Nuestro libro de la semana
Robert Juan-Cantavella: Una bala detenida en el delirio
El escritor y traductor de Almassora Robert Juan-Cantavella regresa a las librerías del país con una sátira sobre la locura, Detente bala (Candaya)
El 20 de febrero, acompañado por el también escritor almazorense Óscar Gual, presentará la novela en la librería Argot de Castelló

Robert Juan-Cantavella regresa a las librerías con su novela 'Detente bala', publicada en Candaya. / Heiko Ta
Detente bala. Ese es el título del último libro de Robert Juan-Cantavella, una obra que confirma su condición de alquimista de la literatura contemporánea. El escritor de Almassora nos entrega ahora en Candaya un artefacto extraño y fascinante, una novela epistolar que no solo dialoga con los muertos, sino que exhuma las vísceras mismas de la literatura para sembrarlas en un terreno abonado por el delirio, la sátira y una melancolía enmascarada de humor.
El protagonista, Franco Piatkun, nos arrastra desde las primeras páginas a su universo dislocado. Actor de novela, coleccionista de traumas y bufón de la locura, Piatkun nos habla desde el confinamiento de un sanatorio mental en Vulturó. Pero cuidado: lo que podría leerse como un compendio de desvaríos es en realidad una lúcida (y al mismo tiempo profundamente rota) disección de la ficción, de su capacidad de deformar la realidad y de cómo esta, en un inquietante giro, termina plagio tras plagio apropiándose de nuestras vidas.
La estructura de la novela, vertebrada en diez cartas dirigidas a escritores y cineastas fallecidos como Pushkin, Melville o Werner Herzog, permite a Juan-Cantavella desplegar todo su arsenal literario: referencias cultas, giros absurdos, y un estilo que sabe transitar entre lo elevado y lo grotesco. Pero no es solo en el contenido donde brilla esta obra; Detente bala es también un ejercicio formal de primer nivel. Las cartas, como artefactos narrativos, son retorcidas y transformadas en verdaderos espejos rotos: reflejan tanto al protagonista como a las obras que invoca, pero de un modo que difumina las líneas entre la realidad y la ficción.
La locura de la literatura
Juan-Cantavella explora aquí no solo la locura individual de Piatkun, sino también una locura colectiva: la de la propia literatura. A través del protagonista, actor de novelas nunca escritas y demiurgo de historias paralelas, se vislumbra una reflexión aguda sobre el plagio como esencia misma del arte. En su delirio, Piatkun da forma a una visión apocalíptica donde la ficción devora el mundo real y, con él, a los seres que lo habitan. Así, la novela no solo es una sátira sobre la creación literaria, sino un examen profundo (y profundamente divertido) sobre cómo las historias que nos contamos moldean, limitan y, en ocasiones, destruyen nuestra percepción del mundo.

'Detente bala'
Autor: Robert Juan-Cantavella
Editorial: Candaya
432 páginas; 21 euros
Es inevitable que el lector sienta el influjo de referentes como Sterne, Gogol o Cervantes en esta obra. Piatkun es, en muchos sentidos, un Quijote posmoderno, un caballero derrotado que ya no busca gigantes, sino fragmentos de historias ajenas con los que construir su propio castillo en el aire. Pero Juan-Cantavella, lejos de limitarse a un homenaje, toma estas influencias y las trastoca con el humor y la ironía que caracterizan toda su obra. El resultado es una novela profundamente original, que oscila entre la comedia y el thriller, entre el esperpento y la tragedia.
El retrato de una época
Es imposible no mencionar el retrato de época que late en las páginas de Detente bala. Los años setenta, ochenta y noventa desfilan ante nosotros a través de la memoria distorsionada de Piatkun, dibujando una España de periferias y desencantos, de música disco y traumas familiares. Estos elementos, lejos de ser un simple telón de fondo, se integran de forma orgánica en el relato, dotándolo de una textura que resuena con la nostalgia de una generación marcada por el desencanto.
Sin embargo, más allá de sus múltiples capas temáticas y su evidente maestría estilística, Detente bala es, sobre todo, una novela profundamente humana. Piatkun, con toda su fragilidad, sus delirios y su humor tragicómico, se revela como un personaje inolvidable, capaz de inspirar en el lector tanto risa como compasión. Su viaje hacia el delirio final, plagado de momentos tan hilarantes como desoladores, es también una exploración de los abismos de la identidad y la memoria.
Robert Juan-Cantavella nos entrega con Detente bala una obra que, como las mejores novelas, no solo se lee, sino que se experimenta. Es un mapa de lo absurdo, un ejercicio de funambulismo literario que nos invita a caminar por el filo entre la ficción y la realidad. Y, aunque Piatkun sea un eterno secundario, su historia se alza con la fuerza de un protagonista inolvidable.
En definitiva, este no es solo un libro, es un viaje: un recorrido lleno de humor, locura y belleza que nos recuerda, con cada página, por qué seguimos escribiendo, leyendo y soñando con las historias que nos salvan y nos condenan a partes iguales.

Robert Juan-Cantavella visitará la librería Argot inmerso en la gira promocional del libro. / MEDITERRÁNEO
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