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ENTREVISTA

Manuel Vicent: «Concha Piquer era una mujer empoderada, rebelde en las pequeñas cosas del tejido de cada día»

«Durante un tiempo València y Concha Piquer eran casi la misma expresión», dice el autor castellonense, que publica 'Retrato de una mujer moderna'

Manuel Vicent se centra en la figura de Concha Piquer en su nueva novela.

El escritor Manuel Vicent asegura que la mítica cantante valenciana Concha Piquer fue «una mujer empoderada» y «una rebelde en las pequeñas cosas del tejido de cada día».

Así define el autor de la Vilavella a la artista que inspira su última novela, Retrato de una mujer moderna (Alfaguara) en la que el escritor castellonense recupera y reivindica la figura de un mito que definió una época de la historia de España y rompió todos los moldes.

«Empoderada es la palabra que define exactamente el carácter de esta mujer», asegura Vicent. «Bajo su arte y maravillosa voz, hubo una mujer profesional y desafiante que defendía su forma de ser y actuar», asevera.

Una personalidad desbordante

Manuel Vicent, que conoció a la Piquer en una entrevista en los años ochenta del pasado siglo, cuando llevaba ya años retirada, descubrió a un personaje «con una personalidad desbordante». Además, ha explicado que la ha elegido como protagonista porque su azarosa vida le ha evitado «muchos quebraderos de cabeza a la hora de pensar en historias». «Me limité a recrear la atmósfera, porque la historia la ponía ella; ella puso el qué y yo el cómo, aunque la forma de contar cambia la sustancia de los hechos», explica.

En este sentido, apunta que le gustaría que los lectores jóvenes o de mediana edad «vieran en este relato un tiempo, un espacio, una atmósfera y un personaje que pueden ser realidad o ficción». No hay que olvidar, ha apostillado, que se trata de una novela basada en hechos reales y que lo que ha procurado es que sea «verosímil».

Enfrentada a las normas morales

Sobre el contexto político, Vicent ha hecho notar que Concha Piquer no era mujer que se enfrentara al franquismo, «pero sí a las normas morales que le impedían ser una buena profesional».

En este punto, ha recalcado que ella trajo de Nueva York el sentido del show business, es decir, de que «el público es el verdadero Dios». Por ello, se enfrentaba a la censura y pagaba multas de 500 pesetas —«que no eran poca cosa en aquel momento», resalta el autor— cada vez que se negaba a cambiar la letra de, por ejemplo, Ojos verdes. «Era una rebelde en las pequeñas cosas del tejido de cada día, rebelde contra la censura y contra la imperfección del espectáculo», resume.

También alude el escritor al famosísimo 'baúl de la Piquer', que «no era uno, eran veinte, los de toda la compañía».

Y no pasa por alto tampoco el escritor la valencianía de la intérprete. «Después de la Virgen de los Desamparados ya estaba directamente Concha Piquer», bromea Vicent, que añade que durante un tiempo «València y Concha Piquer eran casi la misma expresión, ella decía que era una mujer 'arriscada'».

Para el novelista castellonense, Concha Piquer es «uno de esos personajes que sintetizan toda una época y una pasión colectiva. Hay sonidos de una memoria», concluye.

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