El Periódico Mediterráneo

El Periódico Mediterráneo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Arte

La edad dichosa (y su reverso tenebroso) en la pintura de Sorolla

La casa-museo del pintor valenciano reúne en una exposición 41 lienzos del artista dedicados a la infancia

Museo Sorolla.

El Museo Sorolla ha inaugurado la exposición 'La edad dichosa. La infancia en la pintura de Sorolla', una muestra que reúne una selección de piezas para acercar al público a la representación de la infancia en la obra del pintor valenciano, un tema que le acompañó a lo largo de toda su carrera. Está compuesta de 41 lienzos y 3 dibujos del propio museo madrileño y de la fundación, pero también de instituciones y colecciones particulares. Algunas de las piezas se exponen por primera vez al público desde principios del siglo XX.

Sorolla pintó numerosas obras en las que los más pequeños se erigieron en motivo principal. Son sus maternidades, las escenas de familia, los numerosos retratos infantiles, los cuadros donde los niños representan la 'alegría del agua' y son, también, pinturas en las que el maestro se acerca a otros tipos de infancias, menos afortunadas, más duras, marcadas por el trabajo infantil o la enfermedad.

'El primer hijo'.

La exposición se articula en tres secciones. La primera es el centro de la familia. Huérfano a los dos años, Sorolla encontró en la familia creada junto a su esposa Clotilde García del Castillo, el pilar firme sobre el que sustentar su vida como hombre y como pintor y una inagotable fuente de inspiración. Con el nacimiento de sus tres hijos, María Clotilde, Joaquín y Elena, aparecen en su pintura escenas de una nueva intimidad. Son obras como ‘El primer hijo’ o ‘Madre’ donde el autor refleja el nuevo concepto de maternidad que ha ido imponiéndose a lo largo del siglo XIX, el de la madre devota que cría a sus hijos.

'Madre'.

Ellos serán, además, fuente de inspiración para su padre que los retratará en numerosas ocasiones, cuadros donde la familiaridad con el modelo y libertad que concede pintar para uno mismo llevarán a Sorolla a realizar sus mejores retratos de niños.

La exposición reúne, además, por primera vez, una selección de retrato infantil por encargo, en su mayoría procedente de colecciones particulares, donde podemos ver cómo, aunque a veces Sorolla debe plegarse al gusto de los comitentes, el naturalismo y la calidad con la que capta los rasgos infantiles lo posicionan como el gran retratista que fue.

La segunda parte de la exposición está dedicada al mundo de los niños. Este tiempo para formarse y educarse, para aprender sentado en un pupitre y disfrutar con los barquitos y las muñecas, fue captado por los pinceles de Sorolla en cuadros optimistas y alegres que muestran pequeños aplicados en sus lecciones, con sus juguetes favoritos y disfrutando del agua. Las pinturas que le dieron más fama son las protagonizadas por niños sanos y felices disfrutando del mar, cuadros como ‘La hora del baño’, en los que la luz rebota en las enormes telas blancas y brilla en las olas. Estos pequeños corren en la playa, descansan en la arena o trepan por las rocas representan la vuelta a la arcadia perdida, y celebran los años efímeros de la infancia.

'La hora del baño'.

La tercera parte de la exposición está dedicada a la otra infancia. Encontramos también como protagonistas de los cuadros a niños de clases sociales más humildes que deben trabajar para contribuir al sustento de sus familias. Si bien no utiliza a los más pequeños para personificar su censura a las desigualdades de la sociedad en la que vive, el pintor las alude en cuadros como ‘La limosna’.

Por otro lado, Sorolla utiliza su tema favorito –el mar– para representar la enfermedad en la infancia, como podemos ver en ‘Estudio para ¡Triste herencia!’. La maternidad gozosa que va unida a la alegría por la llegada de los hijos tiene un reverso, que es la pérdida de los mismos, tal y como se puede ver en ‘Cabeza de niño en el lecho’, que se expone por primera vez en esta ocasión.

Compartir el artículo

stats