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EXHIBICIÓN DEL COLOSO 'HEAVY'

Iron Maiden conquista Barcelona como rey del metal

El grupo británico arrasó ante más de 50.000 personas, imponiendo su ley en un concierto de imponente escenografía, con ingredientes teatrales, y un repertorio que arrancó con su último disco, 'Senjutsu', para derivar en un amplio y triunfal 'grandes éxitos'

Bruce Dickinson, en un momento del concierto. Ferran Nadeu

Y 40 años después, el heavy metal de Iron Maiden alcanzó las puertas del gran templo, el Estadi Olímpic, reuniendo a la clientela más numerosa de su historial en Barcelona, más de 50.000 personas según la organización (a cargo de Primavera Sound). El metal puede conservar algo de aquel talante ‘underground’, paria del tráfico de tendencias, pero ‘los Maiden’, como son conocidos secularmente por aquí, se alzan como clásico rampante y ‘blockbuster’ de las giras, atracción poderosa para un público (eso no ha cambiado tanto) de predominio masculino, capturado por este ‘Legacy of the beast world tour’.

Marea de camisetas negras ocupando la pista, y atención al viejo ritual: los fans ya saben que, cuando suena enlatado ‘Doctor doctor’, de UFO, hay que aguantar la respiración y prepararse para recibir a sus majestades. Ahí estaba Steve Harris, bastante más que el bajista de la banda, listo para cantar para sus adentros todas las estrofas, apuntalando el tema ‘Senjutsu’, que da título al último álbum, con sus ocho minutos de traqueteo y su estribillo marcial. Bruce Dickinson, luciendo vozarróny gestos abracadabrantes, y librándose a la esgrima con la mascota del grupo, Eddie, ataviado de samurái. Como fondo, una especie de Poble Espanyol a la japonesa, con un templo y dos altas pagodas.

Saludos a la familia

Cuando esta gira arrancó, en 2018,el guion era panorámico, pero la edición de ‘Senjutsu’ lo alteró inyectando tres temas nuevos, apelotonados todos en el arranque: ahí estuvieron ‘Stratego’ y ‘The writingonthewall’, desarrollando el trote secular ‘maideniano’ con generosidad. Introducción acústica de Adrian Smith en este último tema, en el que Dickinson tomó la palabra para un escueto “¡Hola, Catalunya!” y unas risotadas macabras a modo de celebración. Más tarde amplió el discurso suspirando por haber vuelto a Barcelona después de estos “tres años locos y jodidos” y saludando a los ‘supporters’: “Sois la familia Maiden”.

Que la banda tire de antología no significa que el suyo fuera uno de esos conciertos donde casi todos los temas salen de sus primeros álbumes. Iron Maiden tiene conciencia del conjunto de su obra, y lo mismo viaja a una pieza ochentera como ‘Revelations’ como acude a un tema de entretiempo, ‘Bloodbrothers’, asociado a la reunión de 1999, o incorpora un par de piezas de aquellos años 90, cuando el cantante era BlazeBayley. Místico ‘Signofthecross’, con Dickinson envuelto en una capa, una cruz clavada en el escenario y llamaradas así de altas para advertir a las almas impías. Coros litúrgicos dignos de los monjes del monasterio de Silos y un desarrollo de metal filo-progresivo abierto a los solos de Smith, Dave Murray y Janick Gers.

Miedo a la oscuridad

En este punto, el ‘atrezzo’ japonés ya se había volatizado y ocupado su lugar un telón de góticos vitrales catedralicios. Maiden, viajando al fondo de su alma con el viejo hito ‘Flight oftheicarus’ (el álbum ‘Pieceofmind’, de 1983, fue el más citado, con tres temas, tantos como ‘Senjutsu’), con un hombre-pájaro en lo alto y Dickinson convertido en lanzallamas andante. Mitología ‘in crescendo’ con ese tótem llamado ‘Fearofthedark’, de cuando Iron Maiden combatía la ola grunge con doble ración de pompa y circunstancia (allá por 1992), y a partir de ahí, un no parar de números de leyenda, incluyendo la invocaciónal satánico 666 de ‘The numberofthebeast’, camino del seminal ‘Iron Maiden’, con el maligno entrando en escena en forma de feísima figura cornuda.

Iron Maiden tiró así de un montaje regado sin complejos por ‘gags’ escenográficos, aditivos agradecidos cuando se trata de un concierto de estadio, si bien la munición gruesa lo pusieron las canciones, y ahí estuvieron, en los bises, ‘The trooper’ y ‘Run tothehills’, y ese ‘Aces high’ con su discurso de Churchill. Traca última de un concierto que tuvo algo de recompensa para esos fans históricos del grupo que, cuando los ‘heavies’ eran una oscura tribu urbana, lo recibieron en el viejo Palau d’Esports, 40 años atrás.

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