La plantilla ha entendido la consigna de Floro. Los jugadores saben que, esta vez sí, el del sábado es un choque de todo o nada. "Nos jugamos la vida en casa, donde tenemos cinco partidos muy complicados", opinaba ayer Ballesteros, quien pidió a la afición que, como hizo ante el Real Madrid, transforme el Madrigal en un "infierno" para el rival. "Sólo podemos pensar en ganar, pues una derrota nos dejaría cerca del descenso", concluía el de Burjassot. "Es un partido clave para la tranquilidad. Ya sabemos lo que nos tocó sufrir el año pasado y no queremos volver a estar así", apuntó, por su parte, Víctor, mientras Reina, en una línea similar, afirmaba: "Es el partido más importante, ya que estamos encarando la recta final del campeonato y porque un triunfo nos alejaría de la parte baja de la tabla. Además, pasaríamos al Mallorca".