El segundo lleno de la temporada, y también del Madrigal remodelado, está al caer. La visita del Barcelona y la acertada medida del Villarreal de poner entradas a la venta a un precio más reducido para los socios han surtido el efecto deseado. Las oficinas de la Ciudad Deportiva sufren un goteo constante de aficionados que hasta allí peregrinan para retirar su localidad. Y quedan pocas. Concretamente, unas 1.000. Con semejante cifra, cuando quedan tres días para la disputa del choque, que se cuelgue el cartel de no hay billetes en el Madrigal parece tan sólo cuestión de tiempo. Todo hace indicar que el estadio volverá a lucir el sábado su mejor aspecto, incluídos más de 400 seguidores provenientes de Barcelona.

POR MUCHOS MOTIVOS

Son varios los motivos que empujan a los aficionados hasta el coliseo de la plaza Labrador. En primer lugar el gancho que tiene un Bar§a que, pese a su mala marcha en la Liga, está deslumbrando en la Champions y no conoce la derrota en sus once partidos con Antic en el banquillo.

Pero es que además, los choques entre amarillos y azulgranas siempre son sinónimo de espectáculo, tanto en el Camp Nou, donde se lograron los históricos triunfos (1-3 y 1-2), como en el Madrigal (hubo un 4-4) o en Mestalla, donde se jugó un partido del destierro (2-3).

Y la última y más importante razón es que los de Floro han dado una gran imagen esta temporada ante los cocos de la Liga, aunque su buen juego no se ha visto refrendado con los resultados. A ello hacía mención ayer Ballesteros: "Tanto a la afición como a nosotros nos hace falta una victoria ante un grande.