Las folclóricas han estado unidas al colectivo homosexual desde que la copla es copla. Y es que el mundillo cañí no ha podido esquivar los líos de faldas -en este caso de bata de cola-. Este año ha sido María del Monte la que nos ha regalado un nuevo momentazo para añadir al baúl del folclorismo. La cantante, que ahora tiene 60 años, dio un paso adelante para presentarse como lesbiana en el Orgullo de Sevilla junto a su mujer. Tras este “bombazo” se han pronunciado usuarios anónimos en redes, famosos y hasta otras artistas contemporáneas.

El sarcasmo visionario con el que María Peláe afirmaba con sorna que “era la primera folclórica bollera de la historia” durante un capítulo de Estirando el chicle anterior al Orgullo de Sevilla 2022, dejaba entrever que la hermandad entre el movimiento LGTB y la copla ha existido desde siempre.

Si ven a dos mujeres, también se dice…

Y es que, por muy difícil que pueda resultar encajarlo para algunas mentes de escasa anchura, las lesbianas han existido desde antes del siglo XXI. Sin necesidad de forzar la vista hasta Safo de Lesbos, encontramos ejemplos en lugares que, por prejuicio, nos puedan resultar chocantes.

Ya por el año 1933 cantaba la valenciana Concha Piquer aquello de “Se dice, si vas sola, "¡Qué desgraciada es!". Se dice "¡Qué coqueta!" si con un hombre vas. Si ven a dos mujeres, también se dice que…” Ahí queda eso.

De las folclóricas y de la gente de la farándula en general se ha comentado y se comentan muchas cosas. Como aquello de que Marlene Dietrich e Imperio Argentina fueron más que amigas allá por la Alemania de Hitler y que "en al menos dos de estas ocasiones fue Imperio Argentina, la popular bailarina, cantante y actriz del cine español, a la que la Dietrich cortejaba con los eternos ramitos de violetas", como cuenta el biógrafo Donald Spoto en en el libro Marlene Dietrich: El Angel Azul, publicado en 1992. Afirmación que Imperio Argentina se apresuró a desmentir en sus memorias.

Suzy Vernon (izquierda), Marlene Dietrich e Imperio Argentina (derecha), en 1931.

De hecho, la experta en copla, creadora del podcast ¡Ay, Campaneras! Y autora del libro homónimo (¡Ay, Campaneras! Canciones para seguir adelante), Lidia García, asegura que “está probadísimo que no pasó nada” y nos cuenta qué relató la artista en sus memorias: “se conocieron en París en una cena y, por lo que dice Imperio Argentina, Marlene Dietrich la miraba mucho… con un interés que le pareció particular y le llamó la atención, pero no llegó a decirle nada. Es verdad que Imperio Argentina lo cuenta dándole mucho bombo a la situación”, nos cuenta, descartando cualquier tipo de salseo

Sin embargo, García sí hace especial énfasis en que detrás de estas negaciones no había ningún tipo de fobia o pudor por parte de Imperio Argentina a que la relacionaran con el colectivo LGTB: “cuando relata esto, Imperio Argentina aprovecha para hacer un alegato a favor de todas las amigas lesbianas que tiene y que si ella desmiente esto no es porque tenga algún problema con el lesbianismo sino que sencillamente no era lesbiana ni tuvo ningún rollo con Marlene Dietrich -para desgracia nuestra-”.

La farándula orgullosa

Ya nunca sabremos si este rumor lésbico tuvo algo de verdad. Pero en la farándula made in spain sí tenemos un caso de “destape”, nunca mejor dicho, que se ha convertido en historia de la televisión. “Tú y yo, Chelo, y te quiero y siento mucho que no me hayan gustado las mujeres porque habría sido más feliz, hemos tenido una noche… de amor”. La memorable confesión de Bárbara Rey sobre su relación con Chelo García Cortés llegó en 2001 al colectivo LGTB como una bocanada de aire que refrescó el cargado ambiente de muchos armarios.

Pero mucho antes de esto las folclóricas de nuestro país ya habían roto una lanza en favor de los homosexuales. Es inolvidable también ese instante televisivo de Rocío Jurado gritando a los cuatro vientos “¡Yo soy progay!”, al ser preguntada en Canal+ en 2003 por su figura como diva homosexual. Un motivo más para considerarla La Más Grande.

Y si esto no es suficiente, para momentazo el de Marujita Díaz en el Tomate en 2006, cuando en forma de divertidísimas declaraciones, muy en su línea, declaró: “Yo también soy tortillera”. Y siguió: “De primero, almejas naturales, de segundo unos pinchitos de tortilla, y de tercero, arroz con conejo”.

Pero vayamos más atrás, cuando Lola Flores no sólo defendió a muerte a sus seguidores homosexuales y transexuales, sino que fue la primera en normalizar las relaciones lésbicas hablando de ellas en primera persona. “¿Quién no se ha dado un pipazo con una buena amiga?”, se preguntaba en “El Coraje de Vivir”, un programa de televisión de Antena3 donde repasaba su biografía en los años 90. Al menos, eso cuenta la leyenda.

La Faraona era mucha Faraona y ya en los años 80 se imaginó en un programa de TVE cómo quería que fuera su velatorio. “Que me pongan en el vestíbulo del Teatro Calderón, para que pase la gente, los mariquitas, que me quieren mucho, y toda la gente que es admiradora de mi arte, que son muchos. Y que hagan una colita, todos y me vieran. Ya sé hasta lo que van a decir: ‘Ay, qué lástima, Lola, con lo graciosa que era’”.

La realidad es que el colectivo LGTB y el mundo del arte y el folclore han estado siempre estrechamente ligados y no solo las mujeres han puesto voz a lo largo de la historia a esos amores ocultos y hasta impensables. Tanto es así que muchas intérpretes de este género se han erigido como iconos gais, como es el caso de Sara Montiel. La copla “Compuesto y sin novia” de Miguel de Molina se lee de otra forma si tenemos en cuenta que el artista era homosexual. Y que la canción fue compuesta por el poeta, abiertamente gay,  Rafael de León, el compositor Antonio Quintero y el pianista Manuel Quiroga.

Lidia García defiende que la copla “se convirtió en un refugio para cierta disidencia sexual que precisamente no podía encontrar como espacio de identificación otros lugares de la cultura”. Así es cómo el arte y la farándula, tal y como destaca la experta, se convirtió en un espacio de “libertad vigilada” donde se permitían transgresiones que en otros espacios eran difícilmente tolerables. 

Sobre la defensa explícita de las folclóricas García destaca: “que apoyaran al colectivo ha sido muy importante para personas LGTB que no han visto esta representación en otros espacios culturales”.

Como explica García, hay muy pocos referentes “y sobre todo, referentas” y justamente por eso -y quizá también, por una cuestión de justicia- la visibilidad, naturalidad y apoyo que las folclóricas brindaron al colectivo fue tan valioso e importante.

Ahora ha sido María del Monte la que ha aportado su granito de arena en esto de la visibilidad lésbica. Y muchos usuarios de redes sociales se preguntan ahora si la próxima será Isabel Pantoja, cabeza de cartel del Orgullo de Madrid 2022, que ha prometido dar una “gran sorpresa” en esta celebración. La expectación es máxima.