Entrevista

Love of Lesbian: "Queremos hacer otro tipo de cosas, jugar y, si hace falta, volver, pero echándolo de menos"

El cuarteto liderado por Santi Balmes anunció que, tras su último disco, ‘Ejército de salvación’, se tomarán un descanso; lo presentarán durante los próximos dos años y, de hecho, contemplan no dejar de girar después, pero en lo que respecta a la creación quieren darse un tiempo. Sea como sea, el álbum que marca el final de esta nueva etapa prácticamente acaba de ver la luz, y ha sido acogido con gozo tanto por la crítica como por los fans, que agotaron en horas las dos fechas que tienen en Murcia

Love of Lesbian.

Love of Lesbian.

Ángel H. Sopena

Murcia

Love Of Lesbian tardaron apenas unas horas en agotar las entradas para las dos fechas de la sala Mamba en las que presentarán su décimo álbum, “Ejército de Salvación”, en el que, de alguna manera, retornan a sus orígenes. Tras él anuncian un parón discográfico, pero antes aún tienen por delante dos años de gira, con varias escalas en la región (entre ellas el Fortaleza Sound).

‘'Ejército de salvación'’ gira en torno al concepto de amistad, y con Love of Lesbian han colaborado destacados artistas del pop hispano: Jorge Drexler, Amaral, Leiva, Zahara y Rigoberta Bandini. El disco está lleno de himnos edificantes, que saben hacer tan bien. Les ha servido para reencontrarse; es “una oda al amigo y compañero que siempre ha estado ahí, a las duras y a las maduras”, y homenajea los sentimientos cruzados que implica tener una banda así. Cierra la etapa más rica y exigente de la banda. No es un adiós, aunque suena a fin de ciclo. Tienen previsto entrar en hibernación como proyecto de estudio, pero planea mantenerse muy activa, con giras por toda Europa, Latinoamérica y Estados Unidos. El cantante, Santi Balmes, está preparando un disco en catalán y, seguro, algo más que no ha desvelado. El último álbum de Love of Lesbian se cierra con “Ya sale el sol”, que resuma esperanza.

¿Cómo queríais que sonase “Ejército de salvación”? ¿Qué idea buscabais?

No hay un plan determinado acerca de cómo tiene que ser un disco; te dejas llevar por ráfagas de inspiración que al final van dando señales sonoras . Al menos, nosotros funcionamos así. Al cabo de un tiempo te vas dando cuenta de lo que tu inconsciente quería hablar, y era sobre todo acerca de la amistad y de aquellas relaciones más allá de las que siempre habla la música, que en un 90% habla del amor romántico. Queríamos salir de eso, aunque fuera solo por una vez.

¿De qué momento vital y emocional vienen las canciones? ¿Qué aprendizaje te llevas?

En todo disco aprendes, claro que sí. En este quizás la elección ha sido que somos capaces de sacar adelante discos con temáticas muy diferenciadas, y creo que siempre caemos de pie. El momento era quizás un cierto hastío con respecto a las mismas fuentes de inspiración.

Este es un disco sobre amistad y hermandad, el más colaborativo que habéis hecho. ¿Por qué? ¿Necesitabas ayuda?

Es probable que el inconsciente también nos haya hecho una buena jugada, ya que en este disco hemos contado con muchos amigos, y eso ha ampliado sin darnos cuenta la idea de un Ejército de Salvación, del reclutamiento, de pedir ayuda en el exterior.

¿Resultó complicado elegir las colaboraciones?

No sé, nada difícil, todos han mostrado la mayor de las predisposiciones. Supongo que antes estuvimos pensando largo y tendido sobre qué tema podría hacer cada uno de ellos, y creo que acertamos.

Varias canciones se refieren al miedo y a la presión que supone escribir. ¿Es tan agobiante?

Sí, cada vez. Cada vez quedan menos temas que tocar, así que cada vez tienes más miedo a ser reiterativo. En principio nadie espera una canción de otro, es un auténtico ejercicio de generosidad, pero también de vanidad, y esa es la contradicción de la creación.

En ‘'La Hermandad’' cantas “Como nunca estuvimos de moda, de moda no podremos pasar”. ¿Nunca os habéis sentido un grupo de moda?

Ahí reconozco que hicimos algo de trampas, ya que durante al menos un año estuvimos de moda. Pero la sensación de que no lo estuvimos sigue latente. También lo aprovechamos, claro que sí, pero también era rarísimo. Sin embargo, prefiero esta época donde las piezas han quedado bastante definidas, por ejemplo, a quien gustas y a quién no, qué límite tienes y qué velocidad de crucero te gusta llevar.

En ‘'El día que Starman huyó'’ parece que tomaras la muerte de Bowie como pretexto para hablar del paso del tiempo y la formulación sintética de las relaciones humanas. ¿Fue muy importante Bowie en tu relación con la música y con el escenario? ¿Más que Robert Smith?

Sí, imagino que la figura de David Bowie, así como su desaparición, marcan una época y su final. Me atrevería decir que la juventud de muchos se fue, metafóricamente hablando, con su muerte. Para mí y para muchos compositores, Bowie significaba la inquietud, inconformismo, el instigar. Robert Smith sería el hijo de mi Santísima Trinidad, ja ja ja.

En tu libro “Un día en mi cabeza” escribes que no te importa si tu música sobrevivirá. ¿No sientes necesidad de trascender?

No creo que sea fácil trascender ahora mismo. Hay demasiado contenido, la gente joven bastante tiene con no perder el hilo de toda la oferta cultural que se genera. Nosotros teníamos 10 películas, 10 discos de cada década, 10 actores de los años cuarenta, otros diez de los cincuenta... El otro día vi un vídeo en el que un periodista preguntaba a unos cuantos jóvenes si reconocían a un personaje de una foto; era Paul Newman. Nadie sabía quién diablos era, y lo atribuyó a esto, a la sobredosis de contenido. Lo queramos o no, esto es lo que hay en estos momentos.

¿Qué mensaje o emoción esperas que los oyentes se lleven al escuchar "Ejército de Salvación"?

Fraternidad, comprensión, y sobre todo empatía con tus seres más cercanos. Ojalá sea así.

Habéis anunciado un parón discográfico tras “Ejército de salvación”. ¿Os queréis tomar un descanso? ¿Tienes ganas de probar cosas nuevas? ¿La única oportunidad que tenemos es vivir? ¿Lo malo de los sueños es que a veces se cumplen?

Sí, indudablemente todos los motivos que mencionas están presentes en nuestras inquietudes. Van pasando los años y no quieres que esto de la música, que tanto amamos, se convierta en un ciclo infinito de disco, gira, disco, gira. Pero en cualquier caso estábamos muy cómodos en nuestra piel, y lo que queremos es simplemente un cambio de velocidad, hacer otro tipo de cosas, jugar, y si hace falta, volver, pero echándolo de menos. La rutina no debería someterte si subes a un escenario.

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