Esta semana, concretamente el miércoles, se han cumplido cuatro años del fallecimiento de Emilio Fabregat, uno de los presidentes más carismáticos que ha tenido el Castellón en su historia. Nacido en Torreblanca (5 de diciembre de 1916) y grauero de adopción, defendió los colores albinegros como jugador. Incluso debutó en Primera en la campaña 42-43, en Granada: con Basilio lesionado, el entrenador, Vidal, se decantó por él. Pero tuvo un debut poco afortunado, al sufrir una entrada por parte de Millán que le obligó a retirarse antes de hora.

Más tarde, en 1967, asumió las riendas del club, formando equipo de trabajo con su vicepresidente y mano derecha, Julio Nebot, con Quinocho como gerente y Lucien Müller en el banquillo. Así se gestaría el mejor Castellón de la historia.

Su estrecha relación con Santiago Bernabeú acrecentó los lazos con el Real Madrid, lo que culminó en las cesiones de jugadores como Miguel Ángel, Tejada, De la Fuente, Juanito, Búa, Del Bosque, Planelles, Fermín, González, Heredia...

Sin embargo, comenzó su mandato con un descenso a 3ª debido a la reestructuración de la categoría, al reducirse a un solo grupo la Segunda. Pero rápidamente logró ascender con los Valle; Celeiro, Ruiz, Mozún; Echarri, Cela; Isauro, Folch, Solaegui, Félix y Leandro. Tras dos temporadas en 2ª, el club recuperaba, 25 años más tarde, la Primera División, con Planelles en la plantilla.

La siguiente campaña (72-73) está considerada como la mejor en la historia del club: quinto en Liga y subcampeón de Copa con la siguiente alineación: Corral; Figueirido, Cela, Babiloni; Óscar, Ferrer (Cayuela); Tonín, Del Bosque (Ortuño), Clares, Planelles y Félix.

El Castellón siguió un año más en 1ª, pero la fatalidad y unos extraños resultados abocaron al equipo al descenso en la última jornada. Entonces, la estrella de Fabregat se fue apagando hasta que fue relevado por Antonio Sales en la 77-78.