El Periódico Mediterráneo

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EXPERTA EN INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Asunción Gómez-Pérez Académica electa en la Real Academia Española de la Lengua

"No podemos vivir sin la tecnología. Nos persigue y la perseguimos"

Asunción Gómez-Pérez, experta en Inteligencia Artificial, ocupa el asiento 'q' de la RAE

Asunción Gómez- Pérez. / PASCUAL GONZALEZ

Cuando se decantó por la Licenciatura en Informática, a mediados de los 80, no sabía que esa decisión era el primer paso para ocupar el asiento ‘q’ en la Real Academia Española de la Lengua (RAE). Y cuando se doctoró en Inteligencia Artificial, nada predijo tampoco que unos años más tarde entraría por ese perfil en esa institución que vela por preservar la unidad de la lengua en el ámbito hispánico desde hace más de 300 años. Asunción Gómez-Pérez (Azuaga, 1967) recuerda que se sorprendió (y extrañó) cuando el académico Pedro García Barreno le comunicó que iba a proponer su nombre para ocupar la vacante que había dejado el fallecimiento de Gregorio Salvador. "Me llamó y pensé que la RAE quería encargarme algún proyecto", dice. Y todo, porque cuando esta catedrática de Inteligencia Artificial de la Universidad Politécnica de Madrid aún estudiaba Bachillerato en el colegio de San José de Villafranca de los Barros, una de sus primas le sugirió una carrera bastante nueva en el campo de las ciencias exactas. "Yo iba a estudiar Matemáticas y me dijo: mira la Licenciatura en Informática. Por ahí va a ir el futuro", recuerda al teléfono.   

-¿Ha tenido tiempo de verse en su papel de académica de la RAE?

-Bueno, lo primero que tengo que hacer es escribir lo antes posible mi discurso de ingreso para convertirme en académica de número. De momento solo soy académica electa.

-¿Ya ha pensado de qué hablará en el discurso?

-Será sobre la simbiosis entre inteligencia artificial y la lengua. La Real Academia Española de la Lengua acaba de firmar un convenio con el Ministerio de Asuntos Económicos para el proyecto Lengua Española e Inteligencia Artificial (LEIA), con el que mejorar la utilización del español en los ámbitos en que se desarrolla la inteligencia artificial. Es un PERTE , dotado con 1.100 millones de euros, y que pretende crear una industria en torno a la economía de la lengua, contando con distintos actores, entre ellos empresas y la propia academia. Ese es mi perfil y ahí es dónde pretendo ayudar también para que ese proyecto llegue a buen fin. 

-¿Cuál es esa simbiosis entre la lengua y la inteligencia artificial?

-Por un lado, las aplicaciones de inteligencia artificial son capaces de analizar textos escritos, de generar textos escritos, de extraer conocimientos de esos textos o de razonar con los conocimientos almacenados o extraídos de los textos. Y por otro lado está cómo la Academia, a través de todos los recursos que tiene, puede facilitar que los textos que se generan por sistemas de inteligencia artificial u otros, sigan las reglas gramaticales.

-Y ese es el campo en el que ha estado trabajado e investigando...

-Mi especialidad son las ontologías, unos modelos computacionales que utilizan palabras y describen el conocimiento de un dominio para que el ordenador sea capaz de identificar y entender, por ejemplo, un texto escrito. Yo hago ontologías, esas ontologías tienen palabras y el significado de esas palabras no se escribe en el lenguaje tal y como lo entendemos, sino en un lenguaje que es la lógica y se compone de esos modelos computacionales de los que hablaba. Con ellos podemos realizar el análisis de un texto escrito para extraer toda la información o los datos de esos contextos que se han representado.

-¿Qué aplicación tiene o puede tener todo eso? 

-Un ejemplo: tenemos escrituras de compraventa de bienes. En ellas hay un comprador, un vendedor, un objeto que se vende y un precio. Pues es posible hacer un modelo computacional para representar las escrituras de compraventa y después tener en el sistema miles de escrituras diferentes y poder ir extrayendo la información para localizar a un comprador, un vendedor, por qué cantidades se ha vendido el bien... Lo que hacemos con las ontologías es diseñar ese modelo para que el ordenador sea capaz de extraer luego de un texto los datos que son relevantes para nosotros.

-¿Y el papel que persigue la RAE dentro de ese proceso es que el español esté más presente y mejor posicionado ese lenguaje computacional?

-Es que ahora mismo los idiomas que están más avanzados desde un punto de vista computacional son el inglés y el chino. Por eso el nuevo PERTE de la nueva economía de la lengua. 

-¿Qué logró despertar su interés por la informática, en Azuaga, en los años 80?

--A mí me gustaban mucho las matemáticas. Mi familia procede del ámbito sanitario y yo iba por esa rama en el instituto para estudiar Farmacia. Pero en el año de COU decidí cambiar de rama para estudiar Matemáticas porque, aunque sacaba buenas notas, me gustaban más que la química. Y entonces me hablaron de unos estudios nuevos, con una base de matemáticas importante, que parecía que tenía más futuro profesional.

-¿Quién se lo sugirió?

-Una de mis primas que estaba estudiando en Madrid Ciencias Exactas en la rama de Computación. Ella me dijo: «El futuro va por la computación. Si tienes nota, ve a Informática». Estamos hablando del año 1985, que no estaba la informática tan avanzada como ahora y no permeaba tanto el día a día y la vida de la ciudadanía, las empresas y la administración.

-Hoy lo impregna todo.

-La tecnología nos persigue y nosotros la perseguimos. Somos incapaces de vivir sin ella ahora mismo.

-Lo que no imaginaría era que ese camino le llevaría a algo aparentemente tan en las antípodas como es la RAE.

-Totalmente. Pero sí que desde los primeros años de carrera me gustó la inteligencia artificial. Lo tuve claro, entré en el laboratorio de Inteligencia Artificial cuando estaba en tercero de carrera, hice el doctorado también en Inteligencia Artificial , y luego me fui a EEUU, a la universidad de Stanfor, donde aprendí mucho de las ontologías computacionales de Tom Gruber, que era el investigador que las había inventado. Al regresar a Madrid vi que las ontologías tenían una importante relación con el lenguaje porque los modelos que nosotros representamos en la computadora son modelos que están utilizando palabras.

-Pero no las usaban en español...

-Porque en los 90 y primeros años de este siglo, las ontologías las hemos realizado siempre en inglés. Mira, en un momento concreto, al acercarme a la industria a presentar los trabajos que hacíamos, nos pedían los trabajos en español. Y a los que somos investigadores, eso nos lleva a formularnos una pregunta: ¿qué tengo que hacer para traducir todas estas terminologías en inglés al español? Así que a partir de ahí, empecé a liderar una línea de investigación que trataba la traducción automática de ontologías del inglés al español. Poco a poco le fuimos añadiendo otros idiomas hasta empezar a hablar de ontologías multilingües.

-¿Qué tal se lleva con las redes sociales? También lo impregnan todo.

-Intento utilizarlas en un ámbito profesional, pero suelo usarlas más para leer que para escribir. El tiempo que se usa para introducir información en redes sociales o leer contenido que otros publican puede ser tanto o tan poco como uno quiera. La clave debe estar en seleccionar, porque hay contenidos generados por personas y otros por máquinas. Hay que ser crítico con lo que se encuentra y muy consciente de lo que se publica. 

-Las redes sociales parece que afectan al uso de la lengua, también para mal. 

-Cuando uno tiene unos caracteres limitados o escribe un mensaje con una función de autocompletar, se deja llevar y eso puede suponer un sesgo. Si por no pensar, estamos aceptando la palabra que nos propone la aplicación, estamos restringiendo nuestro vocabulario. Si hemos escrito la palabra con una falta de ortografía muchas veces, la aplicación nos va a sugerir esa palabra con esa falta de ortografía aún más veces; porque cuanto más la usamos, más estamos reforzando a la aplicación en que esa forma, aunque sea incorrecta, es la que queremos usar. Y es cierto que al final, en algunos espacios, se descuida la forma de escribir y la gramática. Por eso uno de los objetivos también del proyecto LEIA es promover el uso correcto del español cuando nos comunicamos a través de todos los medios digitales.

-¿Porque estamos relajando el uso correcto de la lengua y sus reglas?

-Sí, pero creo que todo está relacionado con la necesidad de vivir ese presente acelerado en el que estamos escribiendo simultáneamente en varios grupos de WhatsApp. 

-En varias ocasiones han llegado a la RAE peticiones para avanzar en el lenguaje inclusivo ¿Lo ve necesario?

El lenguaje inclusivo es importante, pero no ha de ser farragoso. Siempre que se mantenga un equilibrio, es muy razonable.

En los 300 años de historia de la RAE ha habido 12 mujeres entre sus 486 académicos. Falta bastante para la paridad.

Eso lo tienen que responder los académicos que proponen a los nuevos integrantes. Yo espero que en mi designación hayan tenido en cuenta no solo el hecho de ser mujer, sino mis méritos o mi capacidad.

-¿Cómo se quedó cuando se enteró de que se había propuesto su nombre?

-Esa fue la gran sorpresa. Cuando recibo la llamada y me entrevisto con Pedro García Barreno pensé que la academia quería encargarme un proyecto, porque estoy trabajando desde hace tiempo en proyectos de lengua e inteligencia artificial. Pero entonces me dijo: «Quiero proponer tu candidatura». Es algo que no me esperaba y al mismo tiempo una enorme alegría. Me siento muy honrada porque las personas que propusieron mi candidatura hubieran pensado en mí. 

-¿Quién será su referente en la RAE?

-A Pedro García Barreno es a quien mejor conozco ahora mismo. Y evidentemente, a Margarita Salas que en paz descanse, por ser quien es. 

-¿Usted qué lee?

-Entre semana leo sobre todo muchos documentos de trabajo y en el tiempo de ocio suelo leer bastante de tecnología.

-¿Cómo desconecta?

-Con la familia, con los amigos y paseando por el campo. En la naturaleza.

-¿Se fue de Extremadura para no volver?

-Para volver cada vez que se pueda. Cada dos o tres semanas vuelvo a Azuaga y todas las vacaciones las paso ahí. Soy de los extremeños que sigue manteniendo la red de amigos que tenía; en Zafra, Azuaga, Peñalsordo y Villafranca de los Barros.

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