No fue un partidazo. Vale. El Castellón estuvo tan espeso como ante el Mataró. De acuerdo. Los albinegros apenas tuvieron el balón. OK. Pero el resultado, que es lo que manda, es inapelable: 3-0.

El Castellón de ayer tenía al mismo buen director de siempre, pero los actores eran diferentes. No estaban Miguel, Quero, Juanjo y Palacios, que suelen acaparar elogios y galardones. Los secundarios debían demostrar que también pueden acaparar portadas y titulares. Los Chito, Vicente Roberto, Salillas... saben que, hoy por hoy, su aparición en los encuentros es testimonial, a la espera de que los astros dejen vacantes sus puestos. Por eso, por encima de la película que ofrecieron no fuera del tipo Salvar al soldado Ryan, Titanic, El señor de los anillos o Harry Potter, merecieron, cada uno, llevarse un Oscar por su interpretación. Ahora, a aprenderse de nuevo su papel, ya que nunca se sabe. ¿Cuántos actores secundarios han acabado como estrellas?

El líder va superando pruebas. Es capaz de ganar sin jugar bien, de vencer sin apenas tener posesión de balón, de hacer tres goles fabricando cuatro oportunidades. Ante el Mallorca B tenía otro examen; debía demostrar qué haría sin tanta baja. Por eso, esta victoria, que permite colocar a este Castellón el calificativo de legendario por sus 20 partidos sin perder, supone una inyección extra de moral, tanto para los jugadores --que en muchos casos sólo disfrutan de unos pocos minutos-- como para la afición.

Es cierto que el equipo albinegro no enamora por su fútbol, pero tiene 18 encuentros por delante para encontrar la piedra filosofal. El sábado, en casa del Alicante, tendrá una buena oportunidad de comprobar lo que le espera en la liguilla.