El enfrentamiento político y religioso, la ambición, la opresión del más débil y el recelo al cambio que se hallan tras tantos conflictos han protagonizado el último estreno de la temporada 2021/22 del Teatro Real de Madrid, el de 'Nabucco' de Giuseppe Verdi (1813-1901), que se ha saldado con una noche histórica de bis y aplausos.

Hasta el 22 de julio podrá disfrutarse de 14 funciones más de este título que no había vuelto a representarse aquí desde la primera vez en 1853 y que ha regresado en colaboración con la Ópera de Zúrich (donde levantó el telón en 2019) bajo la dirección escénica de Andreas Homoki, debutante en Madrid, y la dirección musical de un viejo conocido de este público, Nicola Luisotti.

Él ha sido uno de los principales receptores de esta velada con superávit de "bravos" junto con el trabajo como la pérfida Abigaille de su compatriota, la soprano Anna Pirozzi, una "muy buena mala" que ha recibido la mayor aclamación por un papel que puso contra las cuerdas a algunas de las más grandes, incluida la Callas. Además de ella, de los tres repartos de este 'Nabucco' hoy se han subido a las tablas el barítono italiano Luca Salsi (Nabucco), el tenor estadounidense Michael Fabiano (Ismaele), el bajo ucraniano Dmitry Belosselsky (Zaccaria), la mezzosoprano española Silvia Tro Santafé (Fenena), Simon Lim (El gran sacerdote), Fabián Lara (Abdallo) y Maribel Ortega (Anna).

Con libreto de Temistocle Solera basado en la obra 'Nabuchodonosor' (1836) de Auguste Anicet-Bourgeois y Francis Cornu y en el ballet del mismo nombre (1838) de Antonio Cortesi, esta ópera de Verdi recreaba el enfrentamiento entre el sistema politeísta de los babilonios con el monoteísta de los hebreos, una visión nueva y moderna que acabó con la primera deportación sufrida por este pueblo.

A su estreno en 1842 en el Teatro Alla Scala de Milán se estableció una identificación inmediata con la opresión italiana bajo el yugo del imperio austrohúngaro y eso convirtió esta obra en símbolo del 'Risorgimento' que dio lugar a la unificación del país.

Bis histórico

En ese proceso cobró especial significación el emblemático 'Va, pensiero' que suena al final del tercer acto y cuya interpretación este martes por parte del Coro Titular del Teatro Real (ya alabado por su labor en la previa 'Juana de Arco en la hoguera') le ha supuesto una ovación de cerca de 5 minutos y el primer bis que se le pide desde la reapertura hace 25 años.

Desde el suelo, el aria ha comenzado a sonar como el leve susurro de un pueblo sometido que, según se ponía en pie y estrechaba manos, ha cogido fuerza y volumen para convertirse en el contrapunto a todos los males que retrata esta ópera, esto es, un canto aspiracional sobre la fuerza del colectivo frente a la opresión y la ambición personal: "Vuela, pensamiento, en alas doradas...".

No se vivía otro bis en el teatro madrileño desde el 19 de julio de 2021, cuando en la quinta función de 'Tosca' se le reclamó a la soprano Sondra Radvanovsky que repitiera su 'Vissi d'arte', tal como había sucedido desde el estreno, y también al tenor Jonas Kauffman por 'Lucevam le stelle'.

Cabe subrayar por último la trascendencia del apartado escenográfico al acentuar el paralelismo histórico que traslada la acción desde la Babilonia del siglo VI a.C. a la Italia del siglo XIX a través del vestuario diseñado por el escenógrafo Wolfgang Gussmann junto a Susana Mendoza. Gussman ha sido además el autor de una propuesta minimalista y austera, con un colosal muro oscilante que cobra una dimensión totémica y que empequeñece las aspiraciones individuales de los personajes de la obra, además de permitir que las escenas fluyan sin apenas interrupciones.

Este ha sido sin embargo el único punto que no ha gustado a algunos de los visitantes al estreno, que no se han privado de abuchear el resultado en una noche que, de otro modo, habría sido absolutamente redonda.