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¿Qué sabes de 'Calabuch'? La película con la que Berlanga inmortalizó Peñíscola

El ciclo 'Peñíscola de Película' de este 2025 ofrece la proyección del icónico filme este 8 de octubre además de representaciones históricas por la localidad

Edmund Gwenn encarnó al mítico profesor Jorge Serra Hamilton en esta cinta rodada en Peñíscola de la mano de Berlanga.

Edmund Gwenn encarnó al mítico profesor Jorge Serra Hamilton en esta cinta rodada en Peñíscola de la mano de Berlanga. / MEDITERRÁNEO

Eric Gras

Eric Gras

Este miércoles, 8 de octubre, el Museo del Mar de Peñíscola acoge la proyección de Calabuch dentro del ciclo Peñíscola de Película 2025, una iniciativa de turismo vivencial que combina cine y representaciones históricas para redescubrir el patrimonio local. La cita, a las 18.00 horas, invita a volver a mirar el filme con el que Luis García Berlanga convirtió a localidad castellonense en un mito cinematográfico.

Durante toda la semana, las calles, playas y plazas del casco antiguo se llenarán de escenas de fantasía heroica, piratas y recreaciones medievales, pero será Calabuch la que recuerde el origen de todo: cuando un pueblo costero se transformó en escenario de una utopía fílmica sobre la amistad, la sencillez y la paz.

Una fábula mediterránea en plena Guerra Fría

Rodada en 1956, Calabuch cuenta la historia de un científico norteamericano (Edmund Gwenn) que, cansado del mundo y de la carrera nuclear, se refugia en un pequeño pueblo español donde todos se limitan a vivir, reír y compartir. Berlanga imaginó allí una comedia humanista, disfrazada de relato costumbrista, que esconde una profunda crítica a la España franquista y al miedo atómico de su tiempo.

José Isbert en uno de los momentos de la película rodada en Peñíscola.

José Isbert en uno de los momentos de la película rodada en Peñíscola. / MEDITERRÁNEO

El pueblo ficticio de Calabuch es, en realidad, Peñíscola. Sus calles empinadas, su faro, su castillo y su playa Sur aparecen tal cual eran en los años cincuenta, sin decorados ni artificios. «Cada uno hace lo que le gusta y conserva el sentido del humor y la amistad», escribió el director para definir el espíritu de aquella comunidad idealizada.

Cuando los peñiscolanos fueron actores

La película no solo retrató Peñíscola, sino que la incorporó como protagonista. Cientos de vecinos participaron como figurantes: músicos, pescadores, niños y comerciantes que vieron cómo su rutina se mezclaba con la magia del cine.

Antonio Rovira, trompetista local, recordaba años después que cobraban 30 pesetas al día —«aunque pedimos 40, porque también éramos un poco artistas»—. Aquel rodaje dejó huellas imborrables: la Plaza de Armas del castillo, el Portal de Sant Pere, el edificio que hoy es el Museo del Mar (entonces escuela), o el faro donde Don Ramón, interpretado por José Isbert, jugaba al ajedrez por teléfono con el cura del pueblo.

Esa mezcla de realidad y ficción, tan propia de Berlanga, convirtió el filme en un documento único de la Peñíscola de posguerra, antes de la llegada del turismo masivo y la modernización urbana.

El cartel de 'Calabuch', obra de Olcina para la película de Luis García Berlanga.

El cartel de 'Calabuch', obra de Olcina para la película de Luis García Berlanga. / MEDITERRÁNEO

Berlanga, humor y utopía

Con Calabuch, Berlanga reafirmó su estilo: planos secuencia, coralidad, ironía y ternura. Aunque anterior a su colaboración con Rafael Azcona, la película ya mostraba su mirada lúcida sobre una sociedad que soñaba con libertad.

En palabras del propio cineasta, «en Calabuch la felicidad no depende de las leyes ni del poder, sino de la convivencia».

El reparto, encabezado por el oscarizado Edmund Gwenn y la actriz italiana Valentina Cortese, se completaba con rostros míticos del cine español como Juan Calvo, Félix Fernández y José Isbert.

La cinta fue premiada en el Festival de Venecia con el galardón OCIC y obtuvo varios reconocimientos del Círculo de Escritores Cinematográficos.

De Calabuch a Peñíscola de Cine

El impacto fue inmediato. Calabuch puso a Peñíscola en el mapa internacional y abrió una nueva etapa para la localidad, que más tarde sería escenario de superproducciones como El Cid (1961) o Juego de Tronos (2016). En 1984 nació el Festival Internacional de Cine de Comedia de Peñíscola, cuyos premios principales llevaron el nombre de «Calabuch». Durante más de dos décadas, aquel certamen atrajo a lo mejor del cine español y consolidó la marca «Peñíscola de Cine».

Hoy, la ciudad mantiene viva esa herencia con rutas temáticas, exposiciones, homenajes y espacios dedicados a Berlanga. El propio restaurante Calabuch o los cupones conmemorativos de la ONCE son pequeñas huellas de esa memoria afectiva.

Un legado que sigue proyectándose

Casi setenta años después, Calabuch continúa siendo un espejo donde mirarse: un recordatorio de que el humor, la empatía y la comunidad pueden ser una forma de resistencia. Berlanga lo supo retratar con sencillez, pero también con una hondura moral que ha sobrevivido al tiempo.

Verla hoy, en el mismo lugar donde se rodó, es regresar a una Peñíscola luminosa, ingenua y libre, aquella donde un científico extranjero descubría —como tantos espectadores después— que la felicidad puede encontrarse en lo cotidiano.

Peñíscola de Película 2025

  • 📍 Museo del Mar
  • 🕕 Miércoles 8 de octubre, 18.00 h
  • 🎬 Proyección: Calabuch (Luis García Berlanga, 1956)
  • El ciclo continúa con recreaciones históricas del 9 al 12 de octubre en distintos puntos del casco antiguo y la Playa Sur.

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