Un lastre demasiado pesado. Eso supone para el Villarreal su perenne falta de gol que, entre otras cosas, le ha impedido luchar --al menos hasta el momento-- por meterse en la UEFA en lugar de hacerlo por eludir el descenso. Y este mal se ha incrementado aún más, tal y como pudo comprobarse ante el Bar§a --con dos lanzamientos al poste incluídos--, desde que Floro apostó por el 1-4-1-4-1.

Con el nuevo dibujo, el Submarino ha mostrado ante los grandes su mejor cara, aunque sólo ha podido sumar los tres puntos ante los culés. Ya mereció mejor surte ante Depor y Real Madrid, logró al menos puntuar en Anoeta frente a la Real y ante los de Antic logró el botín esperado. Pero tuvo que sufrir de lo lindo.

TRABAJO SIN PREMIO

Por suerte, ni jugadores ni técnico han llegado a desesperarse. Floro ha optado por la continuidad primero, y por los cambios después, en su búsqueda del bien más preciado del fútbol. Con el nuevo sistema las oportunidades se multiplicaban, pero el resultado seguía siendo el mismo.

"Es cuestión de rachas". Esta es la frase que han repetido hasta la saciedad unos y otro en un manido tópico que, como la gran mayoría de ellos, esconde una gran verdad. Pero también lo es que está durando demasiado. Infortunio, desacierto, meigas... Tal vez un poco de todo podría explicar porque sólo ha logrado 29 goles en 28 partidos.

EL ATAQUE IDEAL

Y tras darle muchas vueltas, parece que Floro ha dado con el ataque perfecto. De Nigris se ha consolidado como el referente y Jorge López ha abandonado la banda izquierda para hacer lo que mejor sabe: asistir desde el centro. A su vez, Guayre continúa creciendo en la banda derecha y Víctor sigue acoplándose a la banda izquierda. Con ellos, aunque con sufrimiento, llegó el triunfo.