que el lugar está cerca de la acequia de Aynadamar, a las afueras de Alfacar (Granada), justo en el parque que hoy lleva el nombre del poeta.
A su afán por descubrir la verdad, se une la devoción que Gibson siente por Lorca, como lo demuestra a través del singular recital que con motivo del 120º aniversario del poeta puso en marcha hace ahora cuatro años, que el 28 de enero llega al Museu de Belles Arts de Castelló.
A las 19.30 horas, el hispanista aproximará la figura de Federico García Lorca, su muerte y anécdotas de su vida en un precioso recital junto con el pianista Juan Manuel Cuenca y el barítono Luis Santana, que recuperan las canciones que también compuso el granadino. Así, junto con las explicaciones de Gibson, Santana pondrá voz a las 16 canciones populares recopiladas y armonizadas por García Lorca entre finales de los años veinte y medios de los treinta del pasado siglo.
En este concierto/conferencia sonarán por primera vez tres piezas hasta ahora inéditas. Mariana Pineda, una canción de corro de niños armonizada por Lorca de una manera muy sencilla; Canción de otoño en Castilla, una obra triste, con la melancolía del otoño, que recopiló a su paso por Burgos en 1934; y Duérmete niñito mío, una canción de cuna gitana.
Los poemas musicados de Federico García Lorca adquirirán en el Museu de Belles Arts un especial simbolismo gracias al Institut Valencià de Cultura (IVC).
