Como ya se preveía, el alicantino Andrés Vigil, del Construcciones Mancebo, se proclamó vencedor de la Copa Promoción Cadetes Miguel Manrubia, al finalizar la séptima y última etapa Xilxes-Xilxes (Trofeo San Vicente Ferrer), que ganó Abel Miravalles, del Arcentales.

Entre la nutrida participación (119 corredores), la lucha estaba entre los equipos Construcciones Mancebo y el valldeuxense del Hermanos Ventura, aunque también entrara en el lote otro conjunto, el Cerypsa-SMC Beltrán ondense. Antonio Tortajada, director del equipo de La Vall, mentalizó a sus ciclistas de que debían jugarse el todo o por el todo. Y así lo hicieron sus chavales, pero Vigil (cadete de primer año) era mucho corredor para arrebatarle el jersey amarillo.

LOS PROVINCIALES ´HABLAN´

Nada más comenzar la última etapa, la carrera saltó en mil pedazos gracias a la labor de los provinciales. Pero Eleuterio Mancebo, excampeón de España de pista y director del líder, sabiendo que su pupilo respondería en todo momento, no estaba preocupado. Al revés: con la tranquilidad del momento, todavía consiguió asegurar la clasificación por equipos, la montaña y, como es natural, la de cadetes de primer año del triunfador final. Lo otro quedaba en manos de los ciclistas provinciales, que sudaron lo suyo durante las siete jornadas.

El héroe fue Vicent Santacreu. Libre de cualquier marcaje, anduvo escapado gran parte de la etapa, pero nadie estaba dispuesto a ofrecer concesiones. Así, Abel Miravalles y el vila-realense Adrián Martínez llegaron en solitario a la cinta del final en Xilxes, aunque el hombre del Cerypsa-SMC Beltrán tuvo que conformar con la segunda plaza. El ucranio Dimitri Chuzhda volvió a ser el rapidísimo lebrel que encabezó a los 11 perseguidores, entre los que iba el líder, quien levantó el brazo antes de cruzar la meta.

La principal conclusión de estas carreras es que existe un futuro a corto plazo. Tanto en Onda (Club Ciclista Sepelaco, con añadidos de Vila-real) como en La Vall d´Uixó o Vinar²s, está lo que debe ser el futuro de aquí a dentro de muy poco, sin distinguir porque todos los chavales merecen la admiración. Pero hay que caer en la tentación de nombrar a los prometedores Sebastián Mora, Sergio Silvestre o Jesús Veiga.