Dicen que su destino estaba escrito desde el momento en el que llegó al mundo. El hecho de haber nacido en una de las familias más importantes del cante flamenco es lo que tiene, aunque no solo por sus raíces y el legado familiar Estrella Morente iba a dedicarse al cante, sino por su capacidad para emocionar con él y a través de él.

Hija del gran Enrique Morente, uno de los renovadores y más influyentes artistas flamencos, la cantaora granadina se ha forjado su propio nombre en este arte, como lo demuestra su prodigiosa carrera profesional. El 3 de julio ella será la encargada de clausurar del Peñíscola From Stage

Empezamos por el final. El 3 de julio clausuras la tercera edición del Peñíscola From Stage. ¿Qué puede esperar el público en esa actuación? ¿Con qué se va a encontrar? 

Me he dado cuenta, cuando voy a hacer un concierto, que el repertorio ha de ser un continuo enlace de mis trabajos. En lo alto del Cerro de los Palomares no lo puedo abandonar, por ejemplo, me lo pide mucho la gente, lo siente, lo reconoce. Pasa lo mismo con Volver. Son trabajos que forman parte de todo mi repertorio casi sin quererlo. Aunque ahora contamos con temas nuevos gracias a mi último disco titulado Leo.

Un trabajo muy variado en cuanto a los estilos que ofrece, ¿no?

Abarca muchos colores musicales. Hay fado, hay ranchera, bulerías, tango… Hay muchas cosas en este trabajo, sí. Y en la actuación que ofreceremos en Peñíscola habrá ramalazos de él, claro, como la canción El último trago, de Chavela Vargas, con Montoyita a la guitarra, o el tema que está sonando mucho últimamente, Dicen. Así, y volviendo a la pregunta anterior, seguramente cogeré un poco de acá y de allá. Habrá un recorrido flamenco que permitirá viajar por otros territorios. 

«Me vuelve loca el entorno de Peñíscola y por eso iré allí un día antes de mi concierto»

Vienes aquí en buena compañía.

Lo cierto es que sí, con un equipo fantástico. Montoyita a la guitarra. José Carbonell Monty a la segunda guitarra, una generación nueva de guitarristas con una juventud rabiosa que vienen empujando fuerte. Pedro Gabarre Popo al cajón; él es rapero y toca la percusión genial. Curro Conde Morente, que viene también apretando fuerte, otro valor de la percusión. El tío Ángel Gabarre, que para mí es el capitán del grupo, está ahí siempre en la sombra, y es uno de los cantores que más me gustan y tengo la suerte de que venga a los coros. Antonio Carbonell, que es un crack y para mí el director de mi orquesta, de mi banda, desde hace muchos años y el productor, además de mi último disco, Leo. Vengo acompañada de una buena banda que nos ayudará a trasladar y a transmitir sentimientos que tengo muchas ganas de compartir, sensaciones que sólo puedo trasladarlas a través de la música. 

Hablas de compartir y, ciertamente, una de las características del flamenco es ese compartir.

Bueno, compartir lo es todo en la vida. El que no comparte se convierte en un ególatra, en alguien a quien solo le importa su propio yo y su propia inercia, que no mira más allá y no le interesa lo que le pueda preocupar a los demás. Yo estoy totalmente en la posición contraria a esa. A mí me interesa muchísimo todo cuanto pasa a mi alrededor, lo que le preocupa a la sociedad, y creo que mi obra está cargada de un intento de conciencia de todo cuanto sucede. El cante es como un pequeño altavoz que me sirve para trasladar sentimientos que, de otra manera, no sabría transmitir.

Si algo ha demostrado el flamenco ha sido su capacidad de transformarse, de enriquecerse y enriquecer con los nuevos valores que van surgiendo. Siempre está en constante evolución.

Valga para que quede reflejado hasta dónde llega el flamenco una anécdota: la reciente visita de los Rolling Stones a Madrid. Fueron recibidos y agasajados con flamenco a petición suya. Muchos de mis familiares estuvieron con ellos durante esos días. Para mí es una definición de la importancia del flamenco, porque demuestra que el flamenco traspasa nuestras fronteras, va mucho más allá. Por esa razón pienso que el flamenco debería pensarse, o debería ser siempre una música de mayorías. 

«En mi concierto habrá un recorrido flamenco que permitirá viajar por otros territorios»

Al principio, comentábamos tu presencia aquí, en Peñíscola, el próximo 3 de julio. ¿Conocías la Ciudad del Mar?

Tengo la suerte de haber venido por aquí acompañando a mi padre en alguno de sus conciertos haciendo los coros. Me vuelve loca el entorno, vuestra gastronomía, hasta vuestro acento. Cada lugar tiene su deje y a la hora de trabajar es muy importante empaparte de todas esas cosas. Por ese motivo, estaré ya un día antes de mi concierto en Peñíscola para disfrutar del lugar con amigos que tenemos cerca y que queremos mucho. Saber que hay afición y que la gente espera y escucha flamenco, que compra una entrada y se molesta en gastar su tiempo y su dinero en cultura y en un concierto flamenco como en este caso es un lujo. Esperamos poder ofrecer lo mejor de nosotros mismos ese día. Tengo muchas ganas de ir.

Un lujo, más teniendo en cuenta el tiempo que hemos pasado, que estamos pasando, debido a la pandemia. Imagino que haberse reencontrado con el público en directo te ha insuflado más energía.

Era un reencuentro muy deseado por parte de toda la gente que nos dedicamos a esto. El poder tener contacto con el público, y en este caso el ofrecer un espectáculo como el nuestro, es algo maravilloso. Además, el hecho de dedicarse al mundo del arte tiene otro componente relevante: nuestros propios sentimientos están en juego. De todas formas, cada trabajo tiene sus caminos y sus maneras, sus ventajas y desventajas. Todos somos complementarios, y en esa filosofía es en la que me muevo.