Literatura
Comisura: La editorial que desafía la frontera ‘texto e imagen’
El atrevido e interesante sello editorial apuesta por publicaciones que se deslizan entre la literatura, la filosofía, la antropología y las artes visuales, construyendo uno de los catálogo más singulares de la actual industria del libro en España con títulos como Marginalia, de Carlos Yushimito, o Archipiélago humano, de Teju Cole y Fazal Sheikh, entre otros.

Ediciones Comisura es una editorial independiente de discursos híbridos. / MEDITERRÁNEO
En el universo del libro, donde las publicaciones suelen regirse por el ritmo frenético de la industria y por criterios de consumo rápido, y donde el mundo editorial parece rendirse a lo efímero e insustancial, existen proyectos que rompen por completo con esa dinámica abandonada a las leyes del capital para ofrecer refugio a todas aquellas personas que saben, que son conscientes, del verdadero poder e importancia de un libro, de su significado.
Entre esos benditos proyectos que no responden a la lógica absurda de saturar el mercado a base de auténticos blufs, es imposible no reconocer la valía y el atrevimiento de un sello tan peculiar como el de Comisura, una editorial que brinda la posibilidad de tener en nuestras manos un objeto que sea arte, pensamiento, y puente entre dos mundos, una editorial que no solo edita libros, sino que construye territorios a través de un catálogo donde cada título se siente como una obra de artesanía intelectual. Dicho de otro modo, Comisura asume el libro no solo como un contenedor de ideas, sino como un espacio que desafía las fronteras entre texto e imagen, entre lectura y contemplación.

'Marginalia', de Carlos Yushimito, es uno de los títulos del catálogo de Comisura. / MEDITERRÁNEO
No será la primera vez, ni la última, que abogue por un regreso a lo esencial. En este caso, lo esencial no es otra cosa que entender la lectura como una experiencia profunda y el libro como algo más que un objeto singular, capaz de perdurar en el tiempo. Es imprescindible en estos tiempos donde lo anodino y lo fraudulento parece haberse apropiado de nuestras vidas. Teniendo esto en cuenta, y estudiando el catálogo de Comisura, uno llega a la conclusión de que sus publicaciones no solo convocan a lectores exigentes, sino que también los transforman en espectadores, en pensadores, en críticos que dialogan con las imágenes y las palabras. De hecho, en el corazón de su propuesta editorial se encuentra la idea de que el arte —ya sea literario, visual o una combinación de ambos— puede y debe ser una herramienta crítica, un vehículo para cuestionar las estructuras que moldean nuestras vidas y para proponer alternativas más humanas y conscientes.
Dos libros de un catálogo sincero
Buceando en su página web uno lee que los propios editores de Comisura aseguran que su catálogo se mueve entre las intersecciones del arte, la antropología, el feminismo, la memoria y la enfermedad. Cierto es, pero también aborda algo más intangible: la forma en que percibimos y construimos significado. Dos de los libros que conforman su original y sorprendente fondo editorial, como son Archipiélago humano, de Fazal Sheikh y Teju Cole (con traducción de Regina López Muñoz), y Marginalia, de Carlos Yushimito, ejemplifican de manera excepcional esta apuesta. Ambas obras invitan a un ejercicio de lectura atenta, una experiencia que no se limita a pasar páginas, sino que exige una entrega total al texto, a la imagen y a sus múltiples ecos.
Fomentar la lectura atenta
Como señalaba hace apenas unas líneas al mencionar ese necesario regreso a lo esencial, uno de los grandes retos de nuestra época es aprender a leer en un mundo sobresaturado de estímulos. Comisura, consciente de esta urgencia, se dedica a editar libros que son, en sí mismos, ejercicios de resistencia frente a la inmediatez. Leer uno de sus títulos no es un acto rápido ni mecánico: es un proceso que exige tiempo, cuidado y reflexión. Al menos, esa es mi experiencia.
Marginalia, de Carlos Yushimito, es un ejemplo perfecto de esta propuesta. Su estructura de microensayos imita las notas marginales de los libros medievales, recordándonos que la lectura siempre ha sido una conversación entre el texto y el lector, un acto activo y creativo. Al rescatar esta práctica casi olvidada, Yushimito reivindica la importancia de detenerse en los detalles, de volver sobre lo leído, de permitir que las palabras de otros resuenen en nuestra propia experiencia. La lectura, nos dice este libro, no es un fin en sí mismo, sino un camino hacia nuevas formas de pensar y de estar en el mundo.

'Marginalia'
Autor: Carlos Yushimito
Editorial: Comisura
128 páginas. 17 euros
Pero Comisura va más allá al acompañar los textos de Yushimito con una serie de fotografías de archivo que, en principio, parecen no tener relación directa con los ensayos: hombres y mujeres haciendo ejercicios, estiramientos, paisajes exteriores. Este gesto es deliberado: las imágenes actúan como una especie de «marginalia visual», ampliando las posibilidades interpretativas del texto y estableciendo una conversación que no se agota en el plano verbal. La lectura se convierte, así, en una experiencia multisensorial, en un ejercicio que involucra tanto la vista como la imaginación, el análisis y la contemplación.
En este sentido, Comisura no solo busca fomentar la lectura atenta, sino también reivindicarla como una práctica de resistencia. Leer con profundidad, en un mundo que nos empuja a consumir contenido sin pausas, es un acto subversivo, una forma de recuperar el control sobre nuestro tiempo y nuestras ideas.
El arte como herramienta crítica
El compromiso de Comisura con el arte no se limita a lo estético: para esta editorial, el arte es, ante todo, una herramienta crítica, una forma de intervenir en los debates más urgentes de nuestra sociedad. Archipiélago humano, de Fazal Sheikh y Teju Cole, encarna esta visión de manera magistral.

'Archipiélago humano' es una publicación fruto de la colaboración entre Fazal Sheikh y Teju Cole. / MEDITERRÁNEO
El libro surge de una colaboración entre el fotógrafo Fazal Sheikh y el escritor Teju Cole —un autor al que admiro desde sus inicios—, dos artistas profundamente comprometidos con las cuestiones éticas y políticas de nuestro tiempo. A través de un diálogo entre imágenes y textos, Archipiélago humano aborda temas como las crisis migratorias, la xenofobia y el individualismo, pero también reivindica valores como la hospitalidad, la empatía y la comunidad. Las fotografías de Sheikh, tomadas a lo largo de más de treinta años, documentan con una sensibilidad extraordinaria las vidas de personas desplazadas, marginadas, ignoradas por la historia oficial. Estas imágenes no buscan el sensacionalismo ni la lástima; al contrario, son retratos de dignidad y humanidad que invitan al espectador a reflexionar sobre su propia posición en el mundo.
Por su parte, los textos de Cole funcionan como una contraparte literaria que amplía las resonancias de las fotografías. Con referencias que van desde Homero y Shakespeare hasta Toni Morrison y la teoría postcolonial, Cole establece una conversación que no solo mira al pasado, sino que también interpela nuestro presente. La combinación de ambas perspectivas crea un libro que es, a la vez, un testimonio de nuestro tiempo y un llamado a la acción. En un momento histórico en el que las divisiones parecen insalvables, este libro nos recuerda que, como seres humanos, formamos parte de un archipiélago: un conjunto de islas conectadas por la necesidad de reconocernos en el otro.

'Archipiélago humano'
Autores: Teju Cole y Fazal Sheikh
Traducción: Regina López Muñoz
Editorial: Comisura
256 páginas; 29 euros
El libro como arte total
Lo que une a obras como Archipiélago humano y Marginalia —y, por extensión, a todo el catálogo de Comisura— es su concepción del libro como un arte total. Para esta editorial, cada publicación es un objeto único, una obra que combina texto, imagen, diseño y materialidad para ofrecer una experiencia irrepetible. Cada detalle, desde la elección del papel hasta la disposición de las imágenes, está pensado para que el lector no solo lea, sino también contemple, toque, habite el libro.
Este enfoque tiene una dimensión ética: en un mundo donde los libros suelen ser tratados como mercancías desechables, Comisura reivindica su valor como objetos que merecen ser cuidados, atesorados y revisitados. Sus publicaciones son raras en el mejor sentido de la palabra: no porque sean inaccesibles, sino porque nos invitan a experimentar algo que el mercado masivo ha olvidado. Larga vida.
Teju Cole, un narrador visual
Han pasado 12 años desde mi primera lectura de una obra literaria de Teju Cole. Fue Ciudad abierta (Acantilado) la que me permitió conectar con él y establecer un vínculo secreto que se ha ido fortaleciendo a lo largo del tiempo. Este lazo se ha nutrido no solo con la lectura de su otra novela publicada, Cada día es del ladrón, y de su colección de ensayos Cosas conocidas y extrañas, sino también con el «descubrimiento» de su trabajo fotográfico, publicado por la prestigiosa editorial Mack Books.
Como artista, Cole ha encontrado un espacio único en la fotografía contemporánea y en el arte del fotolibro. Sus tres aclamadas publicaciones —Fernweh (2020), Golden Apple of the Sun (2021) y Pharmakon (2023)— son prueba de ello. En ellas, demuestra un enfoque sofisticado y contemplativo que entrelaza la narrativa visual con elementos literarios profundamente resonantes.
El trabajo de Cole como fotógrafo refleja claramente su práctica literaria: es preciso, introspectivo y lleno de capas. Adopta un enfoque que equilibra la composición meticulosa con la imprevisibilidad del azar, inspirándose tanto en tradiciones clásicas como en innovaciones contemporáneas. Su uso del color, la luz y la textura otorgan a sus fotografías una intensidad silenciosa, mientras que los textos que las acompañan ofrecen una profundidad intelectual y emocional. Esta interacción entre lo visual y lo escrito es una marca distintiva de Cole, un puente entre fotografía y literatura que, de manera similar, también construye una editorial como Comisura.
Cada uno de sus fotolibros refleja su compromiso con preocupaciones culturales, históricas y filosóficas más amplias: desde la identidad cuidadosamente construida de las naciones hasta las interrupciones íntimas de la vida cotidiana. Su obra se caracteriza por una aguda conciencia de cómo las imágenes y las narrativas moldean nuestra comprensión del lugar, la identidad y el tiempo. Al combinar fotografía con texto, Cole invita a sus lectores y espectadores a vivir una experiencia multidimensional que persiste mucho después de haber pasado la última página.
En resumen, los trabajos de Cole son un testimonio de su extraordinaria habilidad para sintetizar las artes visuales y literarias. Su obra resuena con una inteligencia, sensibilidad y creatividad profundamente memorables.
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