Cultura

Reparación histórica

El Museo de Pontevedra se convierte mediante un “proceso modélico” en la primera institución española en devolver al estado polaco cuadros expoliados por los nazis

Profesionales del Museo embalan el cuadro del Ecce Homo para su traslado.

Profesionales del Museo embalan el cuadro del Ecce Homo para su traslado. / RAFA VÁZQUEZ

Susana Regueira

Elbiezta Rogowska, directora del departamento de Bienes Culturales del Ministerio de Cultura de Polonia, había incluido en su tesis a los cuadros de la Dolorosa y el Ecce Homo identificados como provenientes del expolio nazi, localizados décadas después entre los fondos del Museo de Pontevedra y restituidos ayer al estado centroeuropeo. Solo había visto el díptico en imágenes en blanco y negro, y no ocultaba su emoción en la salida de las obras hacia su nuevo destino, el Museo Nacional de Poznan.

“Es la primera obra que sale de España”, explicaba momentos después de firmar el acta con el vicepresidente de la Diputación y responsable del Museo, César Mosquera, que culminaba la restitución gratuita. “La primera expoliada en Polonia encontrada en territorio de España y devuelta, por eso para nosotros ha sido una situación única, sin precedentes y muy excepcional”.

Según las estimaciones del gobierno polaco, hasta 516.000 obras de arte se perdieron durante el proceso de expolio sistemático de los nazis en iglesias, museos y colecciones privadas, hasta el punto de que el país perdió un 70% de su patrimonio nacional. Una gran parte fueron devueltas al finalizar la II Guerra Mundial, pero “muchas siguen desaparecidas y poco a poco están siendo devueltas, durante la postguerra y sobre todo en los últimos 30 años estamos intentando recuperar y cubrir esa brecha de pérdida nacional”, explicó la representante del Gobierno polaco.

La restitución de una obra expoliada, recuerda, es “un proceso largo y tedioso que muchas veces dura años”.

En estos momentos su país tiene en marcha unos 230 expedientes en proceso de recuperación, aunque ninguno de ellos es en España, y “gracias a las nuevas tecnologías somos capaces de ubica obras en todos los continentes”, señaló. Los museos o coleccionistas no suelen mostrarse dispuestos a reparar una injusticia histórica, de modo que Elbiezta Rogowska agradeció especialmente que “en este caso fue diferente, la recuperación de este díptico fue todo lo contrario”, hasta el punto de elogiar “un procedimiento modelo” que puso de ejemplo para el resto de museos e instituciones del mundo.

“Tanto los responsables del Museo, como las autoridades locales, provinciales y estatales mantuvieron unos estándares muy altos. Es como para seguir este modelo, tan profesional”.

Coincidía en esa percepción la vicepresidenta provincial, Carmela Silva, invitada de excepción, con el alcalde de Pontevedra, Miguel Fernández Lores, al acto oficial de traspaso de las obras. “Hoy vivimos algo único que convierte al Museo en una referencia mundial, porque tan pronto como el Gobierno de Polonia se puso en contacto para trasladar que creía que esta institución tenía dos cuadros expoliados, de forma inmediata se puso en marcha un procedimiento para devolverlos a su legítimo propietario”. Se mostró convencida de que “a partir de ahora será muy difícil” que otras instituciones no sigan la tendencia de devolver bienes robados.

“El mundo debe aprender: no bastan solo las palabras para restituir a un pueblo lo que le que le fue expoliado”, destacó la titular del Ejecutivo provincial antes de agradecer “la sensibilidad” de César Mosquera y del director del Museo, Xosé Manuel Rey.

Las obras viajan por carretera en cajas calidad museo, con madera reforzada, espumas rígidas y papel inerte que garanticen la protección del díptico, siguiendo los protocolos para el traslado y tras el permiso de exportación concedido por la Dirección de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura Español.

El díptico expoliado.

El díptico expoliado. / R. VÁZQUEZ

¿Cómo serán recibidas? Elbiezta Rogowska explica que “la vuelta de cualquier obra robada, expoliada durante la II en Polonia es una celebración, un día de fiesta, incluso a nivel mediático”. Tras ser depositado provisionalmente en el Museo Nacional de Poznan la previsión es que sean trasladadas al castillo de Goluchow, de donde fueron sustraídas, una vez que concluya la rehabilitación de esta fortaleza renacentista.

“En este castillo durante muchos años en los sitios donde habían estado estos cuadros colgados aparecían unas fotos en blanco y negro”, recordó la dirigente polaca, “y ahora por fin volverán a su sitio”.

El anfitrión y director del Museo recordó que en 2020, en pleno confinamiento, se recibió la comunicación del Gobierno polaco de que creía que entre los fondos figuraban dos obras expoliadas a la familia polaca. La institución se movió “desde la sorpresa y el shock” hasta el acto de ayer. Insistió en que los objetivos eran garantizar tanto la honorabilidad del Museo como la restitución justa. Ha sido, reconoció César Mosquera “una de las firmas más emocionantes” de una vida en la que ha realizado miles y la institución reconocía ayer que “vemos con pena la salida de las obras” pero con la gratificación de que irán a otro museo, “aunque sea a miles de quilómetros”.

La misma colección que La dama del armiño

Las obras devueltas al estado polaco son un díptico del siglo XV atribuido inicialmente al pintor flamenco Dieric Bouts y que figuran en bases de datos internacionales de piezas saqueadas en la II Guerra Mundial.

Se consideran actualmente una reproducción de medidos del siglo XVI salida el taller de su hijo Albert y se incorporaron a los fondos del Museo en 1981 como depósito de José Fernández López, uno de los benefactores de la institución, que a su vez las habría adquirido a mediados de los 70 en Madrid o Barcelona.

Pertenecieron a la colección Czartoryski (de la que formaban parte obras maestras como La dama del armiño de Da Vinci) y están tasadas en unos 30.000 euros.

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