Fue para él un partido especial. Jesús Galván lucía el brazalete de capitán en su tercer partido titular de la temporada y logró quitarse la espina de la mala actuación que cuajó la defensa amarilla en el choque ante el Celta, en el que el sevillano también suplió la ausencia de Arruabarrena. Ayer cumplió con creces con su cometido. "Intento complicárselo al máximo al mister, señaló el 14 amarillo sobre su actuación personal. "Es cierto que, en caso de haber ganado, tendríamos 24 puntos, ocho más que el Espanyol, pero sumar siempre es bueno", dijo con respecto al empate. "Sabíamos que sería un partido trabado y, al final, los dos equipos estuvimos un poco obcecados", analizó.