KO técnico. Es difícil intentar analizar un partido cuando éste no ha existido. El parto ya venía mal desde el momento en que Benito Floro hizo un planteamiento erróneo y descabellado, haciéndolo en función del rival, que era el penúltimo de la clasificación.

A partir de ahí ya se va a remolque de lo que pueda hacer el contrario. En un encuentro a cara de perro no se puede sacar una alineación tan tibia. Luego, en el terreno de juego, los jugadores hicieron el resto, o mejor dicho, no hicieron nada. Desde el saque inicial se vio que unos parecía que se jugaban la vida y que los otros eran meros figurantes. Anticipación, casta, agresividad, intensidad, concentración, amor propio y, no nos olvidemos, buen fútbol fueron las armas del Recreativo y todo lo que le faltó al Villarreal. Juego sencillo con aperturas a las bandas que pusieron en evidencia el planteamiento de Benito Floro desde la primera jugada del choque.

Que llegaran los goles del Recreativo era tan sólo cuestión de tiempo. Hay formas de perder un partido y, al margen del resultado, la de ayer es bochornosa por la imagen de desidia e impotencia mostrada. El Villarreal ya sabe cuál es su Liga, y me asaltan las dudas sobre si puede afrontarla con garantías. Cayó por KO técnico, como un vulgar paquete en el boxeo.