Gemma Pellicer: Cuando la virtud se convierte en sospecha

La autora catalana firma 'Mar de fondo' (Jekyll & Jill), una novela corta que trata de esas pequeñas miserias cotidianas que nos hacen sufrir

La escritora catalana Gemma Pellicer es la autora de 'Mar de fondo' (Jekyll & Jill).

La escritora catalana Gemma Pellicer es la autora de 'Mar de fondo' (Jekyll & Jill). / Cortesía de la autora

Eric Gras

Eric Gras

Gemma Pellicer firma en Mar de fondo (Jekyll & Jill, 2025) una de esas novelas –más bien nouvelleque no hacen ruido, pero retumban. Una narración breve en extensión pero densa en significado, que entra suave como un susurro cotidiano y acaba clavándose como una pregunta incómoda en la conciencia del lector. ¿Qué clase de país es este, en el que la integridad, el trabajo bien hecho y el respeto por los demás son vistos como rarezas, incluso como amenazas?

La protagonista, Marina Fortuny, jefa de sala en un hotel donde reina la miseria moral tras la máscara de la corrección laboral, es el perfecto ejemplo de una figura hoy en vías de extinción: una mujer que cree en el deber, que no se esconde, que no calla aunque callar sería más cómodo. Pero ese compromiso con lo justo –ético antes que legal, humano antes que rentable– se vuelve su condena. «Demasiado educada y orgullosa», sentencian los otros. Y ese «otros» no es gratuito, porque Mar de fondo pone el foco precisamente en la inercia de la injusticia, en cómo se reproducen los abusos a través de pequeñas miserias que muchos prefieren mirar como travesuras inofensivas.

Aquí también se cuestiona esa «gran mentira decente del trabajo» (Éric Vuillard dixit), esa mascarada social donde el esfuerzo se subestima y el servilismo se premia. Pellicer traza, con una escritura contenida pero afilada, la radiografía de una podredumbre que no necesita grandes escándalos para revelarse: basta con los pasillos de un hotel, los rumores entre compañeros, los silencios que encubren y perpetúan el abuso. La novela hace que lo invisible se vuelva visible, sin dramatismos pero con toda la fuerza de lo que es verdad.

Más que un diálogo

El relato de Marina dialoga, en sordina, con otro tipo de héroe: el Capitán (su abuelo), coprotagonista que también se bate cada día contra esa maquinaria oxidada que convierte el gesto honesto en obstáculo. Ambos personajes encarnan esa clase de dignidad que el sistema –laboral, social, moral– parece incapaz de tolerar. Asimismo, despliega una estructura coral que alterna voces y puntos de vista: compañeros, familiares, Marina misma… Esta polifonía no solo aporta dinamismo, sino que también construye una verdad frágil, contradictoria, donde cada cual aporta su relato —y su sesgo—. 

'Mar de fondo'

Autora: Gemma Pellicer

Editorial: Jekyll & Jill

144 páginas; 18 euros

Con todo, la autora parece preguntarnos también, sin decirlo, cuántas veces hemos sido cómplices. Cuántas veces hemos callado, por consideración, por miedo, por inercia. Como escribió Strindberg en Solo (Mármara): «Verse obligado a cerrar los ojos ante las injusticias […] hace de uno un cobarde». Y esta novela es por ello una advertencia contra esa cobardía domesticada.

Tensión latente

El minucioso estilo de la autora catalana obliga a mirar con atención aquello que preferimos ignorar: la deslealtad camuflada de simpatía, la mediocridad como estrategia de supervivencia, la toxicidad que se disfraza de juego. En este sentido, Mar de fondo es una obra que no da respuestas, pero desestabiliza muchas de nuestras teóricas certezas.

A través de una narración contenida y una tensión latente, Gemma Pellicer nos habla de las resistencias silenciosas que aún perviven entre quienes se niegan a claudicar, aunque cada día se parezca más a una batalla perdida. Su novela es, en última instancia, un homenaje a todas esas Marinas que siguen levantándose cada mañana para hacer lo correcto, incluso cuando nadie se lo reconoce, incluso cuando hacerlo les cueste caro. Porque, al final, ¿qué nos queda si también empezamos a desconfiar de las virtudes?

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