Entrevista
Nieves Herrero: "Si en un crimen no se da con el criminal, es que no se ha hecho bien la investigación"
La periodista presenta 'Luna Roja', una incursión en el noir con la inspectora Peters, un trasunto de Margarita Landi, antigua redactora de sucesos del semanario El Caso. Anuncia que la inspectora Peters ha venido para quedarse.

Nieves Herrero. / Alba Vigaray
Karmentxu Marín
Tenía que haber sido médica, pero truncó los sueños de sus padres, tal cual lo dice, y se quedó en periodista. "La oveja negra de la familia", remacha. Ha publicado una docena de novelas, y ayer presentó en Madrid Luna Roja, una incursión en el noir con la inspectora Peters, un trasunto de Margarita Landi, antigua redactora de sucesos del semanario El Caso. Anuncia que la inspectora Peters ha venido para quedarse.
Cuando publicó La baronesa, sobre Carmen Thyssen, dijo que se metería en otra novela que no le diera dolores de cabeza. ¿Le duele algo con Luna Roja?
Aprendí la lección de La Baronesa y, aunque en esta novela hay una inspiración evidente en Margarita Landi, me he salido del personaje, porque quiero ser libre. Desde la libertad tu imaginación puede irse adonde quiera, y no tiene por qué molestar a nadie. Es muy difícil que yo vuelva a un personaje real… aunque digo esto y si mañana me hablan de uno del que históricamente puedo aprender… En esta novela salen personajes reales, como Cayetana de Alba o Aline Griffith. Se entremezcla la fantasía con la realidad. Pero dolor de cabeza siempre se tiene, ¿eh? Cuando publicas una novela te duele la cabeza y bastante. Por la presentación, los nervios. A mí con cada novela, y ya son doce, me ha dolido algo. Es más, llego extenuada.
Al borde del balneario.
Lo suscribo [ríe]: Al borde del balneario. O al borde del oxígeno. Cuando estás trabajando en la radio y tienes que sacar el tiempo de tu tiempo… Es bastante difícil.
Cita a Agatha Christie: “Sospecho de todo el mundo hasta el último minuto”. ¿A usted le pasa?
Yo soy más confiada. Es más, me llaman constantemente, porque no sé colgar a lo bestia, y tengo el teléfono lleno de números en los que pone: fraude posible, no me fío. Por teléfono no me fío ni de ti: ¿Será Karmentxu?
Máxima de todo detective que se precie: No dar nada por sentado, dudar de todo y de todos, husmear, rastrear. ¿En qué punto vital se encuentra?
Yo en este momento de mi vida me encuentro en la búsqueda permanente con una lupa muy grande buscando huellas del pasado, porque no hay nada que me guste más que rastrear el pasado. Y me encantaría tener una bola de cristal para ver el futuro.
¿Y del presente?
Del presente, yo tengo muchas dudas de muchas cosas. Nosotros solo vemos una parte de la política y creo que hay otra parte que jamás veremos si no rastreamos un poco. Siempre me han gustado más los temas sociales, y en ellos me encuentro más cómoda que en la política.
¿A qué espera para fumar en pipa? ¿No cree que ganaría en credibilidad como sabuesa husmeadora?
Pues nunca me ha gustado fumar. Y sin embargo me dio por coleccionar pipas hace muchos años, porque encontraba el humo del tabaco muy inspirador. Me encanta el humo del tabaco de pipa. Ahora soy una adicta a todo lo que tiene que ver con la salud, pero si no fuera malo fumar, yo fumaría en pipa. Creo que es la forma más “sana” de fumar.
¿Hay algo que le parezca elemental, como a Sherlock?
Me parece elemental que si en un crimen no se da con el criminal es que no se ha hecho bien la investigación. Creo mucho en la buena investigación y en esos policías que son auténticos sabuesos, a los que no se les pasa nada por alto y están durante años detrás de una pista hasta que dan con el auténtico criminal o asesino. Cuando hice un curso de máster en Criminología con Paco Pérez Abellán aprendimos que hay mucho crimen mal resuelto.

Nieves Herrero. / Alba Vigaray
¿Qué encontraría si pasara la lupa por la calle Génova?
Me encontraría un partido político del que quiero pensar que las personas que están dando la cara en este momento son honestas. Y me gustaría pensar que toda la gente que ha sido investigada y ha pasado por juicios no tenga ya ningún resquicio con la política. Igual diría del PSOE. Tengo amigos en la política y creo en la honestidad. Quienes están en política no deja de ser gente interesada en arreglar la vida a otras personas.
¿Y si husmeara en La Moncloa?
Sinceramente, creo que es muy fácil tirar la piedra. Yo creo mucho en la justicia, a pesar de que es verdad que es lenta. Pero a mí no me gusta linchar a las personas. Me gusta esperar a que juzguen a la gente, porque a veces hemos linchado, luego nos lo hemos tenido que comer y jamás se ha restablecido la honra a esa persona.
Oiga: Una periodista que se va a dedicar a sucesos necesita una pistola. Empezamos bien. ¿Podría enseñarme el bolso?
Jajaja. Es que Margarita [inspiradora de la protagonista de la novela] llevaba pistola. A mí ni se me ocurre. Por no llevar, no llevo ni un spray anti nada. Las armas las carga el diablo. Tengo familia en la policía y cuando llegaban guardaban el arma bajo llave. Si hay niños alrededor es muy peligrosa un arma. Odio las armas.
En su novela, la policía necesita una periodista para su investigación. Pero si más bien nos apartan y nos quitan de en medio.
Ahora sí. En los años 50 los periodistas eran aliados absolutamente de la policía, y de hecho Eugenio Suárez [director de El Caso] y el comisario del que hablo tenían bastante relación. Y Margarita, con los diferentes comisarios que llevaban delitos penales y crímenes de todo tipo, empezó con el robo de un collar y se fue adentrando en crímenes y asesinatos. Fue ella quien me dijo que cuando vayas a un funeral, después de cometerse un crimen, mira al que más llora, porque seguramente es el asesino. También me decía: Cuando veas un halo rojo en la luna, ten por seguro que se va a cometer un crimen.
Y desde entonces usted va a un funeral y, por si acaso, sospecha del que se deshace en lágrimas.
Sí, porque las personas más cercanas están tan impactadas que no lloran. Si veo a alguien llorar pienso que no quería demasiado al difunto. Cuando murieron mis padres yo estaba como en shock, como ausente. Lo peor es el después.
En la Redacción de la protagonista de Luna Roja hay un cocodrilo con nombre de obispo. Se llama Leopoldo, por Eijo y Garay, ex titular de Madrid-Alcalá. ¿Conoce reptiles en el episcopado?
Con el episcopado me pasa como con la política: He encontrado a sacerdotes extraordinarios que luego han sido obispos y obispos que no me han tocado el alma, no les he visto un punto de humanidad. En la novela hay un sacerdote que acaba en la cárcel. Mi familia siempre ha sido súper religiosa, sobre todo mi padre, y tenemos un familiar del que pensamos que la mamá tuvo tanta relación con el obispo que el hijo se parecía un poco a él. Bueno, eso fue una maldad [ríe].
“A veces, un tema que creemos que es exclusivamente amoroso puede derivar en un problema político”. Ya escribió usted, por ejemplo, sobre Carmen Díez de Rivera. ¿Piensa ahora en el Emérito?
Pienso que en muchas camas se han dicho muchos secretos de Estado. Creo que es muy peligroso y no entiendo cómo se fían de las personas que les sacan información, además con preguntas tan directas y que se salen de lo que es cuánto te quiero. A mí me sorprende que alguien como el Rey Juan Carlos no cayera en que estaba metiéndose en una camisa de once varas. La cama forma parte del ser humano, y en esos sitios tan íntimos se han dicho muchas cosas que nunca jamás se deberían haber contado.
¿La cama es el mueble más peligroso?
Yo creo que la cama es lo más peligroso que hay. Yo me voy muy tarde a dormir y me levanto muy temprano. No me gusta la noche, la tengo verdadero pánico, aunque en los casos de los que hablábamos daba igual la hora.
¿De mayor querría ser Miss Marple, Jessica Fletcher, Hercules Poirot?
Yo quisiera ser Sherlock. Adoro a Arthur Conan Doyle. Me gustan mucho las reflexiones que le llevan a las certezas, y que crea que la clave de todo está en los pequeños detalles.
¿Quién sería su Watson?
Mis dos hijas podrían serlo perfectamente, porque no he visto personas que tengan tal madurez que a veces me hace decirles que son mayores que yo. Yo me atrevo a hacer más cosas que ellas. Me cuidan. Son mi Watson. Yo soy todo corazón y ellas son la reflexión, me frenan muchísimo.
Le habrán regalado una pistola.
Pero de agua, cuando estaba terminando la novela. Y la hemos usado mucho entre mi nieto Nico y yo.
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